Las enfermedades que más nos preocupan a los padres por estas alturas vendrán a ser las que cursan con infección en el aparato respiratorio (gripe, resfriados), gastroenteritis, puede que algún brote de varicela como ocurrió el año pasado… ¿Me dejo alguna? Al acecho esperan fiebre, noches en vela, le doy / no le doy antitérmico, citas con el pediatra, mañanas en casa para no contagiar a sus compañeros, mil y una preocupaciones.
Pero ¿y a los niños? ¿no les preocupan las noticias que llegan sobre los miles de afectados por ébola en África Occidental? ¿no se preguntan que está ocurriendo en España que de repente todo el mundo habla de este virus? (si, somos así: mientras quedaba lejos no iba con nosotros).
Mi hija ayer comentaba mientras miraba cuadros en un museo: “qué jaleo con el ébola, y los niños que pasan hambre, ¿quién nos va ayudar a todos mamá?”.
Está claro que a fuerza de escuchar noticias en la televisión o la radio se le quedan ideas inconexas y necesita un poco de elaboración para entenderlas. Consultando por curiosidad fuentes como el CDC o nuestro Ministerio de Sanidad, me he planteado ordenar un poco las ideas, y compartirlo por si nos sirve a todos cuando los niños pregunten, o tengamos ganas de hablar con ellos sobre este tema.
Creo que a no ser que tuviéramos que viajar a zonas de riesgo, que viviéramos relativamente cerca de dónde se ha producido algún brote, o que fuéramos personal sanitario, con la información que ponen a nuestra información los organismos competentes, nos basta para hacernos una idea, y conocer las medidas de prevención. A los niños aún les hace falta menos información, pero algo querrán saber.
Todos estamos preocupados por el ébola, y como he mencionado arriba, lo estamos aún más desde la aparición de algunos casos de personas infectadas en occidente. Si no podemos racionar la información que sobre ese virus (y los estragos que causa) reciben nuestros hijos, deberemos esforzarnos en escucharles, aclarar dudas, y hacerles sentir comprendidos.
¿Hay algo que no sepamos sobre el ébola?
Pues yo misma muchas cosas, por eso si voy a mantener una conversación con mis hijos, o me hacen preguntas, intentaré documentarme (siempre de sitios fiables, por favor). Por ejemplo es muy importante aprender sobre las vías de transmisión, porque si oyes hablar a las gente por ahí hay mucha confusión. Y desde un punto de vista práctico, pues puede que sea una información que no voy a utilizar, pero como también educando a mis hijos, aprovecharé para comentarles si tienen más de 10 años cómo selecciono mis fuentes.
Como sabéis el contagio se produce por contacto directo con sangre o fluidos corporales de una persona infectada y con síntomas. También por contacto con personas muertas infectadas y por exposición a objetos que hayan sido contaminados con secreciones infectadas (tales como agujas, ropas, jeringuillas).
Desde el Ministerio de Sanidad nos informan de que los fluidos corporales más infecciosos son la sangre, heces y vómitos y que el virus entero vivo nunca ha sido aislado del sudor. También es posible contraer la enfermedad mediante contacto directo con sangre u otros fluidos corporales de animales salvajes (monos, murciélagos, antílopes salvajes) vivos o muertos; y también por el consumo de su carne mal cocinada.
Pero el virus que provoca estas fiebres hemorrágicas no se inhala ni se transmite por el agua o el consumo de alimentos (con excepción del punto comentado antes). Una serie de sociedades de profesionales en pediatría españoles han publicado un informe técnico sobre la enfermedad por virus ébola en niños, ahí he leído que los niños tienen el mismo riesgo que los adultos de infectarse, aunque una menor incidencia de la enfermedad, y en algunos brotes se atribuye a que son retirados del contacto.
Toda la información que queramos recoger la debemos contextualizar, para nosotros y para nuestros hijos
¿Necesitamos conocerlo todo?
Yo creo que no, a no ser que tengamos curiosidades muy concretas, y desde luego que a los niños con pocas ideas bien claras les sobra para entender qué ocurre con el virus del ébola. Por ejemplo una de los aspectos sobre los que se tienen deseos de saber es el origen del virus; en el especial de la OMS, cuentan que “las pruebas científicas disponibles apuntan a que los murciélagos frugívoros (familia Pteropodidae) son sus huéspedes más probables”.
Pero si hablamos de brotes tengamos claro actualmente están en África; el resto son casos, que no digo que no deban preocupar, pero la situación en Estados Unidos o en nuestro país, dista de ser la de Sierra Leona (por cierto, según según los últimos informes, en Senegal se ha detenido la transmisión).
La incertidumbre de los niños
Los padres somos un filtro que amortigua el impacto de todos los factores que les provocan ansiedad. Cuando los peques tienen siete u ocho años, pueden asimilar un poco más la información, pero aún no tienen pensamiento abstracto, eso unido a que las noticias repiten hasta la saciedad que hay ¿cerca de 5000 afectados? ¿mas?, yo ya pierdo la cuenta (es terrible); puede ocasionar cierta angustia en los niños.
Y no es que no sea angustioso, pero ellos se preguntan si les ocurrirá… El futuro no lo conocemos, pero si que puedes contarles qué posibilidades tenéis de que os ocurra en la actualidad ¿acaso vais a viajar a Liberia?, ¿se ha declarado un caso y es alguien cercano a vosotros? son preguntas tontas, pero para situarnos y después situar a los niños.
Si el niño pregunta, primero intentaremos conocer exactamente su interés, probad a devolver la pregunta: en Medline Plus, hay un artículo muy interesante en el que se da un ejemplo concreto. “Tengo miedo al ébola”, a lo que el padre o madre responden “¿qué es exactamente lo que te da miedo?”.
¿Por qué hacer esto?, pues porque es una forma de averiguar si necesitan comprensión, o de verdad necesitan que les contemos; además los más grandes a menudo se responden solos cuando reformulamos
Para permitir que sean ellos los que muestren su interés y sus preocupaciones concretas, necesitamos dedicarles un poco de tiempo. Y por otra parte debemos tener cuidado porque a veces proyectamos nuestra inseguridad y les contamos cosas que ni siquiera quieren saber. Los niños necesitan saberse protegidos, y en cierta manera si sabemos tranquilizarlos, lo estamos haciendo bien.
Por último, todas las fuentes consultadas, insisten en convertir ese intercambio de dudas, miedos, informaciones… con los niños, en una oportunidad para aprender que en general hay formas de protegernos de virus, parásitos y bacterias: el lavado de manos es una medida muy eficaz. Y además la alimentación saludable y el ejercicio físico nos hacen fuertes.
Además, puede que a los niños mayores se les despierte la curiosidad por - es un ejemplo - saber las causas de que en aquellos países de África Occidental, las personas tengan tantos problemas para acceder a la higiene o las medicinas. Aprovecha para contarles que los niños que viven allí, ellos si que están en situación de desventaja.
Imagen | CDC Global
Más información | OMS, CDC, Ministerio de Sanidad