Herpes zóster en niños: por qué aparece y cómo se trata
El herpes zóster o culebrilla es una infección producida por el mismo virus responsable de la varicela. La vacunación es una medida eficaz que disminuye el riesgo de contraer este tipo de virus, que generalmente suele presentarse entre aquellas personas que han contraído la varicela en algún momento.
En niños y adolescentes sanos, el virus es leve y cura de forma rápida, aunque también puede provocar complicaciones. Te contamos cómo se desarrolla el herpes zóster y qué aspectos debemos tener en cuenta para su curación.
Virus varicela-zóster
Como decíamos al inicio, el herpes zóster está provocado por el mismo virus responsable de la varicela. Cuando un niño se contagia de varicela, el virus pasa a los ganglios nerviosos, donde permanecerá inactivo durante un tiempo más o menos largo hasta que, en un momento dado, se reactive propagándose a través del nervio que parte del ganglio afectado.
La reactivación puede ocurrir en cualquier momento de la vida, aunque también son muchas las personas que han contraído varicela en la infancia a las que nunca se les reactiva. Es poco frecuente desarrollar un herpes zóster más de una vez en la vida.
El virus del herpes zóster no tiene nada que ver con el virus del herpes simple que causa el herpes labial o genital.
¿Por qué se reactiva el virus?
No se conocen con certeza las causas por las que este virus puede reactivarse, aunque los médicos apuntan a que se debe a un debilitamiento del sistema inmunitario a causa de ciertas enfermedades, medicamentos, malnutrición o edad avanzada, de ahí que generalmente el herpes zóster se de con más frecuencia en personas adultas que en niños.
También el estrés continuado puede ser causa de un debilitamiento del sistema inmune.
¿Cuáles son sus síntomas?
El herpes zóster es una erupción o sarpullido que comienza como un conjunto de granitos rojos y acaba dando paso a un grupo de vesículas pequeñas llenas de pus, que al cabo de los días se rompen y forman una costra que se desprende con el tiempo.
Los síntomas que provoca son:
Picor y escozor en la piel, antes incluso de que aprezcan los primeros granitos.
Cuando aparecen las ampollas, estas se acompañan de dolor y quemazón.
Otros síntomas que pueden darse son fiebre, dolor de cabeza, cansancio y dolores musculares generalizados.
Desde que aparecen los primeros síntomas de escozor hasta que las costras se caen pueden transcurrir entre dos y cuatro semanas.
En raras ocasiones el herpes zóster podría provocar dolor durante semanas o meses en la zona afectada, una infección por bacterias de las lesiones cutáneas, o afectación del sistema nervioso, neumonías, hepatitis o trastornos de la coagulación.
¿En qué parte del cuerpo aparece?
El herpes zóster puede aparecer en cuaqluier parte del cuerpo, extendiéndose a lo largo del trayecto de un nervio correspondiente al ganglio afectado. Pero la localización más frecuente suele ser el costado y la espalda
Cuidados y tratamiento
Sin embargo, es importante prestar mucha atención en caso de que el herpes haya comenzado a desarrollarse en la cara o en la frente (pues la infección podría extenderse a los ojos), y en niños con el sistema inmunitario debilitado a causa de alguna enfermedad.
En la mayoría de los niños solo es necesario administrar tratamiento para paliar los síntomas de fiebre, malestar y picor. En ningún caso debe administrarse aspirina (podría provocar una enfermedad grave llamada Síndrome de Reye) ni corticoides.
Como remedio casero para aliviar el dolor y el picor podemos aplicar compresas frías y húmedas sobre las ampollas varias veces al día. Los baños de avena también pueden aliviar.
El tratamiento con antivirales ayuda a recudir los síntomas si se inicia de manera temprana, aunque debe ser el médico quien determine su aplicación en función de las circunstancias personales del paciente.
Con el fin de evitar sobreinfectaciones bacterianas es importante mantener una correcta higiene de las lesiones, lavando las heridas con agua y jabón suave.
¿Se puede prevenir?
La vacuna contra la varicela es la forma más efectiva de proteger al niño contra este virus, aunque es importante tener en cuenta que ninguna vacuna protege al cien por cien. En cualquier caso, si un niño vacunado desarrolla un herpes zóster por reactivación del virus vacunal (que es el mismo virus de la varicela pero atenuado), sus síntomas serán mucho más leves.
En la etapa adulta existe una vacuna específica contra el herpes zóster, que se administra a partir de los 50 años y tiene como objetivo evitar la aparición de este virus en gente mayor ya que sus secuelas son más graves.
Un paciente con herpes zóster debe evitar el contacto con personas con el sitema inmune debilitado, así como con bebés, embarazadas y cualquiera que no haya sido vacunado contra la varicela. Así mismo, es recomendable que se cubra el área del sarpullido hasta que las costras se hayan secado por completo.
En caso de niños afectados por herpes zóster se recomienda que no acudan a guardería ni escuelas por riesgo de contagiar a otros compañeros.
Fotos | iStock
Vía | En Familia - AEP, Kids Health