Si acabas de tener un bebé probablemente hayas notado que se sobresalta demasiado, y muchas veces lo hace incluso cuando duerme. Esos sobresaltos se presentan en forma de respingos o abriendo y agitando los brazos como si se estuviera cayendo. Aunque se trata de una sensación desagradable para el bebé (y que incluso puede preocupar a los padres), es completamente normal y forma parte de sus reflejos primarios.
Te explicamos por qué el bebé se sobresalta cuando duerme y qué podemos hacer para ayudarle.
¿Por qué se sobresalta mi bebé?
Cuando el bebé nace abandona un espacio seguro, calentito y protegido, para comenzar su vida en un mundo lleno de estímulos, cambios de temperatura, luces y ruidos. Es lógico que ante este cambio de entorno tan brusco y desconocido el bebé se asuste y se sobresalte ante ciertos estímulos, especialmente cuando no le tenemos en nuestros brazos.
Por otro lado, en el útero materno el bebé tiene un espacio muy reducido y delimitado; es decir, permanece "contenido" dentro de la bolsa amniótica. Sin embargo, cuando nace ya no hay espacios que lo delimiten, de ahí que al principio tengan esa sensación de inseguridad.
A esta sensación de desprotección e inseguridad que experimenta el bebé en sus primeras semanas de transición al mundo, se suma también la presencia de uno de los reflejos primarios, conocido precisamente como "reflejo de sobresalto o reflejo del Moro".
Este reflejo, presente en el bebé durante los tres o cuatro primeros meses de vida, se da sobre todo ante cambios de posición en los que el bebé nota falta de apoyo, lo que le hace tensar los hombros y la espalda, extender los brazos y abrir rápidamente las palmas de las manos como si estuviera cayéndose.
¿Podemos evitar que el bebé se sobresalte?
Aunque, como decimos, el sobresalto en el bebé es algo completamente normal y natural, si tenemos cualquier duda al respecto o nos preocupan estos respingos debemos consultarlo con el pediatra. Paralelamente, hay algunas cosas que podemos hacer para evitar que el recién nacido se sobresalte y hacer más placentera su transición al mundo:
- Los brazos de papá y mamá son el lugar más seguro y confortable para un bebé. En su regazo encuentra paz, protección, seguridad y consuelo. Además, si la madre opta por alimentar a su hijo con lactancia materna, estará proporcionándole mucho más que alimento.
Evita colocar al recién nacido en una cuna demasiado grande, pues esto aumentará su sensación de inseguridad al no notar límites corporales. Las minicunas o moisés situadas al lado de la cama de los padres son la mejor opción para que el bebé duerma de forma segura y tranquila.
Envolver al bebé también puede ayudar a calmarle, favorecer el sueño y aportarle una mayor tranquilidad. Sin embargo, es muy importante seguir las recomendaciones de los expertos para hacerlo de forma segura, pues de lo contrario podría resultar peligroso.
Durante los primeros días de vida del bebé, procura un entorno agradable, tenue y libre de ruidos. Aunque evidentemente no podemos recrear las condiciones en las que el bebé vivía en el útero materno, sí podemos hacer más fácil la transición procurando un ambiente lo más relajado y tranquilo posible, evitando ruidos estridentes, voces altas, luces directas...y en general, cualquier estímulo que pueda alterarle o asustarle.
Mueve al bebé despacio y con delicadeza, ya que es muy sensible a los cambios bruscos de posición. Debemos sostener al bebé de modo que no se sobresalte, sujetando siempre su cabecita y avisando previamente de nuestra presencia a través de la voz, pues muchas veces se asustan cuando de repente notan que alguien les levanta sin haberlos escuchado antes.