Es frecuente que los niños pequeños demuestren sus frustraciones con quejas y berrinches. A menudo los padres no sabemos cómo abordar estos momentos en los que nuestros hijos se ponen quejosos o hacen alguna rabieta, pero no lo hacen para molestarnos, simplemente es que todavía son pequeños y aún están aprendiendo a gestionar sus emociones.
Un padre compartió en Reddit un método muy curioso que se le ocurrió a un padre basado en un truco culinario para cambiar el humor de su hijo de tres años: el truco de la patata.
¿En qué consiste el truco de la patata?
Es un truco muy simple. El padre lo ha explicado más o menos así:
"Cuando una sopa o un guiso está muy salado, si le añades una patata, esta absorberá el exceso de sal. Así cuando mi hijo de tres años rezongaba y se quejaba por todo, desde el almuerzo hasta tener que limpiar el suelo para el show que su hermano quería ver, le dije que tenía que dejar de ser tan "salado". Entonces hizo click mi cerebro de padre sarcástico.
Encontré la patata más grande que había y le dije que debía sostenerla hasta que cambiara su actitud. Está muy "salado" y cuando se calme y esté listo para decir cosas agradables, puede soltarla y unirse a nosotros de nuevo.
Y funcionó. Pensó que el truco era tan tonto que su estado de ánimo cambió enseguida. Al principio estaba confundido y quería dejarlo, pero le dije que en ningún caso bajaría la patata hasta que él estuviera de mejor humor para componerse".
Por un lado, el padre utiliza la fórmula de distracción. En lugar de decirle, "no te quejes más", gritarle o regañarle, ha cambiado totalmente el foco de la situación hacia una simple patata. Podemos explicarle que la patata absorbe el exceso de sal y que lo ayudará a eliminar la ira o el mal humor que pueda sentir en un momento dado.
Por otro lado, es un método de autocontrol, una manera de hacerlo reflexionar sobre una actitud que no está siendo correcta y pactar con él un acuerdo: "Cuando cambies tu actitud, puedes soltar la patata".
Aunque puede resultar efectivo para que el niño cambie su estado de ánimo rápidamente, es un método que no funcionará siempre. Cuando suceda fuera de casa y no tenga un patata a mano, ya el truco no tendría sentido. En ese caso habría que buscar otra manera de ayudar al niño a salir de su estado de enfado o de queja.
Igualmente, siempre que se pretenda que el niño modifique de alguna manera su estado de ánimo, una vez que se haya tranquilizado es muy importante que habléis sobre el conflicto o sobre el motivo de su enfado y buscar juntos una solución.
Si simplemente se le hace sostener una patata no servirá de nada. La comunicación, empatizar con él, entender sus emociones y ayudarle a identificarlas es la manera más efectiva de ayudar a tu hijo.
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