Para mí la respuesta debería ser clara, al hijo de uno se lo bautiza por convicción religiosa. Ése es el motivo por el cual mi hija no está bautizada. Sin embargo, no es ésa la razón más aducida por la gente de mi entorno u otros casos que conozco y que han bautizado a sus bebés.
Se da el caso, incluso, de parejas no creyentes que acaban bautizando a su bebé. Es una característica de nuestra sociedad, pues lo mismo podría decir de las comuniones o de las bodas religiosas. Pero centrándonos en nuestro tema, entonces, ¿por qué bautizamos a nuestros hijos?
Por convicción religiosa.
Se trata de la única razón, a mi parecer, para bautizar consecuentemente a un bebé, aunque también habría que ver lo que opina ese bebé más adelante y cómo se las arregla si quiere dejar de formar parte de la Iglesia católica, algo que no resulta sencillo.
Para la Iglesia católica, el acto formal del bautizo no es una simple celebración, es un sacramento que implica el ingreso de la persona recién nacida en dicha comunidad religiosa. No necesariamente hay que ser practicante para estar convencido de las creencias y querer educar a un hijo en la fe religiosa cristiana.
Por tradición.
Muchos padres no practicantes ni que pretendan educar a sus hijos en la religión acuden a la tradición secular del bautizo para no romperla. Aquí no existe convicción religiosa, sino costumbre, y los padres lo que pretenden es no romper la tradición. En este grupo, como en los siguientes, es frecuente que se incluyan los no creyentes.
Por complacer a los familiares.
Es una de las razones que más se pueden escuchar. Siempre hay abuelos o más frecuentemente bisabuelos de los bebés que “presionan” para que se bautice al bebé. Hacemos muchas cosas por la familia, sin embargo tal vez ésta sea una de las menos consecuentes con nuestras creencias.
Por ostentación.
Aquí ya entramos en un terreno que incluso podríamos decir que se opone a los principios de la Iglesia católica y tiene poco que ver con la ceremonia religiosa. Se trata de demostrar a los demás que podemos vestirnos con las mejores galas y realizar una cara celebración tras la ceremonia del bautizo.
Por reunirse con el entorno para celebrar el nacimiento.
Un nacimiento es motivo de alegría, y sin duda apetece compartirlo con familiares y amigos. Aunque considero que, junto a la anterior, es la opción más débil para bautizar a un bebé, porque esa reunión se puede dar sin bautizo, en una especie de “fiesta de bienvenida”. De hecho, los rituales de bienvenida a los recién nacidos son ancestrales y anteriores al cristianismo.
Por eso, para esta opción, considero que es mejor reunirse a celebrarlo sin otro ritual que ese mismo, el de la reunión con nuestro entorno y el disfrute de unos buenos momentos, generalmente amenizados con comida y bebida.
Desde luego, algunas de estas razones no son excluyentes, y quien bautiza por tradición puede sucumbir a presiones familiares y de paso aprovechar para ostentar, por poner un ejemplo.
Probablemente existan otras razones para bautizar a los bebés, a mí incluso me han llegado a decir que si no bautizo a mi hija, cómo hará para casarse en el futuro (además, dicho por una persona que no ha pisado la iglesia para estar casada). Otros comentarios más humorísticos señalan que entonces mi hija no podrá entrar a la iglesia por si sufre algún efecto adverso al entrar en territorio sagrado, al estilo de las películas de terror…
En Bebés y más | Bautizos civiles, ¿qué son?, Ceremonia civil de imposición de nombre, Agua del Río Jordán para bautizar a tu bebé