Hay bebés que se duermen mientras le acarician el pelo, otros que lo hacen mientras les dan palmaditas en el culete o les canta una nana.
He descubierto que una de las cosas que más relaja a mi bebé cuando la acuesto en su cuna es acariciarle la espalda mientras le susurro alguna canción.
Mano de santo. Como si se tratara de un somnífero, la relajación es tal que en pocos minutos se queda dormida.
Según los expertos, se trata de la primera fase del sueño del bebé, en la que se relaja y empieza a desconectar de la actividad previa.
Durante esta fase, cualquier cosa que hagamos para tranquilizar al bebé es buena para que se desactiven y así facilitar un sueño reparador.
El ritual empieza por el baño con agua tibia, sigue con los masajes, la comida y luego a la cama. Con la ayuda de algunos mimos y la voz relajante de mamá o de papá estarán preparados para conciliar el sueño.
En algunas casas sucederá como en la mía, que papá llega tarde de trabajar y la hora previa a ir a la cama se convierte en la hora de los juegos, lo que luego dificulta más que el bebé o el niño se duerman por la excitación que tienen.
Por eso, hay días en que debo aumentar la dosis de mimos o acudir a una bolista de lavanda que coloco debajo de la almohada para que tengan un sueño más tranquilo.
Cada padre sabrá encontrar el método más adecuado para relajar a su bebé, un hábito afectivo muy agradecido que requiere entre cinco y diez minutos al día, que tanto tú como tu bebé disfrutarán mucho.
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