Las familias han cambiado y la maternidad en solitario ha venido para quedarse. Cada vez hay más en nuestro país y, en la mayor parte de ellas, hay una mujer como figura adulta.
Así lo reflejan los datos del informe 'Madre no hay más que una: monoparentalidad, género y pobreza infantil', que señala que el número de hogares monoparentales alcanzaría en España los 1,9 millones y que ocho de cada diez están encabezados por mujeres.
Pero hay más. El riesgo de pobreza de las familias monoparentales sostenidas por mujeres duplica al de las sostenidas por hombres: un 52% frente a un 25%.
"Mayor pobreza en los hogares con madres solas"
El informe del Alto Comisionado Contra la Pobreza Infantil del Gobierno de España es tajante en sus conclusiones: “la pobreza afecta especialmente a los menores que viven en hogares monoparentales con madres solas”.
En el año 2019 la tasa de pobreza infantil moderada en España alcanzó el 27,4%, siendo la infancia el único grupo de edad en el que este indicador creció desde el año previo y colocando a nuestro país como el tercero con mayor tasa de pobreza infantil de la Unión Europea solo por detrás de Rumanía y Bulgaria.
En hogares monoparentales simples y núcleos con no convivientes encabezados por mujeres esta tasa se eleva hasta el 47% y el 52% respectivamente, mientras que, en el caso de familias con padres solteros, las cifras se sitúan en un 25%, por debajo de la media.
Para entender qué se considera riesgo de pobreza infantil severa, el estudio señala el reunir cuatro de estos puntos causados por razones económicas: dificultad para llegar a fin de mes, no poder mantener la vivienda caliente en invierno, no poder consumir proteínas cada dos días, no poder permitirse una semana de vacaciones, retrasar el pago de suministros, el pago de la hipoteca o la incapacidad para afrontar gastos imprevistos.
Detrás de estos problemas, están sobre todo las mujeres, por las dificultades para acceder al mercado laboral, la temporalidad de los empleos que desempeñan, la parcialidad de sus contratos, el paro, o los problemas para conciliar vida familiar y laboral, que aún pesan principalmente sobre las mujeres.
A pesar de tener una formación educativa similar o superior que ellos, las mujeres siguen siendo las más perjudicadas en este terreno, según indica el informe, que evalúa también el nivel de estudios de los progenitores según el sexo.
Razones económicas y sociales
Los motivos de la formación de hogares monoparetales pasan por una separación o divorcio, el fallecimiento de uno de los padres o la elección de criar solo o sola a un hijo por nacimiento o adopción.
Así lo señala este análisis, que muestra que el concepto de ‘hogar monoparental’ esconde realidades sociales muy distintas, que explican por qué son los hogares sostenidos por una mujer los que sufren las mayores tasas de pobreza y exclusión. No solo influye el sexo del progenitor en la incapacidad para pagar facturas, alimentar bien a los niños o disfrutar de unas vacaciones. También tiene que ver el número de hijos o convivientes en la casa.
Y es que aunque en general las mujeres de familias monoparentales tienen estudios iguales o superiores a los padres en la misma situación, las tasas de paro no reflejan esta realidad, castigando a las madres: ellas trabajan tres veces más a tiempo parcial que los hombres.
Esta situación aún es peor si residen con otros convivientes: solo una de cada cuatro tiene un contrato a tiempo completo y el 20% de ellas está en el paro, diez puntos más que en el caso de los padres.
Estos datos demuestran que las madres solas se enfrentan a mayores dificultades en el mercado laboral. Los problemas para conciliar crianza y trabajo y la necesidad de apoyos de redes sociales y profesionales para poder desarrollar su carrera se suman a la discriminación por sexo que las mujeres sufren de por sí.
Y todos estos datos corresponden al año anterior a la pandemia de coronavirus. Habrá que esperar a ver en qué situación se encuentran los hogares monoparentales en estos momentos, tanto si están sostenidos por mujeres como por hombres y cómo afecta a los niños.
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