Lamentablemente, todos los veranos conocemos noticias de niños que han muerto tras haber sido dejados por sus padres encerrados en el coche y haber sufrido un golpe de calor.
Jamás nos gustaría hallarnos frente a esta situación, pero recordemos que un niño en el interior de un coche aparcado al sol en verano y sin ventilación puede alcanzar los 42 o 43 grados de temperatura corporal y morir en el plazo de 30 a 60 minutos. Y no hace falta que sea verano, en otra época del año también puede suceder. ¿Cuánto tiempo lleva el niño encerrado en el coche cuando lo vemos? Puede que esté en el plazo de riesgo, por lo que hemos de actuar con rapidez.
Cómo saber si está en peligro
Inicialmente los síntomas que indican que el bebé está en peligro son: respiración rápida, aumento de la frecuencia cardíaca, fiebre, piel muy caliente (puede ser con o sin sudor, normalmente estará muy sudado), sed intensa, dolor de cabeza, irritabilidad, vómitos, decaimiento y disminución del nivel de conciencia (incluso con convulsiones).
Desde fuera del coche, algunos de estos síntomas son evidentes, si nos fijamos en que un niño muestra esos signos o parece estar sin sentido, hay que actuar de inmediato.
Así lo señala la Sociedad Española de Atención Primaria (SEPEAP). Hay que llamar a los servicios de emergencias, ya que el pronóstico depende de la rapidez de actuación. Estos son los pasos recomendados:
Cómo actuar: pasos a seguir
Llamar a los servicios de emergencias.
Mientras llegan, si no tenemos las llaves, intentar abrir el automóvil manteniendo la seguridad del menor (por ejemplo rompiendo el cristal de una ventanilla alejada), para que entre el aire de inmediato y poder sacarlo del "horno".
Antes de trasladarlo a un centro hospitalario es necesario enfriar el cuerpo, trasladando al niño a la sombra o a una zona más fresca, sumergiéndolo en agua tibia, aplicando paños o toallitas mojadas en la cabeza y en el resto del cuerpo (los paños deben cambiarse cada poco tiempo por otros frescos, ya que rápidamente se calientan).
Siempre que sea posible, utilizar un ventilador que aumente el efecto refrigerador.
Elevar la cabeza del niño y si está consciente, ofrecer líquidos, preferentemente con sales, por ejemplo solución de rehidratación oral (deben ofrecerse pequeñas cantidades con frecuencia).
En este plazo se supone que habrán llegado los servicios de emergencia para trasladarlo al hospital y continuar el tratamiento, dependiendo de su estado, tal vez en cuidados intensivos.
Como decimos, ojalá nunca tengamos que aplicar estos pasos, pero si vemos a un niño con un golpe de calor encerrado en un coche, ya sabemos lo que hay que hacer. De nuestra actuación puede depender su vida, no lo dejemos pasar.