Si hace dos días os comentamos en una entrada que la típica recomendación de dejar bien fijado el pie del bebé en sus primeros pasos era un error hoy seguimos con el tema de los zapatos de los niños para hablar de los zapatos prestados.
Es muy común que los niños lleven ropa prestada. De hecho, suele suceder que cuando una mujer tiene un bebé sus familiares y/o amigas le ofrecen un montón de ropa ya utilizada por sus hijos. A veces incluso a ellas se la habían prestado previamente, por eso de que la ropa suele quedar en buenas condiciones por lo deprisa que crecen los niños. Sin embargo, los zapatos pueden considerarse una prenda diferente y mucha gente tiene esta duda de la que hablaremos hoy: ¿Podemos poner a nuestro hijo zapatos utilizados por otro niño?
Dicen los expertos que no
Con la ropa no hay problema. Por más niños que se la hayan puesto, cuando llega a tus manos sólo pueden suceder dos cosas que te hagan echarte para atrás: que esté realmente muy deteriorada, y entonces probablemente prefieras no usarla, o que esté tan pasada de moda que prefieras utilizar prendas un poco más modernas.
Ojo, que no es que el niño tenga que ir a la última, ni mucho menos, pero lo mínimo es que la ropa que le pongas te parezca mínimamente bonita. Quitando esto, el que le pongas una prenda más nueva o más vieja no altera en modo alguno su desarrollo psicomotor (a menos que le pongas ropa muy ajustada, pero supongo que no es el caso).
Sin embargo, los zapatos o zapatillas son más rígidos y tienen una función diferente a la de la ropa, que es la de ponernos en contacto con el suelo. Dicen los expertos que lo recomendable es que los niños no hereden los zapatos de sus hermanos ni los de otros niños porque pueden estar hechos al pie del otro niño y, como cada niño tiene un pie de una forma diferente, provocarle rozaduras o molestias, o que les sean directamente incómodos. Vamos, que sólo deberíamos aceptar zapatos de otros niños si estuvieran completamente nuevos.
Sin embargo, yo sí lo he hecho
Yo, en cambio, sí he pasado zapatos de los hermanos mayores a los pequeños y, de hecho, también de algún primo. Y lo cierto es que no creo que sea el único que lo hace. Y no es que no esté de acuerdo con la recomendación que os acabo de explicar hace unas líneas, es que creo que es muy matizable.
Cuando los niños son pequeños, de igual modo que sus cuerpos crecen muchísimo sus pies lo hacen también. Todo depende un poco de cada padre y madre y de cada niño, pero mis hijos siempre se han movido con dos o tres pares de zapatillas o zapatos que se pudieran poner en cualquier momento. Un par como de deporte, más informal y cómodo y otro par más de vestir, por si les vestimos un poco más "arreglados". Como a veces parece que uno de los pares se va quedando pequeño, compramos un tercero que se va alternando con los otros dos hasta que algún par ya no les cabe.
En este juego de ir comprando y retirando, puede suceder, suele suceder, que algunos de los pares quedan en buen estado. No están completamente nuevos, pero están bien. Estos pares los hemos guardado para el siguiente y los hemos reutilizado. ¿Que si no tienen forma interior? Bueno, quizás si fueran niños con más peso o que le dieran más uso a los zapatos sí, pero teniendo en cuenta que los utilizan sólo unos meses, que los alternan con otros pares y que son ligeritos de peso, no creo que la huella que dejan sea lo suficientemente marcada como para molestar al siguiente portador. Vamos, que yo miro las plantillas y las veo bien.
A medida que los niños crecen, cuando llegan a los 6 años, por decir una edad, el pie ya no crece tanto y las zapatillas ya no se cambian tanto porque de repente no caben (que también), sino porque ya están bastante deterioradas. Entonces ya no las guardamos, sino que van directas a la basura.
Así que resumiendo, si unas zapatillas están realmente muy hechas al pie del otro niño es mejor no aprovecharla. Ahora bien, si se han usado unos meses, si están en un estado aceptable y si vemos que la plantilla está bien, yo sí las reutilizaría. No son baratas, duran poco y el pie humano está en realidad hecho para irse amoldando a diferentes irregularidades.
De hecho, no hay nada más recomendable para los pies de un niño que ir descalzo, precisamente para que vaya pisando de diferentes maneras y con diferentes posiciones y gestos y, de esa manera, fortalecer todos los músculos del pie. No creo que pase nada porque se ponga unas zapatillas que otro niño se ha puesto durante una temporada si, como digo, la plantilla no está muy hecha al pie del otro niño y si la zapatilla está en buenas condiciones.
Ahora, que yo aviso, es mi opinión y es lo que hacemos en casa porque nos parece de sentido común. Si preferís seguir la opinión de los expertos, no lo hagáis, no compartáis zapatos a menos que estén nuevos.
Foto | Thinkstock
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