Quienes sigan a diario el blog habrán notado que la semana pasada he estado ausente. La culpa fue de la bronquiolitis de mi hija menor que la ha tenido ingresada 3 días, y a mí con ella.
No ha sido un caso aislado ya que por estas fechas (en invierno) son muy comunes los brotes de bronquiolitis. Sin ir más lejos, al mismo tiempo que ingresaban a mi hija, también ingresaban dos bebés pequeños, uno de 2 meses y otro de apenas 20 días (¡pobrecillos!).
Los médicos no se animan a llamarlo epidemia pero los casos están aumentando aceleradamente. Nada menos que 20.000 consultas pediátricas y 10.000 hospitalizaciones anuales.
Si la bronquiolitis también ha llegado a vuestras casas por Navidad, les contaré un poco de qué se trata la enfermedad, cómo tratarla y sobre todo cómo estar prevenidos.
Es una infección vírica del tracto respiratorio inferior que afecta principalmente a lactantes y niños pequeños. Se caracteriza por la inflamación de los bronquiolos, las últimas ramificaciones de los bronquios. El responsable de la infección suele ser un virus, el más frecuente es el Virus Sincitial Respiratorio(VSR), aunque no todos los niños que pillan el virus desarrollan una bronquiolitis.
La enfermedad comienza como un catarro con tos, mocos y fiebre, pero la infección desciende a los pulmones atacando los bronquiolos. Causa sibilancias (los famosos pitos, ruidos al auscultar) y dificultad para respirar, en ocasiones produciendo ahogos. La sensación es muy desagradable pues notas que el bebé se asfixia y no puede respirar. Se nota cómo se les hunde el pecho y cómo se esfuerzan porque les entre aire. Realmente es angustiante.
El niño puede estar algo caído, desinteresado por la comida y si hay fiebre, no suele ser más alta que de 38 o 39 grados.
En los casos más graves se requiere hospitalización, a veces con ventilación mecánica, para restablecer al niño. Pero en la gran mayoría de los casos, se puede seguir un tratamiento en casa.
¿Qué hacer? No existe vacuna contra el Virus Sincitial Respiratorio, así que además de acudir al médico y seguir el tratamiento que de el méidco (si lo considera, algún broncodilatador en aerosol), está prohibido fumar cerca del niño, hay que mantener el ambiente húmedo, ofrecerle mucha agua (la mía pedía a cada rato), hacer dormir al niño semiincorporado y limpiarle con frecuencia las fosas nasales con suero fisiológico.
Un secreto que me ha venido muy bien es el de dar palmaditas poniendo la mano en forma de cuchara en la espalda del bebé (con suavidad que es un bebé) para despegar el moco de los bronquios.
Como es provocada por un virus, la enfermedad es contagiosa y demora bastante en desaparecer. Dura al menos 7 días y puede extenderse por 20 días o un mes.
Es muy importante cuidar de los cambios bruscos de temperatura al niño que tiene o ha tenido bronquiolitis. Hay que tener extremo cuidado en que no se enfríe ya que una complicación de la enfermedad puede derivar en una neumonía.
Según me explicó el pediatra, en el caso de mi hija (y supongo que en muchos otros casos también) haber tenido una bronquiolitis predispone al niño a que en futuros procesos catarrales vuelva a desarrollarse la enfermedad debido a que los bronquios se hacen hiperreactivos y reaccionan contrayéndose y obstruyendo el paso del aire. Otra preocupación de las bronquiolitis repetidas durante la infancia es una mayor predisposición a que el niño desarrolle asma en el futuro. La incidencia es de 1 de cada 3 ó 4 niños que presentan episodios de bronquiolitis en la primera infancia.
Espero que mi experiencia os sirva para entender esta enfermedad que lamentablemente está tan de moda y para cuidar mucho a vuestros pequeños con el frío que está haciendo últimamente.
Más información | Asociación Española de Pediatría
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