Emily Whitehead tiene 12 años y vive con su familia en Pensilvania (Estados Unidos). Es una niña sana y alegre que va a la escuela, hace deporte y tiene los mismos intereses y aficiones que cualquier niño de su edad.
Pero, en realidad, Emily es una niña milagro que ha sobrevivido a una leucemia gracias a un tratamiento experimental, por lo que su curación abre la puerta a la esperanza de miles de enfermos de cáncer.
Sus padres lucharon por darle un tratamiento experimental
En mayo de 2010, unas semanas antes de cumplir cinco años, Emily fue diagnosticada de una leucemia linfoblástica aguda, uno de los cánceres más comunes en la infancia. Los médicos le mandaron 26 meses de quimioterapia y fueron optimistas con ellos: entre el 85% y el 90% de los casos de leucemia infantil responde al tratamiento.
Pero la pequeña no llegó a terminar el tratamiento ya que tuvo una fuerte recaída que llevó a los médicos a temer por su vida. Las sesiones de quimioterapia se volvieron entonces más agresivas y cuando encontraron un donante compatible, programaron el transplante con urgencia.
Sin embargo, dos semanas antes del transplante, Emily de nuevo recayó y los médicos ya no pudieron hacer nada por ella. La quimioterapia había dejado de funcionarle y en el Hospital de Niños de Pensilvania donde la estaban tratando, el oncólogo les explicó a sus padres que sólo quedaba la opción de los cuidados paliativos.
Se enteraron, entonces de que un equipo de científicos de la Universidad de Pensilvania estaba investigando con células CART ( Chimeric Antigen Receptor T-Cell), y aunque no sabían si el tratamiento funcionaría, decidieron arriesgar para tratar de ayudar a su hija.
Así fue como Emiliy fue sometida a un tratamiento experimental de inmunoterapia de células T que tan sólo había sido utilizado una docena de veces con resultados muy contradictorios. Ella sería la primera paciente pediátrica en recibirlo.
¿Y en qué consiste este tratamiento?
La técnica consiste en extraer millones de células T del paciente y modificarlas genéticamente con una variable neutralizada e inocua del virus del VIH, que es un excelente transportador genético. De esta manera, se diseñan una células especialmente "entrenadas" para acabar con las células cancerosas, capaces de reproducirse hasta no dejar en el cuerpo del paciente rastro alguno de cáncer.
Y esto fue lo que le hicieron a Emily, y a pesar de que los efectos secundarios del tratamiento casi le costaron la vida, tras una semana sedada y con respiración asistida, la pequeña despertó el mismo día en que cumplía siete años.
Dos días después, los médicos informaron a la familia de que las células CART habían funcionado y el cáncer se encontraba en remisión. Fue dada de alta el 1 de junio de 2012, dos años después de haber iniciado aquella dura batalla.
El doctor Carl June, de la Universidad de Pensilvania, fue quien comenzó a trabajar en este tratamiento con la idea inicial de estimular el sistema inmunitario de los pacientes contra el VIH. Pero tras el fallecimiento de su mujer a causa de un cáncer de ovario, decidió dedicarse a investigar contra el cáncer.
Un largo camino por recorrer
Según indicaba el diario ABC en esta noticia del 2014, desde la curación de Emily hasta la fecha de esta publicación, el tratamiento experimental con células CART fue probado en 25 niños y 5 adultos y en todos ellos el resultado fue satisfactorio.
Sin embargo, las cifras que barajaba The New York Times en este artículo no eran tan esperanzadores y hablaba de casos en los que el tratamiento no había funcionado y otros en los que funcionó sólo de forma temporal.
A raíz de aquel suceso, y a pesar de los resultados tan variados que se han ido obteniendo, los investigadores están realmente esperanzados y creen que el tratamiento con células CART podría aplicarse en un futuro no sólo para tratar la leucemia, sino también para combatir otro tipo de cánceres, como el de mama o próstata.
De momento, la farmaceutica Novartis ha decidido invertir 20 millones de dólares para que el doctor Carl June y su equipo puedan seguir investigando. El problema es que los tratamientos son muy costosos ya que deben "fabricarse" a la medida de cada paciente.
Aún queda camino por recorrer y muchas dudas pendientes de resolver, pero poco a poco se va avanzando y desarrollando nuevas investigaciones. Carl June es optimista y cree que el tratamiento podría sustituir en un futuro al transplante de médula ósea, aunque por el momento sólo parece ser una alternativa en los casos que carecen de opciones de curación.
Los padres de Emily abrieron una página web tras la curación de su hija, desde la que comparten fotos de la vida de la pequeña, su evolución en los últimos años y mensajes de apoyo y esperanza para todos los que hoy se encuentran transitando por el mismo camino en el que estuvieron ellos hace seis años.
Fotos @kariwhitehead, Emily Whitehead
Vía La Vanguardia, ABC
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