Cuando unos padres que ya tienen un hijo deciden ir a por el siguiente empiezan a aparecer dudas e inquietudes muy lógicas tanto por el comportamiento que tendrán ellos hacia el nuevo bebé como por el que tendrá su hijo/a cuando su hermanito/a llegue.
Para el niño está claro que será un gran cambio en la dinámica familiar, puesto que pasará de ser el hijo único de los padres a tener que compartir espacio con una criatura chiquitita y desconocida que ademas necesita a sus papás casi a tiempo completo.
Es por esta razón que los padres pueden preparar al hijo previamente para que poco a poco vaya comprendiendo qué va a suceder cuando el bebé nazca y qué cambios va a vivir.
Reacciones posibles ante la llegada de un hermanito
Antes de entrar a hablar de cómo preparar al niño para la llegada de un nuevo bebé en la familia podría ser interesante saber cuáles son las reacciones posibles de los niños cuando ello suceda.
Las respuestas dependerán en gran medida de la edad del niño, de su nivel de comprensión y de la relación previa que tenga con los padres, además de cuán preparado esté para digerir el cambio. Es posible que sienta cierta indiferencia ante la noticia, pero que luego empiece a tener comportamientos que antes no tenía, tratando seguramente de llamar la atención que siente que va a perder.
Puede ser que nos dé la sensación de que lo comprende todo y que se lo tome realmente bien, pero que después del parto, con el nuevo habitante ya en casa, reaccione y nos demuestre que la nueva situación no le gusta.
También podría ser, por qué no, que se sienta contento de saber que tendrá un hermanito y que una vez nazca se sienta orgulloso de ser el hermano mayor, de ayudar en su cuidado y que se lo explique a todo el mundo.
El diálogo y la disponibilidad, claves en el proceso
Sea la que sea la reacción del niño ante la noticia o ante la llegada del bebé, lo más importante es hablar de ello: explicar qué va a suceder, cuándo va a suceder, cómo serán las cosas cuando el bebé llegue, cómo actuará mamá y cómo actuará papá.
También puede ir bien ofrecer una representación gráfica de la que será la realidad, utilizando el juego simbólico, tal y como hablamos hace un tiempo. Anticipar a los niños aquello que va a suceder es llevar mucho ganado y, si además lo ha vivido en cierto modo, representándolo con muñecos o personajes, lo aceptará mucho mejor que si un buen día aparecéis en casa con un bebé en brazos.
Si va a haber otros cambios importantes, mejor hacerlos antes de que el bebé nazca
Durante los primeros años de vida de los niños suelen sucederse algunos cambios más o menos grandes en las rutinas de los niños que pueden llegar a vivir mejor o peor. Con esto me refiero a cuando dejan el pañal, cuando dejan el chupete, el biberón, el pecho, cuando entran en la guardería o el colegio, cuando dejan la cuna para ir a la cama o cuando dejan de colechar para ir a su habitación, por poner algunos ejemplos.
Todos estos cambios deberían llevarse a cabo antes de que naciera el bebé, para que el niño no asocie un cambio importante que le genera conflicto con la llegada del bebé (“justo llega mi hermanito y a mí me ponen a dormir solo”). Si no se pueden adelantar porque el niño no está preparado todavía, lo recomendable entonces será esperar a que el bebé tenga ya unos meses. Digamos que dos grandes cambios no deberían ir juntos en el tiempo nunca, si puede evitarse (y menos si uno de ellos es la llegada de un bebé).
Cómo hablar si es un niño pequeño
Un niño menor de dos años tiene una capacidad de entendimiento limitada, lógicamente, sin embargo eso no quita que debamos explicarle las cosas de un modo natural y tranquilizador. A medida que la barriga de la mamá crece se le puede ir explicando que está creciendo un bebé y que un día saldrá. Decirle que será muy pequeñito, como cuando él era bebé y que quizás llore un poco porque no querrá estar solito.
Entonces se le puede explicar algún cuento que narre la llegada de un bebé, trabajarlo mediante el juego simbólico como hemos comentado o bien buscar fotos suyas de cuando era bebé para que vea que su hermanito será igual que él cuando era de pequeño.
Podría ser buena idea también que tuviera contacto con otras familias que hayan tenido un bebé hace poco e incluso con aquellas que ya tengan hijos anteriores, para que vea cómo es la situación que vivirá (o para que cuando la viva recuerde que es tal y como ha ido observando durante el embarazo de su madre).
Cómo hablar con un niño mayor
Si el niño es más mayor, más son las probabilidades de hacernos entender, más las explicaciones que podemos dar y más las dudas que podemos resolver. Un niño mayor puede interesarse por los cambios de la madre, por cómo crece el bebé en el interior, puede querer notar los movimientos en la barriga, puede participar a la hora de decidir el nombre que tendrá, ayudar a elegir la ropa que se le pondrá, etc. y así hacerle partícipe del próximo acontecimiento familiar.
Promoviendo el vínculo con otros adultos
Cuando el nuevo bebé llegue la madre tendrá que pasar, seguramente, mucho tiempo con él. Gran parte de ese tiempo que pase con el bebé será tiempo que antes pasaba con el hermano mayor y éste podría sentirse desplazado.
Para paliar un poco esta situación es recomendable que el niño vaya haciendo vínculos con otras personas adultas, como amigos o abuelos y, sobretodo, con el padre, que deberá intensificar su relación con él para que no dependa tanto de la madre y para que, llegado el momento, acepte (más o menos), que mamá pase tanto tiempo con el nuevo bebé.
Evidentemente, una vez nazca el bebé, la madre deberá seguir pasando tiempo con el hermano mayor y, para eso, los papás tendrán que pasar también tiempo con su nuevo hijo, para que madre e hijo mayor tengan sus ratitos de relación.
En nuestro caso…
Como siempre, os comento qué sucedió en nuestro caso. La gente nos avisaba de los celos que viviría el mayor y una vez nacido el pequeño nos preguntaban por ello, sorprendidos de que aún no los tuviera, pero convencidos de que “bueno, si no los tiene, ya los tendrá”.
Sin embargo, o los celos no han sido demasiado intensos, o nosotros no hemos sabido verlos, porque no hemos apreciado demasiados cambios en nuestro hijo mayor y siempre ha aceptado bien la presencia del pequeño, excepto ahora que tienen 5 y 2 años y empiezan a tener sus más y sus menos, pero no precisamente por nuestra atención o nuestra falta de ella.
Estando mi mujer embarazada mi relación con el mayor fue yendo de menos a más. No por el embarazo, ya que probablemente habría sucedido igual, sino porque tenía más tiempo para poder estar con él y porque él ya tenía dos años, camino de los tres, y poco a poco empezaba a aceptar (pulpo como animal de compañía) a papá y a otras personas como cuidadores para un tiempo más o menos prolongado (hablo de alguna hora).
Cada vez jugábamos más, compartíamos más cosas y eso hizo que al nacer el pequeño nuestra relación siguiera más o menos igual y que aceptara (bastante bien, creo), que mamá tuviera que dedicarle tiempo al bebé. Como además siempre ha estado en casa (siempre que no estaba en el cole) con mamá y el bebé, y conmigo cuando no he trabajado, no se habrá sentido desplazado (lo digo porque algunas familias deciden dejar al niño con los abuelos si van al médico con el bebé, si la mamá va al médico, si los papás van a hacer algún trámite con el bebé, etc.).
Concluyendo, la mejor manera de preparar a un niño para la llegada de un hermano es hablar de manera franca de lo que sucederá, anticiparle tanto como se pueda lo que va a suceder, promover la relación con otros miembros de la familia (no sustituir, sino diversificar) y cuando el bebé llegue, tratar de que todo sea más o menos igual con el niño, para que se sienta igual de querido que hasta el momento.
Fotos | Christyscherrer, Rsgranne en Flickr
En Bebés y más | Los celos entre hermanos, Los celos entre hermanos: recomendaciones, Mi bebé: los celos de la hermana mayor, Fomentar una buena relación entre los hermanos