Si ya tienes dos hijos y te planteas aumentar la familia, probablemente tengas dudas sobre las implicaciones que esto supondrá. Personalmente, una de las preguntas que más me hacía cuando estaba embarazada de mi tercer hijo era si sería más difícil pasar de dos a tres hijos que lo que había sido pasar de uno a dos.
Lógicamente no existe una respuesta a esta pregunta, pues todo va a depender de las circunstancias personales de cada uno y, sobre todo, de las edades de los hijos cuando llega el nuevo bebé. Pero si me preguntáis mi opinión, esta fue mi experiencia.
Pasar de uno a dos es más difícil: estos son mis motivos
Sin duda para mí fue más complejo pasar de uno a dos hijos que convertirme en madre de familia numerosa, y eso que entre mi segunda y tercer hijo solo hay una diferencia de 17 meses, por lo que me vi criando dos bebés de la noche a la mañana. Pero a pesar de las dificultades propias de una diferencia de edad entre hermanos tan corta, lo que realmente me supuso una revolución fue pasar de uno a dos hijos.
Los motivos que destacaría son fundamentalmente los siguientes:
Las rutinas en casa cambian y aparecen nuevos roles
Cuando ya tienes un hijo, vuestras rutinas, hábitos diarios, planes en familia, actividades... están perfectamente establecidos. Todo funciona como si de un engranaje se tratara, por lo que la llegada de un nuevo bebé implica reajustar nuevamente vuestra vida. ¡Y de inicio no es nada fácil!
En cambio, cuando ya tienes dos o más hijos y llega otro bebé, sabes perfectamente cómo amoldaros a la nueva circunstancia porque tienes experiencia previa y conoces las necesidades de los hermanos mayores y del recién nacido, por lo que la adaptación suele ser más sencilla.
Entiendes que no puedes 'dividirte'
Hasta que no tienes un segundo hijo no experimentas la impotencia tan grande que surge cuando entiendes que no puedes dividirte. Como madre, creo que esta es una de las cosas más duras que me tocó aprender en mi segunda maternidad.
Que tu bebé llore y te reclame, y que al mismo lo haga tu hijo mayor es frustrante y doloroso, porque sabes que a uno de los dos le va a tocar esperar (para comer, para ser atendido, para recibir un abrazo, para jugar contigo...). Sin embargo, poco a poco vas entendiendo la importancia de relativizar y de no autoexigirte, y te vas haciendo experta en atenderlos a los dos al mismo tiempo como buenamente puedes; sin culpa ni remordimientos.
Y entonces, lo que inicialmente te agobiaba se acaba convirtiendo en tu día a día. Así que cuando llega el tercer hijo ya cuentas con sobrada experiencia en eso de incorporar al nuevo bebé a las rutinas y actividades de los dos mayores, y todo fluye.
A más hijos, más experiencia
Sin duda "la experiencia es un grado", y en lo que se refiere a la crianza de los hijos, también. Pasar de uno a dos se vive con más calma y confianza, pues al 'pilotar' sobre terreno conocido sabes lo que te deparará cada etapa.
Pero aunque no hay dos niños iguales ni con las mismas necesidades (por mucho que sean hermanos), si únicamente nos referimos al día a día de la crianza no cabe duda de que cuanta más experiencia se tenga y más "papeletas" hayamos jugado, más confiados estaremos.
El primogénito suele acusarlo más
Aunque en mi caso sucedió al contrario y no fue mi hijo mayor quien acusó la llegada de su hermana, sino mi segunda hija quien peor lo pasó cuando llegó mi tercer bebé, por la experiencia de otras amigas tri-madres, el momento más vulnerable suele ser la llegada del segundo bebé, pues el primogénito pasa de convertirse en hijo único a tener de pronto un hermanito.
En cambio, con la llegada del tercer bebé los otros hijos ya saben lo que es tener un hermano, aunque eso no les va a eximir de poder sentir celos en algún momento de su relación, pues sabemos que los celos no entienden de edad ni orden de nacimiento.
Pasar de dos a tres hijos: la complicación de la logística
Ahora bien, sí me gustaría destacar que aunque acostumbrarse al día a día y rutinas diarias pueda ser más sencillo cuando pasas de dos a tres hijos que de uno a dos, hay un aspecto importante que cambia de forma radical cuando te conviertes en familia numerosa: la logística familiar.
Aspectos tan mundanos como la organización del hogar (¿hermanos juntos o separados?), los viajes en coche (¿caben tres sillas en la parte de atrás del vehículo o tendré que comprarme otro coche?) o los planes de ocio (¿cómo disfrutar toda la familia sin dejar el bolsillo tiritando?) requieren de la máxima planificación. También es probable que cambie vuestra forma de viajar o el concepto de 'vacaciones', y que toque 'ajustarse el cinturón' en más de una ocasión.
Cada familia es única
Esta es tan solo mi experiencia según mis circunstancias y cada familia tendrá las suyas propias. Y como contrapunto a mi relato os comparto los resultados de una encuesta realizada en Estados Unidos a más de 7.000 madres, en donde se reveló que las madres de tres hijos son las más estresadas, por encima incluso de las de cuatro o más. ¿El motivo principal? La falta de tiempo para completar todas las tareas.
Si eres mamá de tres, cuéntanos: ¿te fue más difícil pasar de dos a tres hijos o de uno a dos?