La pandemia por coronavirus ha cambiado el colegio, según los niños lo conocían hasta el mes de marzo. Poco a poco, nuestros hijos se van acostumbrando a ver a sus profesores con mascarilla, a guardar distancia con sus compañeros e incluso a trabajar de forma muy diferente a como estaban acostumbrados.
Otro importante cambio que han introducido muchos colegios durante este año ha sido la jornada continua. Y es que si bien ya había centros escolares que seguían este horario antes de la llegada de la pandemia, otros muchos han decidido implantar la medida este curso de manera excepcional y transitoria.
Siempre ha habido detractores y defensores de la jornada continua en las escuelas, y este año, con la llegada del coronavirus, el debate se ha avivado más que nunca.
Diversos criterios según cada CC.AA
La jornada continua permite concentrar toda la jornada lectiva en horario de mañana, en lugar de que esta esté partida en dos bloques dividida por la hora del comedor.
Las clases finalizan a las 14:00 horas, y aquellos niños que se van a sus casas a comer ya no tienen que regresar al colegio por la tarde. Para los alumnos que hacen uso del comedor escolar, después de comer tienen un rato de recreo hasta la hora en la que sus padres van a recogerlos, o bien hasta el inicio de las extraescolares.
La decisión de adoptar o no la jornada continua recae en las consejerías de las distintas comunidades autónomas. De este modo, según podemos leer en este artículo del diario El Mundo, Navarra y Aragón serían las dos CC.AA que han impuesto este curso esta medida excepcional, mientras que las consejerías de Madrid, La Rioja, Murcia y Asturias han dejado la opción en manos de los colegios.
Por su parte, Cantabria, Castilla-La Mancha, Galicia, Baleares y Andalucía no han hecho cambios a este respecto, aunque la mayor parte de los colegios de estas dos últimas comunidades ya contaban con jornada continua antes de la pandemia. Castilla y León tampoco ha aplicado de forma extraordinaria esta jornada durante este curso, si bien son varios los centros que están luchando por implantarla.
En cuanto a la Comunidad Valenciana y Cataluña, parece que se resisten a adoptar el horario continuo, y aunque la Generalitat de Cataluña ha hecho este curso una prueba piloto con 25 centros (los cuales han valorado positivamente el cambio de jornada partida a continua), rechaza implantar la medida en más colegios.
Los colegios de Canarias y Extremadura, que ya llevan años con horario de mañana, han decidido este curso abrir las escuelas también en horario de tarde con el fin de poder desdoblar los grupos y minimizar el riesgo de contagio.
A favor de la jornada continua en tiempo de pandemia
El colegio de mis hijos ha sido uno de los que ha implantado la jornada continua este curso como una medida excepcional y temporal hasta que la pandemia remita. Personalmente, estoy muy contenta con esta decisión y solo veo ventajas en ella, sobre todo en estos momentos que estamos viviendo.
Por un lado, el riesgo de contagio de coronavirus se reduce sustancialmente, ya que los niños que comen en casa no tienen que entrar y salir del colegio cuatro veces, como hacían cuando había jornada partida. Esto también simplifica enormemente la agenda de los padres.
Y es que con la jornada partida muy pocos padres podían organizarse para recoger a sus hijos a las 12:30 y luego volverlos a llevar a las 14:30, por lo que acababan dejándolos en el comedor escolar o bien recurriendo a la ayuda de los abuelos. Quizá por eso, con la jornada continua ha descendido tanto el número de abuelos recogiendo a los nietos a la salida del cole, algo que además repercute positivamente en su salud, ya que son el colectivo más vulnerable frente al COVID.
En cuanto a los niños que tienen que hacer uso del comedor escolar, el riesgo de contagio también se minimiza, pues al marcharse muchos alumnos a comer a sus casas, el aforo del comedor y del patio se reducen notablemente, siendo posible mantener la distancia de seguridad.
A efectos de conciliación creo que la jornada continua no solo no perjudica sino que beneficia a muchas familias, puesto que el horario de los niños que no hacen uso del comedor pasa a asemejarse al de los alumnos de los institutos, facilitando la conciliación de los padres con más de un hijo en niveles diferentes.
Y ya por último, considero que la jornada continua favorece el descanso y el tiempo libre de los niños, ya que si no se quedan a comer en el colegio llegan a casa a las 14:00 horas, teniendo por delante toda la tarde para dormir siesta, hacer deberes y jugar. Por otro lado, personalmente también he notado que mi hija pequeña sale menos irascible del cole que el curso pasado, pues aunque tener las clases concentradas pueda ser más cansado intelectualmente, físicamente tiene más energía y eso repercute en su estado anímico.
En contra de la jornada continua en tiempo de pandemia
En mi entorno conozco a varias familias contrarias a la jornada continua. Argumentan que sus hijos salen especialmente cansados y que incluso han notado un descenso en su rendimiento escolar, pues la concentración a última hora de la mañana ya es escasa.
Otros defienden la importancia de que los niños vayan al colegio no solo para aprender, sino también para socializar y vivir experiencias divertidas y enriquecedoras con sus compañeros, especialmente en estos momentos de tensión y tras tantos meses alejados de sus iguales. En este sentido, el comedor escolar y el recreo de después se convertirían en escenarios imprescindibles para que los niños continúen socializando y desarrollándose.
Por otro lado cabe mencionar un tema importante relacionado con el comedor escolar, y es que según los expertos, para muchos niños (especialmente las familias con menos recursos) la comida que realizan en el colegio es la más nutritiva, completa y equilibrada que hacen en el día, por lo que prescindir de este servicio podría repercutir en un aumento de la comida basura y la obesidad infantil entre los colectivos más vulnerables.
Y por último hay otro tema por el que también protestan los padres, y es la escasa oferta de extraescolares que ofrecen los colegios este curso. En opinión de las familias, esto no se debe exclusivamente al COVID, sino a que la mayoría de niños que se marchan a sus casas a comer ya no regresan al colegio a las 16:00 para cursar una extraescolar. Y a menos inscripciones, menor oferta educativa.
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