Como madre, he encontrado que existen pocas cosas en el mundo que nos hagan sentir el cúmulo de emociones que vivimos en el embarazo. En realidad, me atrevo a decir que no hay nada que se compare con los sentimientos que experimentamos en esta etapa.
Una de las cosas que como madres comenzamos a sentir incluso desde antes de tener a nuestros hijos en brazos, es el amor por ellos. Por eso, desde mi experiencia personal, hoy comparto un escrito con el que espero se identifiquen quienes esperan un bebé.
Carta a mi bebé por nacer
Querido hijo/a,
Aunque puede parecer extraño hablarle con este cariño a alguien que todavía no he tenido el placer de conocer, hoy quiero dedicarte unas palabras que intenten expresar todo lo que en estos momento estoy sintiendo.
Es cierto que aún no hemos podido intercambiar miradas, pero cuando pienso en ti siento como si te conociera de toda mi vida. ¿Cómo no hacerlo, si te llevo dentro de mí?
En este momento, tú y yo compartimos más que el mismo espacio. Yo estoy en ti y tú estás en mí, física y emocionalmente. Tenemos un lazo muy especial, único e incomparable, y que es uno de los privilegios que solamente las madres tenemos oportunidad de vivir.
Sentir que te mueves dentro de mi barriga, es sentir un millón de mariposas cargadas de emoción, amor y desde luego, muchísima ilusión. Me gusta pensar que esa felicidad que me invade al sentirte, también la sientes tú.
Es poco lo que puedo ver de ti en las ecografías, pero mi mente se encarga de imaginar cómo luces. Imagino cómo deben ser tu carita, tus ojos, tus manitas y tus piernitas. Imagino también, cómo serán esos pequeñísimos pies que llenaré de besos cuando finalmente te tenga en mis brazos.
Trato de ser paciente y disfrutar cada día que vives en mí, viendo cómo semana a semana y mes con mes va creciendo mi barriga. Pero si te soy sincera, ¡no puedo esperar a conocerte! Todavía no puedo abrazarte, pero ya siento un amor inmenso hacia ti.
Pronto llegarás a un hogar lleno de amor, que te cuidará como a nuestro tesoro más grande. Mientras tanto, seguiré hablándote y respondiendo con caricias a esas tiernas pataditas que me das.
A veces me pregunto cómo algo tan pequeño, y aún desconocido, puede hacerme sentir este amor tan grande y fuerte. Lo que sí sé, es que independientemente de que falte mucho o poco por conocernos, el solo hecho de estarte esperando me hace inmensamente feliz.
Con amor, mamá.
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