A mi hijo le encanta Halloween y está deseando que llegue ya. Una de las actividades que hacemos cada año es preparar nuestra propia calabaza de Halloween.
Los niños disfrutan mucho con los preparativos y, aunque es un poco trabajoso, merece la pena el efecto y nos permite pasar una tarde muy agradable. Os voy a explicar como lo hacemos nosotros y seguro que muchos os apuntáis.
Empezarmos comprando una calabaza apropiada, que tenga buen color y el tamaño que prefiramos, aunque es más sencillo si no es de las más grandes. Hay que abrir la parte superior de la calabaza, cortándola con un cuchillo de sierra. Entonces hay que ir vaciándola con cuidado, quitando toda la carne con una cuchara resistente y un cuchillo si está duro.
Habremos preparado el diseño de la cara, con los ojos triangulares, la nariz y la boca, a la que yo le suelo poner el dibujo de unos dientes puntiagudos. Normalmente lo ensayamos primero en un papel y luego, cun un rotulador negro, pintamos los rasgos. Una vez hecho eso, hay que cortar los agujeros con un cuchillo. Hay que hacerlo con cuidado, despacio, para que no se deslice el cuchillo y cortemos demasiado.
Una vez terminada ponemos una vela dentro, que la ilumina y, en la oscuridad, os aseguro que el efecto es extraordinario.
Cuando yo era niña no se celebraba Halloween. En las películas americanas aparecían los niños pidiendo caramelos y la decoración típica, entre festiva y terrorífica. La verdad es que siempre me pareció divertido. Luego, cuando en España empezó a adoptarse al principio me chocaba pero la he aceptado y disfrutamos mucho con ella.
Seguro que a vuestros hijos les encanta preparar con vosotros esta calabaza de Halloween. Yo ya no puedo esperar más.
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