Y después de escuchar mil veces que mis bebés se acostumbrarían a los brazos, me he dado cuenta que quien se acostumbró fui yo

Y después de escuchar mil veces que mis bebés se acostumbrarían a los brazos, me he dado cuenta que quien se acostumbró fui yo
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No hay madre de niños mayores a la que no haya escuchado decir "me parece que fue ayer que tenía a mis hijos en brazos". Y sí, a mi también me parece ayer. De hecho la pequeña tiene dos años y os juro que el sentimiento de querer acunarla es tal, que a veces me invade la nostalgia de saber que esos momentos no volverán.

También retumba en mi mente aquella frase que escuché por primera vez en el hospital, de boca de una enfermera, y que después se convirtió en una retahíla continua que me repetían familiares, amigos y desconocidos: "no la cojas tanto en brazos porque se va a acostumbrar".

Ella se acostumbró, y yo también

Bebe Coger En Brazos

Puede que sí, puede que se haya acostumbrado, y al hacerlo, las dos fuimos felices. Ella por sentir el amor desbordado de su madre, y yo por sentir su pequeño cuerpo en mis brazos y su olor, ese que a veces asoma de repente y me hace pegarme a su cuello con miedo de no volverlo a sentir jamás.

Y se acostumbró, y cada vez que necesitó de su madre, tuvo mis brazos. Y cada vez que el termómetro empezó a avisar que algún virus rondaba el ambiente, decidió que su refugio favorito era ese y no lo quiso soltar. Y fui feliz, porque a pesar de lo sacrificado que puede llegar a ser, a pesar de la preocupación, a pesar de las "miles de cosas pendientes por hacer" que se apilaban en mi cabeza, sabía que eso pasaría, y que en algún momento mis brazos no volverían a ser su sitio favorito en el mundo y yo lo echaría de menos.

Todos tenían razón, pero hay algo que no me advirtieron: ella se acostumbró, pero yo me acostumbré más, y ahora que estoy viviendo el principio de su independencia, lo echo muchísimo de menos. Así que el consejo no pedido que os doy a las madres de bebés que aún quieren brazos: tenlos siempre muy abiertos para ellos, cógelos muchas veces y durante mucho tiempo, porque muy a nuestro pesar ellos se desacostumbran fácilmente, pero tú no.

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