Llevo casi 9 años escribiendo en este blog y he escrito en muchas ocasiones sobre la guardería o escuela infantil, tanto para hablar de salud (los niños que van tienden a enfermar más), como del periodo de adaptación, como de la duda que tienen muchos padres y madres a la hora de educar a sus hijos, cuando tienen la capacidad de decidir: si llevarlo o no llevarlo.
En todos estos años me he referido a ellas como "guarderías" y como "escuela infantil" indistintamente, pero la tendencia actual es a eliminar el término guardería, y me lo suelen hacer saber en mi página de Facebook cuando comparto algún post en el que digo "guardería", del mismo modo que hace unos días se le reprochó a Toni Cantó, un diputado de Ciudadanos, que dijera "guardería" y no "escuela infantil".
Irene Montero, portavoz de Podemos, contestó así a una intervención de Cantó, tras utilizar el término "guardería":
Yo creo que a Toni Cantó hay que recordarle que no se dice guardería, se dice escuelas infantiles porque en esos espacios no se guardan a los niños y a las niñas, sino que con mucho trabajo se educa y coeduca.
¿Se dice guardería o escuela infantil?
Cuando hablo actualmente de estos centros, los llamo "escuela infantil" porque es el término más aceptado en la actualidad. Pero como digo, cuando comparto algunos posts antiguos, en los que dije "guardería", no los modifico. No lo hago, primero por desgana: la de veces que habré dicho guardería; y segundo, porque yo no veo qué problema hay con el término.
Dice Montero, como dicen muchas madres y padres y muchas educadoras que trabajan en escuelas infantiles, que allí no se guardan a los niños como quien los mete en un cajón. A esto no puedo más que responder con un "Por Dios, eso espero". Porque si voy a llevar a mi hijo a una y va a resultar que lo dejan entrar y se desentienden de él, por supuesto el nombre es lo de menos, ese centro no debería ni existir.
Dicho de otro modo, siempre que he dicho guardería he tenido claro que son centros en los que los niños son atendidos, cuidados, y en los que se les enseñan muchas cosas y se les acompaña en su desarrollo. Si me preguntarais qué es una escuela infantil, la definiría del mismo modo. No conozco a nadie que diga "Quería llevarle a una escuela infantil, pero no ha podido ser y ahora va a una guardería", ni nadie que diga "Menos mal que la antigua guardería ahora es una escuela infantil", básicamente porque en España el concepto es el mismo y el término que usemos no nos hará ver los centros mejor, ni peor.
Y digo más. Sigo sin ver qué problema hay con decir guardería, cuando el diccionario de la Real Academia Española no las define tan mal:
Guardería infantil: 1. f. Lugar donde se cuida y atiende a los niños de corta edad.
Guardar: 1. tr. Tener cuidado de algo o de alguien, vigilarlo y defenderlo. Guardar un campo, un rebaño. Guardar a un niño.
Tener cuidado es cuidar. Cuidar es lo que hacemos los padres. Atender, es estar pendientes de sus necesidades y sus demandas, y satisfacerlas. Los niños necesitan comer, jugar, dormir, estar limpios, afecto y una educación (así a grandes rasgos). Serían sus necesidades y demandas básicas. Pues eso es lo que hacemos los padres y eso es lo que debe hacer el personal de una guardería o escuela infantil, según la definición.
Pero es que la escuela infantil es algo más
Y entonces, cuando digo esto, siempre hay alguien que me dice que estoy equivocado; que una escuela infantil es más que eso, porque potencia el desarrollo de los niños, les enseña a través del juego, hay contenidos preparados con objetivos y una metodología, etc., hasta el punto de que, la mayoría de niños podrían estar mejor, o aprender más, yendo a la escuela infantil que estando en casa con sus padres hasta al menos los 3 años.
Y aquí es cuando me entran los siete males, ya lo siento. Y no porque tenga que justificar el que en mi casa ninguno de los tres niños fueran a una; sino porque no puedo comprender que una educadora con varios niños a su cargo pueda hacer mejor el trabajo que una educadora con uno o dos niños, que además es la madre o el padre. Las cuentas no salen.
"Ya, pero la educadora tiene conocimientos y la madre no", me dirán algunos. Y de nuevo diré "Por Dios, eso espero", porque si tiene que hacerse cargo de varios niños pequeños a la vez y no tiene los conocimientos oportunos, mal vamos.
Y entonces tendremos que tratar de saber qué necesita un niño pequeño de meses o pocos años, y no nos quedará otra que confirmar lo que acabo de decir: comer, jugar, dormir, estar limpios, afecto y una educación.
Y en el caso que nos ocupa, el educativo: jugar, afecto y una educación. Y el aprender, esa educación de la que hablo, casi podría incluirse en el término jugar, porque los niños aprenden así, jugando (si no aprenden jugando, la guardería o escuela infantil no será adecuada). Entonces podríamos abreviar y concluir que lo que un niño pequeño necesita, a nivel educativo, es jugar y recibir afecto.
Por eso el término "guardería" no me parece tan mal (porque allí les cuidan y juegan), y por eso el término "escuela infantil" me rechina. Porque se intenta convencer a los padres de que lo mejor para los niños es recibir una educación en una escuela infantil, cuando lo ideal es que un niño esté con sus padres, los primeros años, recibiendo cariño, afecto, amor y compañía, sintiéndose seguro y querido con ellos, y jugando con a cosas estimulantes y divertidas.
Pero esto duele mucho...
Y ese es el problema. Que duele que tengas a tu hijo en una escuela infantil y alguien te diga que estaría mejor en casa, porque no tienes otra opción. "Si pudiera elegir...", se dicen los padres. Pero no pueden. No pueden porque como sociedad hemos involucionado a un modelo de paternidad que la delega continuamente en terceras personas: la escuela infantil, los abuelos, el colegio, las extraescolares, el instituto y así hasta que llegue la universidad.
Y en vez de salir a las calles a gritar a los cuatro vientos que así no se puede educar bien a un hijo, porque los vemos poquísimo, y cuando los vemos estamos agotados porque no hay conciliación, asumimos que el mundo es así, que no hay nada que hacer, y que en realidad nuestros hijos van a la escuela infantil porque es positivo para ellos y aprenden más que en casa. Claro, en muchos casos, si los padres están agotados y no están por sus hijos, está claro que van a aprender más allí.
Pero si la maternidad y la paternidad se protegieran, si se le diera el valor que tiene a esos primeros años y los padres tuviéramos muchas más facilidades, la diferencia sería tan abismal, que pocos se plantearían llevar a los niños a una escuela infantil en los primeros años.
¿Y qué pasaría con ellas?
Nada. Nadie se quedaría sin trabajo. Seguirían existiendo, como existen en los países nórdicos, donde los niños van hasta los 6 o 7 años porque saben que lo mejor que puede hacer un niño en los primeros años es jugar, y no lo que pretendemos nosotros, que es que desde los 2 años, sino antes, estén "escolarizados", aprendiendo para tener un currículum impresionante cuanto antes para una de dos, acabar vendiendo hamburguesas, o emigrando a otro país, porque en el nuestro no hay trabajo.
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