Tensión entre nuera y suegra: nueve claves para llegar a acuerdos sobre los niños
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Tensión entre nuera y suegra: nueve claves para llegar a acuerdos sobre los niños

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Las relaciones entre las nueras y las suegras no siempre van como la seda. Las tensiones son habituales en muchas familias, incluso en las reales, y si bien las poca sintonía puede venir desde antes, las discrepancias suelen agravarse aún más cuando llegan los hijos. Seguro que muchas de vosotras sabéis de lo que hablo.

La situación se vuelve cada vez más incómoda para ambas, y lo peor, que los niños quedan en medio del fuego cruzado. Por el bien de todos, y aunque haya momentos en los que desearían no tener suegra, lo más recomendable es intentar reconducir la relación. Pero ¿cómo hacerlo? Os damos algunas claves que os permitirán llegar a acuerdos sobre los niños para conseguir una mejor armonía familiar.

Definir los roles

En muchas familias, los abuelos son cuidadores habituales de los niños cuando los padres salen a trabajar y pasan mucho tiempo juntos, a veces incluso más que con los propios padres.

Las grandes diferencias entre nueras y suegras suelen estar relacionadas con el modo de criar o cuidar de los hijos, así como con comportamientos que pueden considerarse como una invasión de territorio de la suegra. Algunas abuelas se entrometen demasiado, haciendo que la madre sienta que pierde protagonismo y autoridad ante sus hijos.

Por ello, es clave definir los roles de cada uno, con amabilidad pero con firmeza. Los padres son los padres y son lo que toman las decisiones sobre sus hijos. Los abuelos pueden sugerir, aconsejar, dar su punto de vista respetuosamente pero en definitiva, las decisiones son de los padres, y estén o no de acuerdo con ellas, deben respetarlas.

Respetar los espacios

Las abuelas deben entender que con los nietos no vuelven a ser madres, ahora son abuelas.

En su nuevo papel, deben respetar el espacio de la relación de su hijo con su mujer y dejarlos que vivan la experiencia de la paternidad libremente, sin entrometerse, aunque muchas veces crea que se están equivocando.

Acordar las visitas

Hay abuelas realmente intensas, especialmente cuando nace el primer nieto que atrae la atención de toda la familia. Por respeto y cortesía, es conveniente que la abuela acuerde antes las visitas a los nietos, para convenir cuál es el mejor momento para hacerlo.

Es absolutamente normal que la familia quiera intimidad (pongamos como ejemplo un domingo por la mañana) y quieras pasearte por tu casa en ropa interior haciendo mimos con tu bebé sin la presencia de tu suegra.

Establecer pactos

Muchos conflictos vienen porque la madre considera que la abuela consiente demasiado a los niños, por creencias anticuadas, o por la alimentación de los pequeños: demasiadas golosinas, comidas poco saludables, etc.

Seguro que podéis llegar a acuerdos sobre la cantidad de golosinas que pueden comer o los caprichos que se les conceden a los niños. Si es necesario, podéis dejarlo por escrito y a la vista para que no se le olvide (en la puerta de la nevera, por ejemplo).

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Mantener una comunicación fluida

Cuando nazcan los hijos, o incluso desde antes, los padres deberían ir haciéndole saber a la abuela (y al abuelo) cuál es vuestro estilo de crianza y cómo queréis educar a vuestros hijos.

Mantén conversaciones con tu suegra sobre las normas que tenéis en casa para que se respeten también cuando los niños están con ella. Muchas veces los problemas vienen por falta de comunicación. De esta manera, al dar a conocer las normas con antelación, podrás muchas veces evitar los conflictos antes de que sucedan.

Resolver los conflictos cuando surgen

Aún así, aunque intentes evitarlos, siempre habrá situaciones que provoquen desacuerdos. Cuando surgen, es conveniente intentar solucionarlos en el momento con la mayor delicadeza posible.

Ir acumulando conflictos no resueltos solo contribuye a aumentar la tensión en la relación. Como pequeñas gotas que van llenando el vaso, y no queremos que acabe desbordándose.

Mantener el respeto, siempre

Si se pierde el respeto, será difícil que haya vuelta atrás. Es fundamental que ambas se traten con respeto, resuelvan las diferencias con inteligencia emocional y empatía, y si es posible simpatía. Por supuesto, jamás hablar mal la una de la otra y evitar confrontaciones en presencia de los niños.

Los niños tienen derecho a tener una buena relación con sus abuelos, más allá de las diferencias, siempre que esa relación no sea perjudicial para ellos.

Ceder un poco de ambas partes

Seguro que más de una vez ambas tengáis que ceder un poco de terreno para que las cosas fluyan mejor. Por parte de las abuelas, no hacer nada sin el consentimiento de los padres, y por el de las madres, ser un poco más flexibles y tolerantes con aquello que no os gusta demasiado.

La clave es que esas concesiones sean equilibradas y que no sea siempre una la que cede en detrimento de la otra.

El hombre tiene mucho que decir

Y por último, pero no menos importante, el papel de un actor que tiene mucho que decir: el hijo, pareja y padre. Es clave que el hombre sea un mediador conciliador, que fomente la buena relación entre ambas.

Muchas veces el hombre evita involucrarse para no salir mal parado, pero es una postura bastante inmadura. Es importante que tome una posición, que proteja la relación con su pareja y a sus hijos y que establezca los límites con su madre (y su padre) de forma cariñosa. Si se involucra responsablemente, la relación entre ambas fluirá mejor.

Como conclusión. La relación nuera-suegra no siempre es fácil, y menos cuando existen desacuerdos en cuanto a los cuidados de los hijos. Pero no debemos perder de vista que a fin de cuentas lo que todos queremos es el bienestar de los peques, así que hagamos todo lo que esté en nuestras manos para garantizarlo.

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