Hace poco hablábamos de que la Asociación Española de Pediatría no desaconsejaba la natación con bebés, a pesar de las noticias que hablan de posibles perjuicios del exceso de cloro en los pequeños. Aunque sí remarcaba que había que escoger piscinas especialmente preparadas para bebés.
Si el nivel de cloro está controlado, la aireación del recinto es efectiva en el caso de pisicinas cubiertas, o se emplean otros métodos para depurar el agua, el riesgo no existe. Hay multitud de métodos, tanto físicos como químicos, para mantener el agua en buenas condiciones.
Vamos a repasar los sistemas de depuración para encontrar el más adecuado para nadar con bebés. Las piscina se puede depurar con cloro o hipoclorito, con bromo, con ozono, mediante ionización, depuración salina o con rayos ultravioletas. Veamos qué aporta cada uno de estos sistemas.
Sistema de depuración de piscinas
- El cloro ha sido el sistema más utilizado, un producto de olor inconfundible (huele porque esta actuando contra las bacterias) y que se presenta en el mercado de formas diversas: gas, líquido, tabletas, granulado, bloques, de disolución lenta y rápida, estabilizado, no estabilizado… Una de las formas del cloro es el hipoclorito.
Sin embargo el cloro es el que puede producir más problemas a los usuarios, especialmente los bebés, por su capacidad irritante. Cuando el cloro se mezcla con elementos orgánicos de los bañistas (como piel, orina, sudor…) se produce una reacción que crea la cloramina, que cuando se da en concentraciones muy altas provoca irritación de las vías respiratorias.
- El bromo también tiene propiedades desinfectantes aunque es algo más caro que el cloro. Se vende en forma de tabletas y tiene una eficacia similar al cloro, aunque no provoca malos olores ni irrita la piel, los ojos, mucosas, cabello o ropa. También tiene más capacidad de eliminar las algas, por lo que sería idóneo para piscinas exteriores. Es frecuente su uso en piscinas para bebés.
- El ozono parece suponer un sustancial ahorro y aprovechamiento de los recursos hídricos, así como una óptima desinfección del agua. Es un oxidante muy poderoso, con gran poder de eliminación de microorganismos perjudiciales. Además consigue hacerlo en periodos de exposición muy reducidos. Tanto en el aire como en el agua tiene un periodo de duración limitado por lo que vuelve a transformarse en oxígeno no generando ningún tipo de residuo ni subproducto. Es frecuente su uso en piscinas para bebés.
El tratamiento con ozono origina un aumento en la concentración de oxígeno en el aire que se encuentra por encima de la superficie del vaso de la piscina, en contraposición con el tratamiento tradicional con cloro que genera gases perjudiciales. Su única pega es su corto periodo de permanencia en el agua, con un tiempo de vida media de aproximadamente 25 minutos, debido a a lo cual es necesaria la adición de algún residual desinfectante para asegurarnos una depuración correcta. Generalmente suele hacerse con una pequeña cantidad de cloro que será inapreciable para el bañista y asegura una calidad de agua excelente.
- Ionización del agua por cobre y plata. Necesita un equipo de ionización. Los iones cobre y plata aportados en cantidades pequeñas tienen la capacidad de destruir los microorganismos presentes en el agua, destruyendo incluso los protozoos resistentes al cloro, permaneciendo estos iones activos durante meses. Se consigue la depuración sin la adición de ningún producto químico. Suprime o reduce el uso de cloro eliminando todas las molestias y perjuicios a los que está asociado. Como no elimina la necesidad de cloro, se ha de combinar con depuración salina o de ozono.
- Depuración por luz ultravioleta. Los equipos de luz ultravioleta consiguen una desinfección del agua mediante la reducción de las cloraminas y la neutralización de virus, bacterias y otros microorganismos, impidiendo que se reproduzcan. Durante la recirculación del agua de la piscina, que ha de estar clorada, ésta pasa por una cámara que contiene las lámparas emisoras de luz ultravioleta. Cuando las cloraminas entran en contacto con la radiación UV, éstas se destruyen. Digamos que este sistema combina el cloro y el mantenimiento de éste en buenas condiciones, sin que degenere en cloraminas perjudiciales.
- La cloración salina no está recomendada para piscinas públicas con gran número de bañistas, aunque podría ser un buen sistema para pequeñas piscinas privadas. Se basa en la obtención de cloro a partir de una electrólisis de agua con una concentración salina moderada, imperceptible para el bañista. No se produce irritación en la piel ni picores en los ojos, generando una corriente de cloro exenta de agentes estabilizantes y productos químicos, aunque podría resecar la piel. La cloración salina trata de fabricar en la propia piscina y dependiendo de las necesidades de cada momento, el cloro necesario para la desinfección a partir de una solución salina de agua. Es frecuente en piscinas de bebés.
En definitiva, según las fuentes consultadas, el bromo y el ozono son la mejor opción para las piscinas de bebés, eficaces y más sencillos que otros sistemas que necesitan equipos y no prescinden del cloro o que necesitan combinarse entre sí.
Normativa de las piscinas en España
En España, las condiciones higiénicas, sanitarias y de seguridad de las piscinas están reguladas por las diferentes áreas de sanidad de las Comunidades Autónomas, y se someten a fuertes controles de calidad.
En la actualidad las piscinas se depuran con distintos mecanismos y sistemas como hemos visto. En el caso de depuración con cloro, el correcto funcionamiento continuado de las depuradoras evita la formación de cloramina y el 5% del agua y el aire de las instalaciones se ha de renovar cada día, para garantizar las condiciones higiénicas establecidas.
En las piscinas para bebés, la temperatura del agua debe rondar los 30º C y la profundidad de la piscina no debería superar el metro, sobre todo en el caso de los cursos para los bebés. Así, lo padres harán pie y tienen la posibilidad de reaccionar ante cualquier contratiempo. Finalmente, es imprescindible que haya socorristas o monitores pendientes de los pequeños continuamente.
En definitiva, las mejores piscinas para natación de bebés son las que siguen un adecuado control y ventilación en el caso del cloro, y las que emplean otros productos como bromo y ozono para su depuración, o la cloración salina que también es empleada frecuentemente en piscinas para bebés.
Más información | Hidritec, Eurochlor, Reflexiones de un pediatra curtido, Consumer, Repsol, Construcción-piscinas, Domovisión, Mantenimiento Todopiscinas
Foto | Eva Paris
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