La ecografía 2D (bidimensional) es la más extendida, pero en los últimos años hemos conocido también la ecografía 3D (tridimensional), que nos permite ver el aspecto de volumen del bebé, y la llamada ecografía 4D que añade el complemento de ver al bebé en movimiento en tiempo real.
El cuarto componente, el movimiento, es el de mayor impacto para los padres que pueden “espiar” en tiempo real lo que hace su hijo dentro del útero, como chuparse el dedo, sacar la lengua, bostezar o sonreír, gestos invaluables para los futuros papás.
¿Por qué hacerla?
Desde el punto de vista emocional es una experiencia muy bonita para los padres que pueden ver a su bebé antes de nacer, conocer su carita y diferenciar sus rasgos. Esto proporciona una gran tranquilidad pues podemos ver al bebé de una forma más real, como si viéramos un vídeo, ya que en las ecografías tradicionales sólo vemos imágenes borrosas en blanco y negro que apenas sabemos diferenciar. El impacto psicológico es muy positivo.
Desde el punto de vista diagnóstico, la ecografía 4D perfecciona el diagnóstico pero no es más sensible que la bidimensional a la hora de detectar anomalías fetales. Por tanto, ni la ecografía tridimensional ni la que aporta movimiento suplantan a la ecografía bidimensional sino que la complementan.
Sí aporta un análisis más detallado de la anatomía fetal, por lo que es más valiosa para detectar problemas de la piel del bebé o deformidades como el labio leporino o la fisura palatina.
¿Cuándo hacerla?
Las ecografías 3D y 4D puede realizarse en cualquier momento del embarazo, aunque las mejores imágenes se obtienen entre las semanas 24 y 30 pues las condiciones son las más adecuadas. La proporción de líquido amniótico y el tamaño intermedio del bebé permiten visualizarlo mejor.
Dependiendo de la etapa de gestación, la ecografía se puede realizar por vía transvaginal o por vía abdominal. De cualquier modo, no es recomendable realizarla antes de la semana 12 de gestación pues el aspecto del feto distará mucho de su aspecto definitivo.
A partir de la semana 12 y hasta aproximadamente la 20 se puede ver al feto en su totalidad viendo tronco y extremidades al mismo tiempo, pero no se podrán ver tan en detalle las facciones de la carita.
En cambio, al realizarla hacia fines del segundo trimestre o principios del tercero (alrededor del 6to o 7mo mes) no lo veremos completo, sino en partes pero obtendremos imágenes más reales del bebé pues sus rasgos estarán ya más definidos y podremos verlo, por ejemplo, haciendo muecas, chupándose el dedo, bostezando o sacando la lengua.
A medida que avanza el tercer trimestre el bebé ya tiene un aspecto muy similar al que tendrá cuando nazca, pero después de la semana 32 su tamaño, la posición y una menor proporción de líquido amniótico puede dificultar que podamos ver al bebé de forma nítida o que no podamos verle bien la carita.
Por eso lo ideal si decides hacerte una ecografía 4D es que te lo plantees con antelación como para pedir cita en el momento en que las condiciones son más idóneas para ver y disfrutar completamente de la primeras imágenes de tu bebé.
¿Cuánto cuesta?
La sesión dura aproximadamente 20-30 minutos y el precio de la ecografía 4D ronda a partir de los 59 euros, pero depende del servicio que se contrate. En la mayoría de los centros te graban las imágenes en un archivo digital y te ofrecen algunas fotos extraídas de la ecografía.
Foto de MART PRODUCTION en Pexels y Asim Kurjak
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