No hace mucho que leí un proyecto desarrollado en Sudamérica e iba dirigido a adolescentes: hablaba sobre la identidad masculina, y se pretendía hacer reflexionar a los destinatarios acerca de la violencia contra la mujer (muy presente en los jóvenes, aunque los que tenemos hijos pequeños aún no somos conscientes), así como intentar cambiar dinámicas de relación.
Al poco tiempo descubrí ‘Ser o no ser hombre. Viaje a la esencia de la identidad masculina’ de Alberto Mena Godoy, en el texto de la contraportada se puede leer ‘¿quién es realmente el hombre?, ¿cuál es su esencia?, ¿qué necesita del entorno para crecer como niño y como hombre saludable?, ¿por qué nos cuesta tanto relacionarnos?’ El libro vio la luz el 17 de septiembre de 2012.
Me convencí entonces de que (como ya he comentado en alguna ocasión) hay temas muy interesantes que llegan a mí sin haberlos buscado. Pero sin duda, la decisión de entrevistar a Alberto se presentó al encontrar en su libro un capítulo sobre el maltrato ‘normalizado’ a niños y niñas.
Identidades masculinas, maltrato a los niños, ¿creéis que tienen relación?, os invito a seguir un poco más para conocer a este terapeuta y autor, así como a su obra. Hoy os presento la primera parte de una entrevista extensa con la que podremos aprender y reflexionar, hablamos sobre la identidad masculina, el vínculo de los bebés con las madres y abordamos la violencia ejercida por los adultos contra los niños. Alberto Mena es terapeuta en integración Psico – Corporal, también tiene experiencia en diversas actividades educativas y de divulgación como la dirección y presentación de un programa en radio, conferencias para padres, madres y educadores. Lo podréis seguir a través del blog Terapia Psico Corporal.
Debido a la crisis de la identidad masculina, se necesitan referentes que sirvan de guía. La realidad es que los hombres, en ese sentido, estamos bastante carentes y hacemos lo que podemos, tanto en la relación de pareja como en la relación con los hijos, entre otras cuestiones
Peques y Más.- Me interesa en especial un capítulo del libro dedicado al maltrato ‘normalizado’ a niños y niñas, pero hablaremos un poco más adelante sobre esto. ¿Por qué un libro dedicado a la identidad masculina?
Alberto Mena.- La idea de escribir sobre el hombre y la identidad masculina surge a raíz de mi presencia como integrante de un grupo psicoterapéutico de hombres. Después de más de tres años de pertenencia al grupo y por todas las experiencias que allí viví, sentí que quería escribir sobre lo que había descubierto. Y desde mi base formativa y profesional dentro del mundo de la psicoterapia, me decidí a escribir sobre ello.
PyM.- ¿Qué significa que la identidad masculina está en crisis? ¿tiene esto alguna relación con los estilos de crianza actuales?
A.M.- Desde los años 60 del s. XX, la mujer revoluciona la posición que hasta el momento ocupaba en la sociedad. Va alcanzando su autonomía sin depender tanto del marido y ocupa su lugar social y profesional. En la esfera familiar, entramos en un nuevo escenario en que a grandes rasgos, el hombre ya no puede someter a la mujer, y la mujer ya no quiere ser sometida. A su vez, el hombre va ocupando en mayor medida el ámbito privado y familiar del que estuvo tan ausente durante siglos.
Esta transformación no tiene más de 50 años. Desde una perspectiva histórica, este es un hecho absolutamente revolucionario. Toda esta cuestión, evidentemente ha tenido su parte positiva pero también su parte negativa, sobre todo en lo que tiene que ver con la crianza. No entraremos en ello porque me podría alargar mucho, simplemente decir que en la actualidad, las funciones de género (no me gusta hablar de roles) están confundidas. En muchos casos se vive en historias de poder que autodestruyen las relaciones. La experiencia terapéutica me indica que cuando tratamos de relacionarnos y vincularnos, nos encontramos con graves problemas.
En cuanto a la crianza, es evidente que como mamíferos que somos necesitamos la presencia y la conexión con la madre, básicamente durante los primeros años de nuestra vida. Nuestra salud psico-física depende de ello. Y el hombre como padre tiene una función importantísima también. En lo que tiene que ver con la identidad masculina, el padre es el responsable de ofrecer a su hijo un modelo sano y constructivo de hombre. La identidad masculina necesita de la presencia del padre para poderse construir.
En la nueva situación del hombre ya no nos sirven los antiguos modelos. No tenemos espejos de hombre actual donde mirarnos. De ahí la crisis de nuestra identidad. Necesitamos referentes que nos sirvan de guía. La realidad es que los hombres, en ese sentido, estamos bastante carentes y hacemos lo que podemos, tanto en la relación de pareja como en la relación con los hijos, entre otras cuestiones.
PyM.- Afirmas que la base del hombre y de la mujer la da la mujer (la madre), ¿cómo repercute entonces la separación temprana de la madre porque esta se va a trabajar?
A.M.- Imagínate... Vivimos en una sociedad que a raíz de las transformaciones que se han producido, como te decía antes, se está perjudicando gravemente a los adultos del futuro que son los bebés y los niños, sobre todo en los primeros años de vida. Este es uno de los grandes factores que a mi modo de ver nos está desquiciando, no sólo como sociedad, también como especie. Un bebé de 4 meses, que no puede representarse si su mamá va a volver o no cuando ella se va, internamente se siente abandonado. En esos momentos el instinto necesita de la incondicionalidad de la madre, lo vemos claramente en los mamíferos que mantienen el contacto cuerpo a cuerpo con sus crías durante los primeros años.
Con suerte, tendrá a la abuela, al padre o a alguien de confianza, pero el bebé, a quien verdaderamente necesita en esos momentos para construir con solidez el vínculo, es a su madre. Como señalo en el libro, hoy en día vemos que llevan a bebés de 4 meses a la guardería a las ocho de la mañana, y los recogen a las seis de la tarde... ¿Qué tipo de vinculación puede establecer una criatura que se pasa la mayor parte del día sin ver ni tener contacto con su madre?, ¿con qué grado de dolor, ansiedad o angustia está creciendo?, ¿cómo se vinculará luego con las personas?...
Haciendo una revisión general de las bajas por maternidad remuneradas que los Estados ofrecen en el mundo, la predominancia se sitúa mayoritariamente entre las 12 y las 15 semanas (entre 3 y 4 meses). Ya que los políticos no lo hacen porque a las élites económicas y financieras no les interesa, planteémonos nosotros muy seriamente esta cuestión.
En el libro se abordan muchas cuestiones para ver la cara y la cruz de los hombres. Con un estilo claro y valiente que no dejará indiferente a nadie, el autor profundiza como no se ha hecho hasta ahora, en las facetas más recónditas y controvertidas del universo masculino: los instintos, las emociones, la crianza, la paternidad, la agresividad, la homosexualidad, las violencias de género, las relaciones de pareja, la fidelidad...
PyM.- Hablas en tu libro de violencia contra los niños, pero sorprende descubrir la cantidad de formas de maltrato que los adultos podemos llegar a ejercer sobre los más pequeños. ¿Tiene la violencia un origen concreto o más bien se trata de la suma de factores?
A.M.- Así es, hay cantidad de formas de maltratar a los niños: unas más claras, otras más sutiles, que en la edad adulta desembocan en actitudes y hábitos claramente dañinos para nuestra salud. Precisamente éste es uno de los capítulos que decidí hacer público en mi Blog.
De toda esta cuestión, lo que más me preocupa es que el maltrato se ha normalizado. Muchas veces, ni siquiera es cuestionado. Personalmente observo que cuando una persona realiza un proceso psicoterapéutico profundo y empieza a ver el entramado de su personalidad, empiezan a salir cantidad de maltratos más o menos claros o sutiles que le han dañado, y que en la vida adulta le afectan en su relación consigo mismo y con las personas. Entiendo que esta cuestión es delicada y muy difícil de asimilar cuando uno no se ha adentrado en los entresijos de su personalidad. Pero es así, y una de mis pasiones es la de darlo a conocer.
Con respecto a la violencia, mi experiencia es que cuando tú tratas bien a un niño y le das lo que necesita, el niño crece con salud y consistencia. Y cuando lo tratas mal, hay una tendencia mucho más clara hacia la violencia. El instinto del niño no entiende de límites, los adultos somos los responsables de mostrárselos. La cuestión es cómo los situamos. Este es uno de los puntos más delicados en nuestra función de padres y madres. Si lo hacemos con violencia, amenazas, autoritarismo, etcétera, eso mismo es lo que les estamos enseñando. Si tenemos dificultades en acompañar las emociones que pueden surgir, sobre todo con la agresividad del niño, ahí también tenemos el origen de la violencia.
Hay muchos factores, todos ellos relacionados con algún tipo de maltrato recibido, que pueden llevarnos a la violencia. Los adultos somos los responsables de ver qué nos pasa ante lo que sentimos en un momento dado con nuestros hijos, para ir estando de la mejor manera posible. Hace falta una revisión de nuestra historia personal porque lo más normal es que sigamos reproduciendo el maltrato y los traumas que recibimos cuando fuimos niños.
Hace un tiempo salió la noticia de que había unos chimpancés, con los cuales compartimos un 98,7% de nuestro ADN, en que se decía que formaban patrullas para matar. Lo que no se decía, es que esos chimpancés habían sido literalmente apaleados por humanos durante la generación anterior. Lo que quiero decir es que la violencia no forma parte de nuestra naturaleza. En todo proceso psicoterapéutico profundo compruebo cómo a pesar del daño que una persona pueda tener, y a pesar de la destrucción que en un momento dado pueda sentir, lo que profundamente desea es que se le vea y se le reconozca en ese dolor que siente y que ha escondido como ha podido con esa máscara violenta.
PyM.- ¿Cómo manifiesta un niño el maltrato a que es sometido en su familia? ¿tienen los pequeños alguna forma de romper el círculo?
A.M.- En su conducta, en su forma de ser, en sus actitudes. En función del tipo de maltrato, el niño lo manifestará claramente, o no. En los maltratos sutiles, es difícil observarlo. Las consecuencias suelen llegar a partir de la adolescencia y durante la vida adulta. En los maltratos más evidentes es más fácil observarlo. La señal más clara que podemos observar tiene como base el miedo y el retraimiento. Eso no quiere decir que un niño con miedo esté siendo maltratado. Hay niños que por sus orígenes y vivencias intrauterinas tienden más hacia unas reacciones emocionales u otras. Un niño que es bien tratado está realmente vivo, tiene movimiento, se siente tranquilo, está alegre y busca la manera de disfrutar y de obtener lo que necesita. Cuando no es así, busca ayuda y la pide.
Para el niño, la madre y el padre lo son todo, los necesita. Por mal que lo traten, los sigue necesitando. Si los pequeños tienen alguna forma de romper el círculo, la verdad es que es complicado, a no ser que el padre o la madre según el caso, puedan protegerle de determinadas actitudes de uno u otro cónyuge. Los padres tienen la responsabilidad de proteger y dar la cara por sus hijos, cuando éstos son maltratados. Sabemos de lo difícil que puede llegar a ser la educación de los hijos. Si el padre no es consciente del daño que puede estar haciendo, la madre quizás sí podría verlo. Y viceversa. Si se puede hablar sobre ello y rectificar algunas actitudes, bienvenidas sean, sobre todo para la buena salud de los pequeños.
Hay muchos factores, todos ellos relacionados con algún tipo de maltrato recibido, que pueden llevarnos a la violencia. Es necesaria una revisión de nuestra historia personal porque lo más normal es que sigamos reproduciendo el maltrato y los traumas que recibimos cuando fuimos niños
Como ya he comentado, la entrevista es muy extensa, por lo tanto os invito a continuar con la segunda parte que publicaremos mañana, en ella Alberto nos hablará sobre el papel de la familia y la sociedad en el cambio hacia modelos de crianza y educación no violentos, y desvelaremos las bases de una buena relación famliar (entre otros). También os indicaremos cómo adquirir ‘Ser o no ser hombre. Viaje a la esencia de la identidad masculina’, por si os interesa leerlo.
Nuestro invitado de hoy ha sido muy generoso dedicándonos parte de su tiempo, y le estamos (por ello) muy agradecidos, ha sido un placer. No os perdáis la continuación.
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