La realidad de la falta de atención y cuidado a las madres en el postparto, en un post que se ha hecho viral
Siempre he pensado que nada puede prepararte real y completamente para ser mamá. Podremos leer infinidad de libros, revistas, blogs o sitios web, aprender y conocer toda la teoría, consejos y sugerencias acerca de ser madre primeriza, pero cuando llega la hora de la verdad y nos entregan a nuestro bebé las cosas pueden ser muy distintas y más confusas de lo que imaginábamos.
Durante el embarazo, recibimos toda clase de atenciones y cuidados, pero cuando nace el bebé, las madres pasamos a un segundo plano. Una madre, reflexionando después de haber tenido a sus hijos, comparte en una publicación honesta y sensible, la falta de cuidados que se tiene hacia las madres en el postparto.
Recuerdo que una de las primeras cosas que pensé cuando volvimos a casa después del hospital con mi hija recién nacida fue: "¿y ahora?". Tengo que confesarlo, estaba aterrada. Tenía muchísimo miedo de hacer las cosas mal o de que se presentara alguna situación en la que no supiera cómo actuar.
Afortunadamente, mi familia siempre me apoyó y recibí buenos consejos de las que ya eran madres. Pero viéndolo en retrospectiva, y dejando de lado que las tenía a ellas, esas primeras semanas y meses después de convertirnos en madre, pueden ser un verdadero reto.
Y es que ahora no solamente tienes que cuidar a tu bebé, también tienes que ver por ti misma, pero como se muestra en la publicación que hoy te compartiré, la atención que recibíamos en el embarazo, pasa a enfocarse totalmente en el bebé.
Esto no es necesariamente algo malo, ¡claro que un bebé necesita atenciones y cuidados! Pero se nos ha olvidado algo: mamá también importa y ella también necesita esas atenciones y cuidados, especialmente durante el postparto, una de las etapas más vulnerables y sensibles de la vida maternal.
Y Anneliese Lawton, la madre que ha escrito la publicación en la que habla de la realidad acerca de la poca atención que se da a las madres en el postparto, lo explica de forma fuerte y clara:
Después de que mis hijos nacieron, hubo citas.
Para revisar su agarre al pecho.
Para revisar su peso.
Para revisar su audición.
Para revisar el color de su piel y buscar síntomas de ictericia.
Hubo citas.
Hubo revisiones y pinchazos.
Su bienestar era prioridad.
Yo diría que, cuando se trata de nuestro sistema de salud, ellos estaban muy bien cuidados.
Y entonces estaba yo.
Una mamá primeriza sin idea de nada.
Inflamada, sangrando y suturada.
Enviada a casa con unos analgésicos y laxantes.
Arrojada a la maternidad con la expectativa de que mis instintos llegarían solos.
Que sabría cómo lidiar con cólico y tomas nocturnas.
Que la lactancia llegaría como la naturaleza lo planeaba.
Que mi esposo identificaría mi descenso hacia la depresión.
Que yo sabría cómo vivir en mi nuevo y muy estraño cuerpo.
Que mi estómago no me haría sentir horrible.
Y que mi mente no me haría sentir menos de lo que merecían.
Nadie me revisó.
Nadie me dio un pinchazo.
Nadie revisó mis suturas, mi curación o mi sanidad hasta ocho semanas después del parto.
E incluso entonces, fue una palmada en la espalda y me enviaron a casa.
Nuestro mundo se olvida de las madres.
Nos deslizamos a través de las grietas.
Nos convertimos en ruido de fondo.
Y en eso aprendemos nuestro papel... nuestro lugar en la unidad familiar... siempre ser las últimas.
Amigos, no podemos dejar a las madres al último.
Nuestros bebés nos necesitan.
Para estar sanas.
Para saber que somos valiosas.
Para saber que la maternidad, aunque algo natural, a veces puede sentirse como el rol menos natural de nuestras vidas.
Y eso merece atención.
Que las madres merecen atención.
Necesitamos que nuestro mundo se preocupe por nosotros de la misma forma en la que se preocupa por diez deditos de las manos frescos y diez deditos de los pies frescos.
Necesitamos ser vistas.
Necesitamos ser escuchadas.
Necesitamos que no solamente alguien nos pregunte si estamos bien, sino que revisen cada cierto tiempo, para asegurarse que sí lo estamos.
No somos sólo un útero.
No somos solo una línea de vida para un alma nueva y preciosa.
Somos madres.
Y necesitamos que alguien también se asegure que estamos bien.
La publicación de Anneliese se ha viralizado no sólo por el importante mensaje acerca de la falta de atención y seguimiento que recibimos las madres después de tener un bebé, sino porque miles de mujeres se han identificado con cada una de sus palabras.
Quizás haya quien piense que por ser adultas ya somos capaces de cuidarnos por nosotras mismas o darnos cuenta cuando algo anda mal, pero no siempre es así. En realidad, el postparto es una de las etapas más confusas y oscuras que podemos vivir como mujeres. Claro, no es el caso de todas y cada mujer lo vive de forma diferente, pero a muchas les sucede así.
Pongámonos a pensar un poco en todo lo que vivimos tras el parto: la transformación de nuestro cuerpo, el cuidado (sin experiencia previa) de un recién nacido, el cambio total de rutina, la falta de descanso, las molestias en nuestro cuerpo tras haber pasado por un parto o cesárea, el encontrarnos con nuestra nueva identidad que apenas está comenzando a formarse, y la lista sigue y sigue.
¿No es de esperarse entonces, que alguien nos pregunte cómo estamos, cómo nos sentimos y que cada cierto tiempo se aseguren de que estamos bien? Imagina por un segundo lo distinto que sería el postparto si las madres recibiéramos atenciones similares a las que recibe un bebé.
Podríamos hablar de mejores y más fáciles transiciones a la maternidad, quizás aún con dudas de mamá primeriza, pero sin tantos miedos e inseguridades. Podríamos evitar la aparición de la depresión o ansiedad postparto, trabajando en la prevención de éstas al hacer revisiones médicas de las madres cada cierto tiempo.
Afortunadamente, son cada vez más las madres que hablan públicamente de su depresión y ansiedad, ayudando a que otras mujeres no se sientan solas o culpables por sentirse mal cuando el resto de mundo asume que debes sentirte radiante de felicidad.
Sí, hace falta más atención y cuidado a las madres durante el postparto. Y si el personal médico no tiene como requisito u obligación dárselas de la misma forma que lo hacen con un bebé, hagámoslo nosotros.
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Vía | Babble