Pasadas las etapas de bebé y de edad preescolar, el sueño de los niños está más que establecido: en definitiva ya duermen toda la noche y tenemos una rutina bien aprendida para antes de ir a la cama. En general, el sueño de los niños de edad escolar es similar al nuestro.
Pero esto no significa que haya cosas propias de esta etapa que sean distintas a nuestra rutina de descanso. Vamos a hablar del sueño de los niños de seis a once años: cuánto deben dormir, qué problemas pueden presentarse y cómo podemos ayudarles a descansar mejor.
¿Cómo es el sueño de los niños de seis a once años?
Los niños de edad escolar suelen dormir únicamente por las noches, pues la mayoría de ellos ha dejado de tomar siestas durante el día desde los cinco años (aunque si continúan haciéndolo ocasionalmente sigue aportándoles algunos beneficios).
Sus patrones de sueño son más estables y consistentes, pareciéndose mucho a los de los adultos, pero durmiendo en promedio unas 2,5 horas más que nosotros. En este rango de edad, su sueño ya se divide en dos fases principales: REM y No REM. Éste último, se divide a su vez en tres etapas, que van de menor a mayor profundidad de sueño.
Entre los seis y once años es importante que los niños duerman lo recomendado por las noches, pues además de influir en su comportamiento y rendimiento durante el día, su descanso nocturno está relacionado con ciertos trastornos y problemas de sueño que veremos más adelante.
A diferencia de los bebés y niños de edad escolar, los niños de esta etapa no deben presentar somnolencia durante el día ni necesitar tomar siesta con frecuencia. Si esto se presentara, quizás habríamos de contemplar algún problema relacionado con su sueño.
¿Cuántas horas deben dormir los niños de seis a once años?
De acuerdo con la Academia Americana del Sueño, que basa sus recomendaciones en la Academia Americana de Pediatría, los niños a partir de los seis años y hasta los doce, deben dormir de 9 a 12 horas al día.
Aunque sus horas se han reducido bastante comparadas con las de un bebé, dormir el tiempo recomendado es necesario para su bienestar, tanto físico como emocional, por lo que es necesario que continúen manteniendo una rutina de sueño distinta a la nuestra.
Problemas del sueño en niños de edad escolar
En esta etapa pueden aparecer algunos problemas y trastornos relacionados con el sueño, como el síndrome de piernas inquietas, que aunque principalmente se manifiesta en adultos, un 63% de los niños que lo padecen comienza a presentar síntomas entre los cinco y ocho años.
Otro trastorno que puede presentarse en los niños de edad escolar es el sonambulismo, un trastorno frecuente entre los niños de cuatro y ocho años, aunque con mayor incidencia en varones de 7 a 12 años. Casi siempre es benigno y se resuelve sin necesidad de un tratamiento.
Algunos niños pueden presentar ronquidos por primera vez, lo que puede ser síntoma de alguna apnea del sueño (pero no necesariamente significa que el niño lo padezca), por lo que ante la duda lo mejor es consultar con el pediatra.
La buena noticia, es que según la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, el 90% de los problemas del sueño se pueden detectar y tratar desde atención primaria, y algunos de ellos, como el insomnio y las pesadillas, pueden resolverse corrigiendo ciertos hábitos.
Consejos para un buen sueño de los seis a los once años
Aunque ya no son unos bebés, es importante seguir con las rutinas que hemos creado desde pequeños para garantizar que tengan un buen descanso, pues un sueño de mala calidad puede afectar al desarrollo físico, emocional, cognitivo y social de los niños.
Estos son algunos consejos para ayudar a que los niños de seis a once años tengan un sueño saludable:
- Procura que siempre se duerma a la misma hora, pues además de asegurarnos que duerma las horas suficientes, debe despertar a una hora concreta para ir al cole.
- Evita el uso de pantallas y dispositivos electrónicos antes de dormir, pues diversos estudios han encontrado que afectan el sueño de niños y adolescentes.
- Aunque quizás ya no es necesario seguir una rutina fija como cuando eran pequeños, sí es bueno prepararse para dormir haciendo actividades relajantes en los minutos previos antes de ir a la cama, como leer.
- Otro punto a tomar en cuenta, es evitar las cenas muy abundantes o que los niños se acuesten nada más cenar, y hacer lo posible por ofrecerles alimentos que le ayuden a tener un mejor descanso.
- Si nuestros hijos necesitan ayuda para concilia el sueño, podemos optar por leerles un cuento o apoyarles con un poco de música suave para que puedan relajarse.
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