"Me arrepiento de haber dejado de trabajar al convertirme en madre": nueve sinceros testimonios de mujeres
Las madres no lo tenemos fácil. Sin hacer comparaciones ni caer en divisiones, la realidad es que todas las madres en algún momento hemos tenido que renunciar a algo. Nos encanta poder tener la oportunidad de vivir ambas experiencias: ser profesional y ser madre, pero aunque muchas lo consiguen, desafortunadamente, dedicar total atención a ambos al mismo tiempo es algo que cuesta mucho tiempo y esfuerzo.
Son muchas las circunstancias personales que hacen que algunas mujeres tomen la decisión de renunciar a sus trabajos cuando se convierten en madres. ¿Pero es esta siempre la mejor opción? Hablamos con nueve mujeres que nos comparten sus experiencias personales y nos cuentan de una manera sincera por qué se arrepintieron de haber dejado de trabajar al convertirse en madres.
Antes de continuar, me gustaría hacer una pequeña aclaración, que aunque considero es algo que se sobre entiende, no está de más dejarlo de forma clara. Las mujeres que tuvieron el valor y la gentileza de compartirnos su experiencia están felices de ser madres y aman a sus hijos más que a nada en el mundo.
De ninguna manera queremos indicar o dar a entender que se arrepienten de convertirse en madres, pues estas entrevistas están enfocadas en los cambios de estilo de vida y las decisiones a las que se enfrentan las mujeres trabajadoras cuando deciden tener hijos. Esperamos que sus testimonios sean de utilidad para otras mujeres que se encuentran pasando por la misma situación.
Mujeres profesionales que se convierten en madres
Como mencionaba al inicio de este artículo especial, cuando llega el momento de tener hijos, las mujeres que trabajan fuera de casa suelen hacerse una pregunta que podría cambiar aún más su ritmo de vida (además de la llegada de su bebé): ¿renunciar o seguir trabajando?
Aunque cada mujer vive su maternidad de forma diferente, lo cierto es que para todas siempre resulta muy difícil despegarse de los hijos, especialmente cuando están tan pequeñitos. Es por ello que muchas mujeres elegimos decirle adiós a nuestra vida profesional y enfocarnos al cien por ciento en el cuidado y crianza de nuestros hijos.
Algunas eligen renunciar con la intención de hacerlo de forma permanente, mientras que otras planean hacerlo durante los primeros años de sus hijos, y otras, si su trabajo lo permite, deciden tomar alguna clase de licencia o permiso además de la baja por maternidad para poder pasar la mayor cantidad de meses posibles con sus hijos.
En el caso de las madres que hoy nos comparten su experiencia personal, ellas eran mujeres trabajadoras, que tenían una carrera en desarrollo y que se sentían plenas en sus lugares de trabajo, como Rosalina, de 28 años y madre de dos niños:
Soy Ingeniera Forestal y trabajaba como asesora de impacto ambiental en la planeación y construcción de carreteras. En el trabajo yo hacía los documentos para pedir permisos ambientales y llevaba el seguimiento en campo durante la construcción de carreteras. Para esto tenía que estar viajando constantemente a los proyectos y esa parte me gustaba mucho, la de viajar. Además me sentía bien, pues trabajaba en mi carrera con un buen sueldo y buenos compañeros de trabajo, es un trabajos que suele ser de hombres, pero yo me sentía realizada.
Algunas de ellas tenían trabajos y actividades que las mantenían ocupadas todos los días, llevando un ritmo de vida muy activo, como el caso de Suset, quien tiene 31 años y es madre de un niño:
Antes de convertirme en mamá trabajaba todo el día: salía de mi casa a las ocho de la mañana y llegaba a las siete de la noche. Tenía doble turno y solo salía a comer con mi esposo a medio día. Me sentía muy bien, todo el día ocupada y los fines de semana estudiaba mi maestría. Así que siempre tenía algo que hacer. Los domingos eran de descanso, durmiendo mucho y viendo películas con mi esposo, ambos trabajábamos todo el día y los sábados él estudiaba otra licenciatura, así que nos manteníamos ocupados.
Otras, como Alejandra de 36 años y madre de una pequeña de un año, trabajó desde que era muy joven y estaba muy acostumbrada a los beneficios que esto le aportaba:
Siempre he trabajado, desde que cumplí los 18 años he sido una persona que le ha gustado mucho trabajar, no tuve la oportunidad de estudiar la universidad por cuestiones económicas así que decidí abrirme a la oportunidad laboral, siempre en el mismo rubro: secretaria, auxiliar, ejecutiva de ventas, facturista y cajera. No me había ido nada mal y disfrutaba mucho de mi tiempo y mi trabajo, atendía mi casa, a mi esposo y a mis padres que ya son personas mayores. Tenía mucho tiempo, un ingreso económico que tal vez no excelente, pero que nos permitía salir de vez en cuando de vacaciones, escaparnos un fin de semana de novios.
La transición hacia una maternidad 24/7
Pasar de mujer sin hijos a madre de un bebé, es algo que cada una experimenta de manera distinta, pero que sin duda trae muchos cambios en cada una de nosotras: en nuestro cuerpo, nuestra forma de pensar, así como nuestro ritmo y estilo de vida. Cuando renunciamos a un trabajo, debemos añadir eso a la lista de cambios a los que deberemos adaptarnos tras tener hijos.
Para Paola, de 40 años y madre de tres hijas, fue particularmente difícil el adaptarse a una vida en casa, pues desde temprana edad se había dedicado a trabajar:
Yo trabajé embarazada de mis tres hijas, en cuanto mi incapacidad por maternidad terminaba yo regresaba. Pero mi mamá ya había fallecido y ya no tengo más familia que me apoyara con eso y mi esposo también trabajaba, así que decidí ser mamá de tiempo completo. La transición fue todo un descubrimiento porque nunca lo había vivido. Desde que estaba en mi último año de bachillerato yo trabajaba, así que nunca había hecho algo parecido ni ser ama de casa, no sabía ni cocinar.
Otro factor al que se enfrentaron, y que le sucede a muchas madres que se quedan en casa, es lo solitario que pueden volverse los días tras estar acostumbrada a una vida laboral y socialmente activa. Para Dulce, de 35 años y madre de un hijo, la soledad y estar lejos de su familia fueron algunas de las cosas más difíciles de su adaptación a la maternidad:
Mi transición a ser mamá y ama de casa de tiempo completo fue muy difícil, era mamá primeriza y mi familia estaba en México. Mi suegra vivía aquí, pero me agobiaba y quería hacer todo con mi bebé a su antojo. Mi esposo trabajaba prácticamente todo el día y yo entré en depresión. Estaba feliz con mi hijo, es lo mejor del mundo, pero para lo demás no estaba preparada, ni siquiera mentalizada, pues estaba acostumbrada a mi dinero, mis decisiones y libertad que eso te da.
Me sentía feliz de poder estar con mi hijo, de no perderme su desarrollo y pensaba en mis amigas que trabajan fuera y debían dejar a sus bebés en guardería con apenas unos meses. Eso me hacía sentir bien, estar con él, pero las labores del hogar y estar todo el día y todos los días fue pesado, estaba sola, sin amigas, aprendiendo a ser mamá y esposa de casa. Me costaba pedir dinero para algo, a pesar de que mi esposo es el mejor hombre para mí, nada tacaño, amoroso y buen padre. Pero todo eso no quitaba que como mujer sintiera que algo me falta, me sentía incompleta.
Algunas mujeres, no renunciaron de forma inmediata al nacer su bebé, sino que con el paso del tiempo se dieron cuenta que necesitaban estar a su lado. Así le sucedió a Laura, de 27 años y madre de una niña:
Cuando regresé al trabajo me sentí horrible, no quería despegarme de mi bebé para ir a trabajar. Decidí renunciar a mi trabajo a los 7 meses de que regresé a pesar de que me habían ascendido y me iba mejor. No tenía tiempo suficiente para estar con mi bebé, sólo era mamá de fin de semana y cuando estaba con ella, no tenía un vínculo. Así que decidí presentar mi renuncia y quedarme en casa full time.
Lo bueno era que ya no tenía presiones y ahora podía dedicarme a lo que tanto anhelaba: ser mamá (de tiempo completo). Pero me llevé una sorpresa cuando me di cuenta que no tenía un vínculo con mi hija y que prácticamente no la conocía. Me sentí terrible y entre en depresión otra vez, pues ya había tenido depresión postparto.
Fue muy difícil adaptarme a ser sólo mamá y ya no la mamá que tenía el dinero, que comía donde quería y que compraba lo que quería. Pasé a ser dependiente económica de mi ex pareja y de mi mamá, pero valió cada esfuerzo y cada lágrima por ganarme el amor y confianza de mi hija. Que me reconociera como su mamá y que ambas pudiéramos tener una conexión real.
Dependencia económica y soledad, las principales causas de arrepentimiento
Al hablar con las nueve madres entrevistadas, pude darme cuenta que todas ellas son mujeres que aman a sus hijos y describen la maternidad como la mejor experiencia de sus vida. Pero entonces, ¿por qué se arrepienten de haber renunciado tras convertirse en madres?
La respuesta de la mayoría fue porque perdieron su libertad e independencia económicas, y ahora dependían de alguien más para obtener las cosas que necesitaban, algo a lo que nunca habían estado acostumbradas ya que gracias de sus trabajo podían tener y controlar sus propios gastos e ingresos.
Para Gyna, de 27 años y madre de una niña, esta fue la principal razón por la que considera que renunciar a su trabajo no fue la mejor opción, la cuestión económica:
No aportar a la casa me hacía sentir triste, aunque mi esposo jamás me ha echado nada en cara. Me arrepiento por mi independencia económica y el tiempo que tenía para mí, ya que por más que fuera trabajo lo disfrutaba, me arrepentí mucho, muchísimo por eso.
También, dejar sus metas y desarrollo profesional al abandonar su carrera, era algo que las hacía dudar de su decisión de renunciar, como le sucedió a Astrid, de 30 años, madre de un niño y en espera de otro bebé:
La transición a ser madre de tiempo completo fue tranquila pero sentía que me faltaba algo. No disfrutaba de mi hijo al estar pensando en que mis metas estaban en pausa y para ser una buena madre, debes de estar bien contigo misma.
Si estás pensando en renunciar después de convertirte en madre
Además de compartirnos su experiencia y los motivos por los cuales sintieron que renunciar tras convertirse en madres no fue la mejor opción, les pedí que también nos compartieran algún consejo, lección o aprendizaje que pudiera servirle a otras mamás que se encuentran en la misma situación o que están considerando renunciar.
Karla, de 24 años y madre de un niño, tuvo que renunciar a varios trabajos en los que se alejaba mucho de su hijo por lo complicado de sus horarios. Afortunadamente, hoy ha vuelto a trabajar en una empresa en la que comprenden que es mamá:
Creo que nosotras como mujeres nos podemos proponer en trabajar y ser mamá siempre y cuando tengamos un balance. Claro, no es fácil, en todo ese tiempo me desanimaba muchísimo entrar a una empresa muy entusiasmada y salir decepcionada por el hecho de que no entendían que también era mamá.
Yo creo que si estás trabajando, y en tu empresa te apoyan, entienden que serás mamás o lo eres, y tú te sientes a gusto ahí trabajando y tu familia te apoya ¡no lo dejes! Los bebés crecen súper rápido, y pronto verás que ya son unos niños súper despiertos y que entienden todo. Igual puedes tú darte un descanso para estar con ellos y considerar el trabajar después, pero pienso que uno como mujer si es bueno tener sus propios ingresos y te ayuda a crecer tanto emocional como profesionalmente.
Rosalina por su parte, aconseja hablar del tema económico a profundidad con la pareja y no olvidarse del tiempo para una misma, que es muy importante para sentirnos bien como mujeres:
Mi consejo es que aunque puede ser difícil y tornarse solitario, al final vale la pena cada momento de ver crecer a un bebé. Pero que sí se aclare desde el principio con tu esposo la división del ingreso, apartando una parte para ti, para ropa y necesidades no tan básicas pero que ayudan a tu autoestima, también un rato para salir a conocer amigas, como talleres, la estética o el gym y no encerrarse 24 horas en casa.
En relación al tema de la soledad, Paola nos aconseja prepararse desde el embarazo con un círculo de apoyo, para así rodearnos de familia que pueda apoyarnos ocasionalmente:
Mi consejo para las embarazadas es que no se queden solas, que busquen un círculo de apoyo porque van a estar muy cansadas. Hay que buscar una o unas amigas o familiares que les permitan descansar y ser ellas mismas, que no se pierdan entre todas esas obligaciones y situaciones que ocurren.
También que sean pacientes porque los hijos duran muy poco pequeños y que la vida es muy larga y hermosa. Cuantos más años cumples te vuelves más hermosa en todos los sentidos, eres más sabia y sabes las cosas que sí te gustan. Paciencia porque dura poco y tú, eso que ves y sientes detrás de tus ojos cuando los cierras, eso eres tú, ahí estará contigo y es a ella a la que hay que complacer.
Y como sabemos que ésta es una decisión personal y que cada familia tomará de acuerdo a sus necesidades y capacidades, cerramos con el consejo de Laura:
En mi experiencia, es difícil trabajar y no poder estar con tu bebé, pero hay que intentar encontrar el equilibrio en ambas cosas, tener nuestro criterio bastante claro y tomar decisiones que pueden ser mejor. Y sobre todo: escuchar lo que diga tu corazón. Los tiempos son perfectos, si quieres dejar de trabajar un tiempo y dedicarte a la maternidad 24/7, HAZLO. Si quieres seguir trabajando y combinando ambas tareas, HAZLO.
El tema de las madres que trabajan fuera de casa es uno muy complejo y para el cual se necesita continuar trabajando mucho más en cuestión de conciliación y luchar por tener mejores ambientes de trabajo para quienes tienen hijos. Agradecemos a las nueve mujeres que renunciaron a sus trabajos tras ser madres y después se arrepintieron de haberlo hecho por compartir su experiencia personal con sinceridad.
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