La primera imagen de esta sucesión de fotografías dio la vuelta al mundo, y también os hablamos de ello en el blog: la parlamentaria europea Licia Ronzulli acudía a trabajar con su bebé recién nacida. Han pasado unos años, y la hija de Licia sigue creciendo en el Parlamento Europeo, como demuestran estas imágenes.
La eurodiputada fue por primera vez al Parlamento cuando su hija tenía tan sólo un mes y medio de vida, y fue porque había una votación en la que quería participar, imagino que como parte de su responsabilidad con los ciudadanos que votaron su partido. Allí se llevó en un fulard a su bebé.
A mí me encanta ver a esta mujer con su hija en el trabajo, por el ejemplo que da y porque a mí me hubiera gustado hacerlo (aunque con ellas algo mayores, porque estuve de excedencia el tiempo que pude). Imagino que no se la habrá llevado todos los días desde entonces, pero sí en algunas ocasiones como las captadas por estas fotografías.
Yo no soy diputada y mi trabajo como profesora es difícil de realizar con un bebé en el aula. Pero si fuera ella y no tuviera que estar hablando y atendiendo a los alumnos también me hubiera llevado a mis hijas en más de una ocasión.
Y más si es para apretar un botón en una votación, aunque sinceramente para eso preferiría no tener que moverme de casa si estoy en mi baja maternal. Y no es imposible, con la tecnología actual, como ya se demostrara hace años en el caso de una política española. El bebé y la madre lo agradecieron, seguro. Y en España ya se permite el voto a distancia en estos casos.
Por cierto, aparte de ver cómo crecen los hijos de las eurodiputadas nos gustaría ver de vez en cuando lo mismo en el caso de ellos, los papás. Seguro que son perfectamente capaces de llevar a sus hijos (y no me refiero a los recién nacidos que van a estar mejor con la madre que les amamanta) al Parlamento.
Ya lo dijimos hace un tiempo, queremos saber cómo concilian los hombres y que no solo las mujeres sean noticia en este tema. Que ellos “presuman” de hijos, que reivindiquen como las madres, por ellos, por nosotras, y sobre todo, por los hijos.
Y también deseamos que la palabra “conciliar” no esté vacía de sentido y se busquen medidas reales que hagan que la maternidad (y paternidad) no estén reñidas con el trabajo. Y que no solo afecten a los políticos, que el resto de la sociedad también lo agradecerá en sus trabajos.
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