Parece mentira que se cuestione la conveniencia de las vacunas cuando está clarísimo que la inmunización es una de las inversiones de salud pública más exitosa y rentable que podemos hacer para las generaciones futuras.
Según datos de Unicef, las vacunas salvan la vida de hasta tres millones de niños y niñas cada año.
Hoy en día, cuatro de cada cinco niños del mundo son vacunados contra las principales enfermedades mortales, una proporción mucho mayor que el 20% que recibía esas vacunas hace poco más de 30 años. Sin duda, un avance muy importante para la salud de los más pequeños que debemos fomentar y en el que hay que seguir trabajando para que la inmunización sea total.
¿Vacunas sí, vacunas no? Absolutamente si. Casi un tercio de las muertes entre los niños y niñas menores de cinco años son prevenibles por vacunas. Es decir, que de recibirlas, muchos niños no enfermarían por ejemplo de poliomielitis, de sarampión o de tétanos, enfermedades que gracias a la inmunización están prácticamente erradicadas, aunque sorprendan casos de muertes de niños con sarampión en países desarrollados como Alemania.
Las vacunas no sólo evitan muertes, sino también innumerables casos de enfermedad, secuelas derivadas de esas enfermedades o discapacidad. Nosotros lo vemos desde nuestro cómodo sillón de país desarrollado. Tenemos acceso a la mayoría de las vacunas (ejem, mejor no hablar de la vacuna de la varicela) y una cobertura muy elevada. Por ejemplo, la cobertura de la vacuna DTP3 (triple de difteria, tétanos y tos ferina) es del 96% en los países industrializados.
Pero si cambiamos el foco y miramos hacia los países en vías de desarrollo, numerosas poblaciones en Asia meridional, África subsahariana y la India no tiene acceso a esta inmunización, donde existen grandes desigualdades en materia de cobertura.
Es absurdo, ante este panorama, preguntarse si si los niños no vacunados tienen mejor salud que los niños vacunados. Claro que cuando la vida de tu hijo no depende de una vacuna, se puede especular con que la inmunidad de grupo lo protegerá frente a las enfermedades graves, y que de enfermar, tendrá acceso a una atención sanitaria de calidad que evitará su muerte. Lamentablemente, tres millones de niños en el mundo no tienen esa oportunidad y necesitan de las vacunas para salvar su vida..
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