Estos días ha empezado el horario normal en los colegios, que suele ser de mañana y tarde. Una jornada intensa que sin duda a los niños de Educación Infantil les parecerán agotadoras...
Y es que se impone madrugar, no deleitarse en el desayuno y con suerte salir a buen paso o buena marcha para no llegar tarde. Al mediodía, si se quedan en el comedor siguen en el colegio, de un modo más relajado, pero en el mismo entorno, que imagino que será como cuando nos toca comer en la oficina o en el bar vecino de la empresa. Casi como si no dejaras de trabajar.
Si no se quedan en el comedor, tenemos el tiempo justo para recogerlos, volver a casa, comer (esa “tarea” que antes era tan sencilla y ahora se va alargando, más cuantos más hijos se junten en la mesa familiar) y cuando nos estamos lavando los dientes hay que salir más o menos corriendo de nuevo para que cumplan su horario de la tarde.
Cuando salen, a las 16’30 o 17’00 horas, sin haber dormido siesta (o eso creo), aún tienen fuerzas para ir al parque y merendar con energía. Eso, si no nos decidimos por alguna de las actividades extraescolares.
Reconozco que los papeles informativos sobre las actividades extraescolares que alargan la jornada escolar por la tarde han acabado en el contenedor de reciclaje (después de leerlas y cerciorarme de que la oferta es para todos los gustos y muy interesante).
En nuestro caso, con una niña que aún no tiene los tres años, consideramos que es más que suficiente el tiempo que pasa en la escuela, y si bien este tipo de actividades serán bienvenidas más adelante, creemos que aún no es el momento.
Y, en fin, después de haber pasado unas seis horas en el colegio, los peques pueden haber llorado y reído, pueden haber aprendido y desaprendido, pueden haberse peleado, haberse abrazado, haber cantado y dibujado… Y yo me entero de bien poco, porque mi hija aún no sabe expresarse con fluidez. ¡Antes sabía todo lo que pasaba en su jornada!
Me consuela que ella, la mayoría de veces va con ganas al cole, y siempre sale muy contenta al vernos y emocionada al intentar contarnos todo lo que ha hecho (se suele resumir en “jugar y cantar”).
Por todo esto, porque creo que pasan demasiadas horas en el colegio, me sorprende cuando alguien me sugiere que, para ahorrar, llevemos a nuestra hija todo el mes a la “escuela mañanera” (a las 8) en vez de sólo tres días puntuales, lo que nos obliga a comprar un bono más caro. ¿No son ya demasiadas horas en el colegio para niños tan pequeños?
Muchas fuerzas para todos esos niños, papás y mamás que siguen “sufriendo” la entrada a las aulas a estas alturas del otoño y que, como yo, desearían saber más acerca de qué hacen tantas horas en el colegio.
Foto | willem! en Flickr-CC
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