Hay quienes son padres por casualidad, sin haberlo planeado. Quien tiene hijos porque desean, ambos, ser padres y se preparan conscientemente para ello. Y entre estas dos posibilidades, habrá tantas razones como personas. Sin embargo, cuando una pareja se plantea ser padres antes sería aconsejable que hablaran de las cuestiones más problemáticas o complicadas de la crianza de un hijo. Así que este es mi consejo, sienta a tu pareja y dile: Cariño, antes de ser padres, vamos a aclarar unos temas importantes.
Por supuesto, cada persona tendrá opiniones y deseos diferentes, y siempre creo que sería positivo que, además del deseo de tener hijos, pudieran aclarar sus dudas y llegar a algunos acuerdos antes de ser padres.
No podemos tener todo previsto en la vida y además, cuando llegan los hijos todo nuestro universo cambia y son esas experiencias las que harán que cambien también nuestras posturas. Pero, repito, si antes de ser padres nos planteamos las cuestiones importantes, investigamos y llegamos a posturar comunes y nos preparamos, va a ser todo más facil.
¿Firmamos un acuerdo previo?
Se que puede parece un poco frío, pero los amigos que tengo (hombres y mujeres) que han pasado por separaciones dolorosas o han perdido la posibilidad de ver a sus hijos tanto como desearían dicen que sería una fórmula muy adecuada: el acuerdo de paternidad previo. ¿Se trata de algo deseable, una muestra más de la maternidad y la paternidad conscientes?
Cuando estamos enamorados todo es de color de rosa, pero si las cosas se tuercen, vienen las batallas, chantajes y sufrimientos. Claro que también el amor nos podría hacer aceptar cosas que luego, si la pareja resulta no ser como esperábamos, pensemos que era mejor no aceptar previamente pues no sabes lo que luego va a pasar.
Que ya sabemos que el amor es ciego y ciega. Además, en mi experiencia, las emociones y sentimientos, y hasta la forma de ver la crianza, pueden cambiar mucho cuando llega el hijo (aunque eso vamos a tratar de evitarlo hablando antes de los temas polémicos como os propongo en este post).
En un acuerdo de paternidad debería aclararse como se quedaría la custodia en caso de separación, el usufructo de la casa si la hay y las pensiones, si se tuvieran que pagar. De todos modos, pese a ser un acuerdo libre, si existen luego circunstancias adversas que hicieran poco recomendable mantener el acuerdo previo (maltratos o problemas de adicciones) se debería trabajar para que no se hiciera efectivo, por supuesto.
Pero si las cosas estuvieran medianamente claras antes quizá habría menos problemas, aunque yo, la verdad, es que no lo creo.
La verdad es que, cuando algunas personas me cuentan las tragedias vividas en las separaciones (reitero, hombres y mujeres) y el dolor de los niños, tanto por verse separados de un progenitor al que necesitan como por tener que mantener contacto con quien no los merece ni los cuida bien, pienso que los hijos quizá deberíamos tenerlos con quien eligiéramos como buen padre o madre, y no con quien nos hiciera perder la cabeza.
Ya se que es un poco utópico, y lo ideal es combinar ambas cosas. Amar a una persona es maravilloso y tener hijos con ella también, pero quizá primero deberíamos estar seguros de que será el mejor padre o madre posible o lo más cercano posible a nuestra idea de una buena paternidad.
Durante el embarazo
Durante el embarazo comienza a haber cambios físicos y emocionales, más notables en la mujer, pero igualmente reales en los varones. Y esos cambios son también temas importantes que hay que hablar antes de ser padres.
Las mujeres, en el embarazo, muchas veces, nos sentimos más vulnerables, cansadas y necesitadas de comprensión, incluso cuando las hormonas, el agotamiento o los miedos, las naúseas o los cambios de humor nos hacen actuar de forma diferente. La pareja debería conocer estos cambios para poder acompañarlos. No es una enfermedad, pero merece respeto y cuidados, no indiferencia y malas respuestas. ¿Está claro?
Tambíén los hombres pueden sentir preocupaciones y, por su educación, puede que se sientan paralizados e incapaces de manifestar sus emociones: miedo a no ser buenos padres, miedo al gran cambio que se avecina, sensaciones físicas incluso que les desconciertan. Haber comprendido previamente que eso va a suceder les ayudará a ambos a sobrellevarlo desde la comunicación.
En los temas más prácticos se van a encontrar con que deben tomar decisiones sobre el tipo de atención que recibirá la embarazada, los controles que son necesarios, las pruebas que van a hacer (por ejemplo, una posible amniocentésis) y la decisión que tomarían si el niño viene con problemas graves o malformaciones.
También deben decidir si van a contratar una doula o si quieren seguir otros cursos como pueden ser el canto prenatal, el hipnonacimiento o el yoga prenatal.
Actualmente casi todas las parejas deciden que sea el hombre (o la pareja si la hay) los que acompañen a la embarazada a las clases de preparto, las ecografías y, por supuesto, el parto. Y del parto hablaremos en la segunda parte de este post, que espero que os inspire a unas cuantas charlas profundas con vuestras parejas. Y me contaréis que os dicen cuando lleguéis con lo de: Cariño, antes de ser padres, aclaremos unos temas importantes.
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