La ambliopía, más conocida como “ojo vago” u “ojo perezoso”, es uno de los problemas de visión más frecuente entre los niños pequeños.
Se produce cuando las células cerebrales que se encargan de la visión de ese “ojo vago” no se desarrollan por falta de uso, ocasionando una disminución de la agudeza visual y la pérdida de visión.
Es fundamental detectarlo a tiempo pues tiene un tratamiento sencillo con un elevado porcentaje de éxito cuanto antes se realice.
Una vez que el niño ha alcanzado la edad límite en que se desarrolla la visión (entre los 7 y los 9 años) puede volverse un trastorno irreversible pues las células cerebrales encargadas de la visión que no han sido estimuladas durante la niñez no pueden desarrollarse después. En cambio, si se detecta a tiempo cuando el sistema visual es aún moldeable puede llegar a recuperarse entre el 80% y el 100% de la visión.
No es fácil detectarlo. Puede que el niño no manifieste problemas para ver pues así es como ha visto el mundo desde que nació. Para él ver menos es lo normal. De ahí la importancia de los controles oftalmológicos periódicos en la infancia. Se recomienda uno a los 6 meses, otro al año, otro a los 2 años y luego periódicamente uno por año.
Un ojo vago no se reconoce a simple vista, por eso es fundamental la observación de los padres. A lo mejor una desviación o un ojo que se voltea puede ser un síntoma para acudir a la consulta del oftalmólogo. Así es como me di cuenta que mi hija tenía ojo vago. Una leve desviación, de la que sólo yo me había percatado, me hizo sembrar la sospecha de un problema de visión.
¿Por qué se produce la ambliopía o el “ojo vago”?
La principal causa de ambliopía es el estrabismo o la desviación ocular. El cerebro anula la información del ojo desviado para evitar la visión doble. Es la que mayor número de casos de ojo vago provoca, pero también la que mejor responde al tratamiento.
También puede deberse a una diferencia de graduación entre los dos ojos a causa de una miopía, una hipermetropía o un astigmatismo elevado haciendo que un ojo trabaje más que el otro y este último se convierta en ojo vago.
Por último, en el caso de haber algún problema como el glaucoma o las cataratas que entorpecen el desarrollo visual se produce la ambliopía por desuso.
Síntomas
Como he comentado antes, no es fácil detectar un ojo vago, pero debemos estar atentos a ciertos síntomas que pueden indicarnos que algo esta fallando en la visión de nuestro pequeño.
• se acerca demasiado a la hoja para la leer o dibujar
• Cierra o entorna los ojos con frecuencia
• Se frota continuamente los ojos
• Tuerce la cabeza a ambos lados para fijar la vista
• Siente picor en los ojos, los tiene casi siempre llorosos o enrojecidos
• Sufre continuamente dolores de cabeza.
• El sol le causa molestias o le cuesta adaptarse a la oscuridad.
• Tuerce o desvía un ojo, aunque sea casi imperceptible
Tratamiento
No siempre los niños llevan bien tener un parche en un ojo. Hay en día existen parches con dibujitos creados especialmente para hacer el tratamiento menos traumático para el pequeño. El diseño de los parches es una buena excusa para quitarle hierro al asunto y dejar que el niño elija el que más le guste o insistir en que les enseñe a sus amigos los diferentes parches que ha elegido.
Lo recomendable es tratar el tema con la mayor naturalidad posible, restándole gravedad y hacer comentarios con connotación positiva para evitar que el niño pueda sentirse avergonzado o inseguro por llevar parche. El apoyo de la familia es fundamental para darle confianza en sí mismo, fortalecerlo ante posibles burlas y para que el pequeño se convenza de que el tratamiento es necesario para la salud de sus ojos.
Foto | Rex Via Daily Mail
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