"Mi cuerpo se siente roto": la dura realidad del postparto de una madre 48 horas después de dar a luz
La fotógrafa de nacimiento de Texas, Kayla Gonzales, acaba de dar a luz a su quinto bebé. Si bien está acostumbrada a estar del otro lado de la cámara captando poderosas historias de nacimiento y postparto, esta vez es ella la protagonista. Podemos verla en esta imagen tomada por su amiga y también fotógrafa Heather Gallagher que resume la dura realidad del postparto 48 horas después de dar a luz.
Se supone que la felicidad te inunda y en el caso de Kayla, siendo ya una madre experimentada, la situación debería ser más llevadera. Pero cada mujer y cada parto es un mundo, y el postparto reciente no suele ser fácil. "Mi cuerpo se siente roto, duele todo, no siento que me esté conectando tan fácilmente esta vez...", le comentaba la madre a su amiga.
El postparto del que no te hablan
No todas los postpartos son iguales, pero desde luego tampoco son idílicos y maravillosos como muchas veces nos los suelen enseñar. Seguramente la mayoría de las que mujeres que dieron a luz tuvieron un momento como el que atravesaba Kayla cuando su amiga le tomó la foto.
Sola en casa, agotada, sentada en el baño junto a su bebé en una hamaca. Con el cuerpo dolorido, los pechos hinchados, en el temido momento de ir al baño y robando unos minutos para poder darte una ducha rápida antes de que el bebé tenga que comer otra vez.
Kayla compartió la foto en su cuenta de Instagram junto a un mensaje que refleja sus sentimientos en esos momentos tras dar a luz a su quinto bebé:
Esta imagen mía de @heathergallagher.photography resume con precisión las primeras 48 horas.
Si bien el nacimiento fue mío en todos los sentidos, la altura absoluta del poder femenino y la feminidad, el posparto me llevó en la dirección opuesta, a las profundidades más oscuras física, emocional y mentalmente.
Al tener otros 4 hijos, estaba preparado para esto. Tengo apoyo Tengo expectativas realistas. Pero estos días son jodidamente difíciles, no hay forma de evitarlo. Este día ha sido largo y muy estresante. Mi niña se despertó al darse cuenta de que el nuevo bebé, de hecho, se estaba quedando. Ella ha estado llorando la mayor parte del día. Recibimos facturas inesperadas en un plazo muy breve. Un intenso cambio hormonal había comenzado, y yo también había pasado la mayor parte del día llorando. Extrañaba a mis hijas mayores inmensamente.
Para complicar estas luchas, un trabajo de 72 minutos no es fácil de recuperar. Mi cadera se sentía como si estuviera rota y caminar era casi imposible. Tenía dolor en músculos que no sabía que existían y un dolor irradiaba por mi muslo derecho. Los calambres eran tan intensos, que sentí como si estuviera en transición nuevamente.
Tan pronto como el parto comenzó, todo había terminado, incluso antes de que tuviera la oportunidad de darme cuenta de lo que estaba sucediendo. Mi hermoso bebé parecía desconocido, más pequeño que los demás e inesperadamente niño. Me parecía desconocido y extraño, y yo estaba intentando conectar con él de la misma manera que cuando nacieron mis otros hijos. Mi leche aún no había llegado, y él estaba hambriento e impaciente.
En este momento (en el de la foto), solo quería ducharme. Estaba sola porque mi pareja había sacado a nuestra hija de la casa, una distracción necesaria de la angustiante visión de que yo sostenía a otro bebé cuando lo único que quería era que la abrazara a ella. Era la primera vez que lo dejaba (al bebé), habíamos estado piel con piel desde el nacimiento. Me preocupaba que no estuviera contenido el tiempo suficiente para que pudiera lavar mi cuerpo cansado y dolorido del horrible día que habíamos soportado. A medida que la ducha se calentó, me senté a orinar, hundiéndome en el peso de todos los pesados sentimientos sin poder pensar en ellos lo suficiente en el poco tiempo que tenía antes de que él volviera a necesitar la comodidad de mi pecho. El reloj siempre está corriendo.
El estado emocional de la madre tras el parto
El agotamiento tras el parto no solo es físico. El cuerpo está cansado y dolorido tras el esfuerzo de dar a luz, los pechos duelen por la subida de la leche pero el cansacio es también mental y emocional.
El estado emocional de la madre tras el parto es muy variable, voluble e impredecible. Tras la euforia puede sentir una leve tristeza o leve depresión postparto, el baby blues, probablemente mezclado con nuevos miedos que aparecen en su horizonte vital, por otro lado también muy normales.
Y si encima tienes cuatro niños más de los que cuidar que también necesitan a su madre, más las vicisitudes de la vida cotidiana de una familia, es una etapa bastante difícil de sobrellevar para una madre reciente.
Lo bueno es que poco a poco esos sentimientos de tristeza van desapareciendo, la conexión con el bebé va mejorando, se van reconociendo el uno con el otro, y el cuerpo se va recuperando del parto volviendo lentamente a la normalidad.
Por más experimentada que sea una madre, cada hijo viene a modificar por completo su vida y la de todos los miembros de la familia.
Foto | Heather Gallagher Reproducida con autorización de la madre Kayla Gonzales (Austin Birth Photographer)
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