Una de las mejores cosas que tienen las redes sociales es que poco a poco te vas rodeando de personas que tienen cosas en común contigo, y que comparten incluso creencias y principios. Una de las peores es que acabas por creer que el mundo está yendo a mejor, cuando resulta que fuera de tu red de amigos y conocidos hay toda una realidad que se resiste a cambiar.
Sentí que esto se corroboraba hace unos días cuando me empezó a llegar, por diversos frentes, un vídeo del juez Emilio Calatayud que me generó bastante malestar, una vez más. Un vídeo de menos de 4 minutos en el que defiende el cachete, los castigos y el sometimiento de los niños a los deseos, órdenes y mando de sus padres. Vamos, la defensa del autoritarismo que precedió a nuestra generación, el de nuestros padres y abuelos, que (salta a la vista, fijaos en la sociedad en que vivimos), fracasó como modelo educativo.
El juez Calatayud, en su salsa
Y digo en su salsa porque a él ya le he oído decir todas estas cosas en diversas ocasiones, pero la respuesta del público que lo escucha es lo que me desconcierta. Un juez que en su trabajo destaca por poner "penas educativas" a los niños, diferenciándose de jueces que imponen castigos que poco o nada tienen que ver con el delito. Penas como dibujar un cómic, dar clases o patrullar, que ayudan al menor a ver, sobre todo, las consecuencias de sus actos.
Ahora bien, cuando se pasa de juez a consejero pedagógico la cuestión no se sostiene, porque es como oír hablar a un profesor de los años 50 ó 60, aquellos que decían que "Con sangre la letra entra", que los niños lo que necesitan es "Jarabe de palo" y que lograban sus objetivos a costa de tener a los alumnos amedrentados, asustados, y con la casi única motivación de aprender para evitar todos los males que les podrían venir impuestos si no lo hacían.
¿Qué dice que esté tan fuera de lugar?
Si eres madre o padre y has leído un poco sobre educación, o si simplemente tuviste unos padres autoritarios y te diste cuenta de que sobreviviste a su estilo de crianza, te consideras una persona de bien, pero crees que pudieron haberlo hecho mejor, verás el vídeo y tendrás claro que los tiros, actualmente, deben ir por otro lado.
Si en cambio ves el vídeo y no sabes muy bien cuál es el problema, pero quieres leer más sobre ello, a continuación os dejo con lo que yo como padre, y como hijo, veo que está fuera de lugar:
"Deberán educar a sus hijos sin atentar contra su integridad física o psíquica"
Todas las personas tienen derecho al respeto por su integridad física o psíquica, y el mero hecho de ser padre o madre no nos da potestad para saltarnos esta ley. "Pero, es que le estoy educando", pensará mucha gente. Sí, los profesores también educan a nuestros hijos y no por eso les pegan.
Hace unas décadas era relativamente normal: a mí me pegó una profesora a los 4 años (me giró la cara, de hecho), otra cuando tenía 8 me dio un tirón de orejas que pensé que me iba a quedar solo con una y presencié bastantes actos de violencia de profesores a compañeros, sin que a ninguno nos pareciera fuera de lugar, porque estábamos habituados a ello.
Ahora es impensable que esto suceda en los colegios, sobre todo porque un experto en educación debería tener muchas más herramientas que el dolor o la humillación para sacar lo mejor de cada niño.
Los padres no somos expertos en educación, pero somos los guías de nuestros hijos, sus referentes, y a la vez sus educadores, sobre todo en los primeros años, cuando la parte más emocional de su cerebro está absorbiendo el cómo nos relacionamos con ellos, cómo nos relacionamos con los adultos, cómo se relacionan con ellos otros niños, etc.
Dicho de otro modo, de cómo sea nuestra relación con ellos dependerá en gran medida cómo se relacionen ellos con el resto de la sociedad, así que sí, por supuesto, debemos educarles sin atentar contra su integridad física o psíquica, y no tiene sentido caer en lo fácil: castigarles, pegarles, gritarles y el "porque lo digo yo y punto".
"Le pregunto al legislador cómo podemos evitar que un niño de 3 años meta los dedos en un enchufe"
Y entonces da dos opciones, o decirle al niño, que apenas te entiende, que no debe meter los dedos en el enchufe porque puede provocar un cortocircuito de consecuencias irremediables (en claro intento de desprestigiar el diálogo como medio educativo), o pegarle en la mano cuando vaya a tocar el enchufe, y así a la tercera aprende que no lo tiene que tocar.
¿Y ya está? ¿Hasta aquí llega su sabiduría pedagógica? ¿Por frases como esta la gente dice que es un crack? Porque tengo una tercera solución: tapas los enchufes y listo. Y una cuarta: además de taparlos le dices el mismo "pupa nene" sin pegarle en la mano. Haces como que lo tocas, simulas hacerte mucho daño, y así es como le enseñas a un niño, con el ejemplo, que si él hace lo propio se puede hacer mucho daño.
Y a medida que va creciendo le vas explicando lo peligrosos que son los enchufes, según sea su capacidad de comprensión, hasta que llegue un momento en el que ya no hagan falta protecciones, porque sea consciente de que no se tienen que tocar. Si yo lo he logrado con tres niños, que solo soy un padre, lo puede hacer cualquiera.
"No me toques, que te denuncio"
Y de repente salta del enchufe a unos niños ya mayores, probablemente adolescentes, que le dicen a sus padres "no me toques, que te denuncio" y "no entres en mi habitación, que te denuncio". Esos niños con los que él trabaja, y a los que conoce. ¿Y qué pasa, que son niños cuyos padres no castigaron? ¿Son niños que merecían algún cachete que no recibieron?
Seguro que no hay correlación. Seguro que la mayoría recibieron cachetes y castigos. Seguro que, en realidad, lo que tuvieron no es falta de mano dura, sino falta de acompañamiento, de cariño, de tiempo de madre y de tiempo de padre. Seguro que crecieron sintiendo que para sus padres no eran lo más importante, y que, de hecho, siempre tenían cosas más importantes que hacer que pasar tiempo con ellos.
O eso, o crecieron junto a unos padres que en todo momento les dejaron hacer lo que ellos querían, aun cuando hacían daño a los demás o a sus mismos padres, faltaban al respeto a los demás y también a sus padres, y todo porque, probablemente, eran niños que estaban pidiendo a gritos, de ese modo, que actuaran, que cogieran las riendas de su paternidad y que, por primera vez, empezaran a actuar como guías y acompañantes de vida. Lo que toda madre y padre debe ser en realidad.
El resto es humor del de "mejor no ser padre"
No sigo porque no hace falta. El resto del vídeo es un monólogo de humor en el que todo se resume en "mejor no tener hijos, porque todo son problemas". Se entiende que es humor, y aquí ya depende de cada uno el que le guste más o menos ese estilo de humor. Pero el resto, desde su posición de juez de menores, al que la gente considera "experto en niños" por ese motivo, es muy mejorable.
Mucho, porque es volver al autoritarismo que ya estábamos dejando atrás y que, como digo, no ha demostrado ser útil ni válido. Y a la realidad me remito: la sociedad actual es el resultado de ese tipo de educación. Si cada día veis las noticias y estás contentos con cómo va el mundo, adelante, educad a vuestros hijos igual que nuestros padres lo hicieron con nosotros. Claro que no todos acabamos tan mal, pero muchos sí.
Y es que el autoritarismo es el resultado de la pérdida de autoridad, o lo que es lo mismo, el abuso de la autoridad: es el daño que tiene que acabar haciendo un adulto a un niño porque no ha sido capaz de lograr que el pequeño lo considere una persona justa, una persona a la que seguir y en la que confiar. Y es que, aunque no lo creáis, muchos padres no llegan a ser esa persona jamás, porque no logran crear una relación de confianza con sus hijos, y viceversa.
Y ahí, mucho me temo, estás perdido. Y la culpa no será del niño.
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