Nos hemos habituado al uso de las redes sociales en nuestro día a día, no hace mucho que están ahí, algunas de hecho tienen menos de 10 años, pero aún así parece que han estado ahí toda la vida. Hacemos una foto de nuestros hijos jugando en el parque y en pocos minutos la pueden estar viendo sus abuelos a cientos de kilómetros. Maravilloso, ¿no? Es increíble lo que podemos hacer y a cuanta gente podemos llegar con un solo click, como suele decirse. Pero es justo eso lo que hay que considerar, ¿con quién compartimos los momentos de nuestra vida y qué es lo que compartimos? Pero tenemos claro cómo tratamos la imagen de los menores en las redes.
Un tema candente en esa nebulosa que une el mundo virtual, ese que ahora llamamos el 2.0, con el real, el 1.0 supongo. ¿Debemos ponerle un límite?¿Qué podemos mostrar y qué no?
¿Dónde está el problema?
Cuando subimos una imagen de nuestros hijos a alguna de las redes sociales tenemos que tener en cuenta que dejamos de tener el control absoluto sobre ella. Que esa imagen, aunque la compartamos sólo con un grupo pequeño de personas puede salir de este y propagarse sin nuestro conocimiento llegando a manos inadecuadas. Vale, pero cuál es el problema. Al fin y al cabo es sólo una foto y salvo a mi y a aquellos con los que yo la comparta no debería interesarle a nadie, salvo temas estéticos del tipo "menuda camisa que lleva el de la foto" o "mira que niño más guapo, la pongo en la cartera y digo que es mi sobrino" y esas cosas que ya conocen ustedes.
Está claro que yo he realizado la fotografía movido por una razón determinada, es graciosa, tierna, para el recuerdo, pero sobre todo es algo personal y seguro que soy capaz de transmitir ese mensaje a aquellos con quienes la comparta, se que ellos a su vez la valorarán y apreciarán en esa misma medida y forma. Pero quizás haya alguien a quien le llegue la foto y la vea como algo distinto, puede que se excite como es el caso de ciertos individuos, o quizás vea una actitud, pose o lo que sea que no considere correcto y muchas cosas más. Pero eso es su problema.
Las fotos de hoy, ¿pueden ser una carga mañana?
Internet es una ventana al mundo y en el mundo hay miles de millones de personas, el que todos coincidamos en algo es literalmente imposible. Por eso, hagamos lo que hagamos, siempre habrá alguien que desvirtúe lo que hayamos hecho, incluso que le de la vuelta y convierta algo que era bello e inocente en algo terrible y desagradable. Pero hay una cosa que yo tengo claro, el problema no lo tiene el que hace una foto de sus hijos jugando en la arena y la comparte con el mundo, el problema es de aquellos que desvirtúan y oscurecen actos cotidianos, bien por una mala interpretación o porque su enfermedad no le permita ver la realidad.
El problema lo tienen ellos y eso es algo que olvidamos, tendemos a sentirnos culpables por no ser esa persona que otros quieren que seamos. Nos pasamos la vida intentando agradar a los demás, intentando encajar, cuando lo que deberíamos hacer es ser nosotros mismos y no preocuparnos por aquellos que no muestran el más mínimo interés por aceptarnos tal cual somos.
Todo el mundo tiene derecho a que se elimine todo rastro suyo en las redes. Estamos de acuerdo, pero es como cuando te empeñas en hacer desaparecer todas esas fotos que te hizo tu madre cuando eras un preadolescente con ropa que no sabes ni como no encerraban a los que la diseñaban y pelusa bajo la nariz. Hagas lo que hagas, siempre aparece alguna y no es porque tu madre se empeñe en martirizarte todos los años en navidades (vale, es posible que en algunas familias puede ser deporte nacional), sino porque para ella esa foto le traerá muchos recuerdos, recuerdos únicos que salen a la superficie con esas imágenes.
Deberíamos tener siempre presente que la mayoría de nosotros no es el veinteañero loco que sólo quería que empezara la noche, que ahora estamos a otra cosa y que esa vida pasó y nos dejó mejores o peores recuerdos. Y quizás, si le enseñásemos eso a nuestros hijos, a ver las cosas como fueron en su momento y no trasladar situaciones de hace 25 años al presente, quizás no tendríamos que preocuparnos porque los adultos del mañana se pasen la vida intentando borrar un pasado que nunca fue punible hasta hoy.
¿Qué relación hay entre un crío que se viste de niña en los 80's y un licenciado en física hoy en día? ¿De verdad creemos que eso influye? ¿A cuantos conocemos que nunca se haya emborrachado cuando tenía 20 años? (que no niego que haya algunos)
¿Límites? Si, el sentido común
Hay mucha gente que dice que un padre no tiene derecho a usar la imagen de su hijo y mucho menos como le venga en gana. Y tienen razón, pero sólo en parte. Creo que hay ciertos límites, límites de sentido común. No creo que sea bueno, ni sano, para un adolescente el que su madre vaya subiendo fotos de como tiene la espalda llena de acné, o de lo obesa que está la niña. No es un buen momento de enseñarle al mundo ciertas cosas y debemos respetar que haya ciertas etapas en la vida en que quieran mantenerse aislados de nuestro mundo. Lo mismo haríamos con nuestra pareja, estoy seguro que no colgaríamos en ninguna red una foto que le perjudicara. Pues lo mismo con nuestros hijos.
Yo aún recuerdo, y me entran sudores fríos cada vez que pienso en ello, las tardes en la consulta del médico con mi madre explicándole a todos los presentes los padecimientos de su hijo y otras lindeces. Así que si quieren saber cuando "colgar" una foto de tu hijo adolescente en facebook va a ser una buena o mala idea, imagínense contándoles la escena a toda su clase en el gimnasio.
De todas formas todos hemos sobrevivido al exibicionismo maternal de nuestro lado menos agraciado.
Me dejo otro tema controvertido como el uso comercial de la imagen de nuestros hijos para otro momento.
¿Cómo tratáis vosotros la imagen de los menores en las redes?
Foto | Tim & Selena Middleton, PixFav.com en Flickr