Se dice que hoy es el 'Blue Monday', o lo que es lo mismo, el lunes más triste del año. El concepto, publicado en 2005 por la agencia de viajes Sky Travel, surgió de una campaña publicitaria que aseguró haber calculado la fecha mediante una ecuación, en la que se tuvieron en cuenta variables como el factor climático, las deudas adquiridas durante las fiestas navideñas o los fallidos propósitos de año nuevo. Con todo ello, se llegó a la conclusión de que el tercer lunes del año resultaba ser el día más deprimente del calendario.
Obviamente, esta idea no tiene ninguna base científica, pero hemos querido aprovechar la fama que gira en torno a este 'Blue Monday' para profundizar más en la tristeza; un estado de ánimo que en la mayoría de las ocasiones nos empeñamos en ocultar o evitar que nuestros hijos experimenten.
Pero la tristeza es una emoción que también debe ser reconocida y gestionada, por lo que Ana Asensio, Psicóloga, doctora en Neurociencia y autora de la web Vidas en Positivo, nos ofrece las claves para ayudar a nuestros hijos a entender este importante (y necesario) estado emocional.
La tristeza es saludable y necesaria
La tristeza siempre ha tenido muy mala fama, pues a ninguno nos gusta sentirnos tristes, ni ver triste a alguien a quien queremos. Además, en la mayoría de las ocasiones no sabemos qué hacer ante la tristeza ajena, y casi sin darnos cuenta obligamos a nuestros hijos a reprimirla.
"Para ser feliz es necesario también estar triste, entender la tristeza, aceptarla y vivirla. La tristeza es un reciclador que nos ayuda a depurar nuestro cuerpo, a coger fuerzas y a expandirnos. Dicho de un modo práctico: ponernos tristes, llorar o sentir nostalgia y melancolía sin razón aparente, es necesario y saludable.
"Cada vez que vivimos la tristeza -o ayudamos a nuestros hijos a vivirla de forma saludable- nos sentimos después liberados, calmados y con más energía. Porque la tristeza no es ni buena ni mala: es una emoción, como cualquier otra. Una emoción que suele mantenernos más callados, un poco más decaídos, con menos vitalidad y algo ausentes, pero que tiene una finalidad en nuestro cuerpo".
Por todo ello, en "el día más triste del año", Ana nos propone homenajear a la tristeza y enseñar a nuestros hijos el importante papel que juega esta emoción:
Si estás triste, no se lo ocultes a tu hijo
El primer paso para ayudar a nuestros hijos a entender y gestionar la tristeza, es hablar con ellos sobre cómo nos sentimos, y sin un día estamos tristes también debemos tratarlo con total normalidad. No pasa nada si nos ven "apagados" o incluso si lloramos delante de ellos.
Es normal que, como padres, sintamos la necesidad de proteger a nuestros hijos de nuestra tristeza o intentemos evitar que se sientan mal por vernos así. Pero la psicóloga nos aconseja que no tratemos de fingir o hacerles ver rápidamente que estamos bien, pues es necesario que la tristeza salga hacia fuera con serenidad y calma, y no venga de repente un día a modo de crisis catártica.
"Desde la serenidad debemos explicarles a nuestros hijos que nos sentimos tristes, y que ese es el motivo por el que quizá nos perciban con pocas ganas de hacer cosas o incluso de hablar. Si tenemos niños pequeños, probablemente tengan el instinto de querer abrazarnos; está bien, dejémosles que nos abracen, es saludable para ellos y para nosotros, y además démosles las gracias por hacerlo".
La tristeza es una emoción como las demás: habla de ella con naturalidad
Ana nos aconseja aprovechar también aquellas reuniones familiares en las que hablamos y debatimos con nuestros hijos sobre lo que pensamos, para hablar también sobre lo que sentimos, lo que nos preocupa o las emociones que nos genera un determinado tema.
"Podemos aprovechar los momentos familiares para sacar a relucir las cosas, noticias o situaciones que nos ponen tristes, y explicar a nuestros hijos los motivos. En el caso de los adolescentes, una excelente forma de hacerlo es a través de las series o programas de televisión, o incluso a través de la experiencia que esté viviendo alguno de sus amigos"
Este ejercicio no solo es una excelente forma de conectar los unos con los otros y de compartir tiempo de calidad en familia, sino sobre todo de conocer más detalles de las emociones de quienes nos rodean.
El juego de las emociones
Cuando nuestros hijos son pequeños, Ana Asensio nos aconseja utilizar el juego como una herramienta para expresar las emociones. Por ejemplo, podemos animarles a terminar frases como: "me siento triste cuando..." , "me siento alegre cuando...", "me enfado cuando...".
Como decíamos en el punto anterior, también podemos aprovechar estos juegos para conocernos más los unos a los otros, utilizando frases como "creo que mi madre se siente triste cuando...", "a mi hermano le enfadaría que...", "¿quién de este grupo crees que se pondría más triste si ocurriera...?", "¿qué harías si vieras a alguien a quien quieres muy triste?"
"Con este sencillo ejercicio podemos obtener muchas pistas acerca de aquello que pone triste a nuestros seres queridos, además de aprovechar para explorar nuestras propias emociones y presentárselas a nuestros hijos"
Observar y escuchar a nuestro cuerpo
Otra de las cosas importantes que nos aconseja la psicóloga es "echar el freno" a este ajetreado ritmo de vida que siempre llevamos, y pararnos a observar a nuestro cuerpo y enseñar a nuestros hijos a observar el suyo. Y es que en ocasiones vamos por la vida tan deprisa, que quizá no seamos conscientes de que estamos tristes o nostálgicos, o incluso de que nuestros hijos lo están.
"Si observas estas señales físicas, pregunta a tus hijos cómo se sienten, y hazles ver que es importante hablar de nuestras emociones. Si efectivamente, la tristeza estuviera haciendo acto de presencia, debemos pararnos, escucharla, descansar y cuidarnos. Seguro que nos vendrá bien pasar un día o una tarde con nosotros mismos y nuestro silencio interno".
Y si nos apetece, Ana Asensio nos recomienda escuchar música o ver una película lacrimógena, pues llorar en esos momentos puede ser muy liberador. Igualmente, y aunque no sintamos tristeza, recurrir a este tipo de estrategias (series de televisión, películas, canciones, recuerdos...) también puede ayudarnos a conectar, sentir y depurar, para volver después a nuestro estado natural y neutro.
Fotos | iStock
Agradecimientos | Ana Asensio, autora de la web Vidas en Positivo.
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