Otro de los problemas de la escuela que espera a nuestros hijos, quizá el más preocupante al que podemos llegar a tener que enfrentarnos es el acoso escolar, o "bullying".
Hay expertos que señalan que el acoso en las escuelas entre compañeros, el "bullying", afectará a un 25% de los niños en algún momento de su vida, aunque en muchos casos se convierte en algo enquistado en la convivencia y que les acompañará curso tras curso, sin que se tome realmente en serio en todos los casos el trauma psicológico al que son sometidos si no hay violencia física grave.
El acoso escolar significa un continuado maltrato que recibe un niño por parte de otro u otros. La mitad de estos niños quedan paralizados por el acoso, que normalmente es más psicológico o social que físico.
Otros tantos se convierten ellos mismos en acosadores, para poder defenderse de la violencia. El mecanismo de la victimización deja secuelas en todos ellos y afecta a todos los alumnos, que sean o no víctimas, participan como tales, como observadores pasivos acostumbrados o como acosadores a lo largo de su infancia.
La violencia termina siendo vivida como una forma normal de relación y los padres tampoco están normalmente preparados para afrontarla. Minimizan el acoso, lo niegan, reclaman al niño para que se defienda o le dicen que eso le prepara para la vida o que siempre ha ocurrido.
Ante esto las reformas educativas no están siendo efectivas, más bien al contrario, pues los problemas se han convertido en parte aceptada como normal en la escolarización, lo que revela que nuestra sociedad no está siendo capaz de dar una educación con un mínimo de calidad ni de garantizar la seguridad emocional de los niños en la escuela.
Hay quien considera que estas cifras del 25% son una exageración absurda, pero se trata de responsables políticos de Educación que no se apoyan en estudios completos ni estadísticos, por lo que, hasta que sean publicadas cifras contrastadas, mi impresión particular basada en la experiencia personal, es que realmente 1 de cada 4 niños sufre insultos, burlas o agresiones más o menos leves de forma premeditada por parte de los compañeros.
Para terminar este panorama que me duele mucho presentar tan desolador, están los niños con necesidades educativas especiales por una gama de trastornos, problemas, enfermedades o situaciones particulares, que tendrán que enfrentarse a un sistema que, en la práctica, no está preparado, formado ni financiado para atenderlos. ¿Vosotros percibís que el problema está tan extendido?
La escuela que espera a nuestros hijos tiene que mejorar, y mucho, para ofrecernos la seguridad de una educación adecuada para todos.
Más información | Entrevista a Iñaki Piñuel, Director de los estudios Cisneros En Bebés y más | Suspenso en Eduación, ¿Qué escuela espera a nuestros hijos? (I), ¿Qué escuela espera a nuestros hijos? (II)