El mes pasado tuvo lugar un Congreso de Pediatría de Urgencias en Gijón y algunos de las conclusiones me han parecido muy interesantes para poder, los padres, evaluar mejor los mayores riesgos para los niños y poder prevenirlos.
Este congreso, con 600 inscritos, 300 posters y 29 comunicaciones supone un espacio de reflexión sobre esta especialidad, tan importante para las familias, que debe atender a casos muy variados, desde una deshidratación, un intoxicación por medicamentos, una caída o una fiebre alta que no responde a los antitérmicos.
Debo destacar el peligro de las caídas. Por ejempo, se presentó un estudio de 127 niños menores de un año con traumatismo craneoencefálico. La gran mayoría se habían caído de la cama, el carrito o el cambiador, siendo la mayoría golpes que podrían haber sido evitados con medidas de seguridad muy simples.
Otros accidentes serios se producen porque los padres hablan por teléfono en el coche, no usan sistemas de retención infantil o dejan a los niños en el andador en un entorno inseguro a pesar de los evidentes peligros de estas prácticas.
Tener piscina puede ser mortal, sobre todo si, como señalan en una de las comunicaciones, el 40% de las piscinas a las que pueden acceder los niños no están valladas.
Otra de las causas más habituales, además de los procesos infecciosos respiratorios o gastrointestinales, para acudir a urgencias es que el niño se introduzca un cuerpo extraño en el oído o la nariz, aunque lo más frecuente es la ingestión. .Por ejemplo, en 2010 en el Hospital Infantil Miguel Servet se atendieron 74 casos de ingesta de cuerpos extraños y la mayoría de los pacientes, el 70%, eran varones que se habían tragado bolas, arandelas, llaves o monedas, y hasta pilas de botón.
Las conclusiones, entre otras muchas, en lo que se refiere a las causas de atención, pueden darnos una pista sobre las causas más habituales para acudir a estos servicios y también, conociéndolas, para prevenir los mayores riesgos para los niños en lo posible.
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