Envolver al bebé es una técnica ancestral, más conocida en las sociedades orientales, que se ha vuelto a usar en los últimos años para calmar y dar seguridad al recién nacido, brindándole un confort similar al que tenía dentro del útero materno.
Consiste en ceñirle una sábana o manta con firmeza alrededor del cuerpo, una práctica beneficiosa si el bebé la acepta, puesto que hay bebés que no soportan estar envueltos, algo completamente entendible. Sin embargo es importante hacerlo con seguridad para evitar cualquier tipo de riesgo para el recién nacido. Ten en cuenta estos consejos al envolver al bebé.
Ceñir, sin apretar
La envoltura debe ser lo suficientemente firme como para que el bebé se sienta contenido, pero sin inmovilizarlo. Debe sentirse arropado, pero con libertad de movimientos, que tenga espacio suficiente para mover los brazos y las piernecitas.
Colocarlo boca arriba
Siempre que acuestes al bebé debes colocarlo boca arriba, sobre su espalda. Es muy importante que controles que no se de vuelta, pues podría haber riesgo de asfixia si se coloca boca abajo.
Por eso, algunos pediatras recomiendan envolverlo sólo hasta los dos o tres meses de edad, cuando el bebé ya empieza a ser capaz de voltearse sobre sí mismo.
En bebés recién nacidos
En bebés recién nacidos o de pocos días suele ser muy efectivo para arroparlo cuando los brazos de mamá y papá necesitan un descanso. Pero no se recomienda esta práctica más allá de los tres meses en bebés que no han sido envueltos desde el nacimiento.
Un pequeño estudio realizado en Australia en 2010 ha descubierto que envolver a los bebés para dormir puede favorecer el Síndrome de la Muerte Súbita del Lactante (SMSL) al producir un "sobrecalentamiento" y disminuir su capacidad para despertarse.
Los tres meses es el momento de mayor incidencia del SMSL, por tanto lo más aconsejable es no comenzar a hacerlo en bebés que no tienen costumbre de dormir de esta forma desde que nacen.
Controlar el tiempo
No consiste en envolver al bebé para dormir toda la noche o durante períodos prolongados, sino en una práctica para soluciones concretas, como por ejemplo un ratito antes de dormir para favorecer el sueño, calmar el llanto o aliviar los cólicos del lactante.
Cuidado con las caderas
Como decíamos antes, la posición de momia, es decir inmovilizar al bebé dentro de la envoltura, es perjudicial para el desarrollo natural de sus huesos, en especial los de la cadera.
Apretar demasiado la envoltura o hacerlo de forma inadecuada está relacionado con problemas graves en las articulaciones. Las piernas rectas y apretadas en paralelo podrían provocar una displasia de cadera. Es fundamental aprender a envolver al bebé para evitar problemas en las articulaciones respetando la posición natural de las piernas en forma de M, o de ranita.
No le abrigues demasiado
Tiene que sentirse arropado y calentito pero no sofocado. Utiliza un tejido suave de algodón que sea ligero y asegúrate de que la habitación no esté demasiado calurosa.
Controla cualquier signo de que el bebé podría estar acalorado como sudor, cabello humedecido, mejillas sonrosadas, sarpullido o respiración rápida.
No hay como los brazos de mamá y papá
Envolver al bebé es un práctica con efectos realmente calmantes para algunos recién nacidos. Podéis ver aquí un ejemplo asombroso, incluso se ha demostrado que envolver a los prematuros alivia su dolor frente a las intervenciones médicas. Pero desde luego no hay mejor sitio para el bebé que la protección de los brazos de mamá y papá sintiendo su olor, su calor, su voz y los latidos de su corazón.
Fotos | Thinkstock
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