¿Qué ocurre si no me pongo de parto?
Entre las 38 y las 42 semanas de embarazo da a luz la mayoría de mujeres, y aunque es probable que al llegar a las 40 ya creas que es demasiado tarde y no veas el momento de que nazca el bebé, no estás fuera de término. Se considera que un embarazo está fuera de término o un bebé es post-término cuando supera las 42 semanas de gestación. Entonces, ¿qué ocurre si no me pongo de parto?
Y aunque es probable que haya habido un error en el cálculo de la fecha probable de parto (se calcula que solo un 2% de los embarazos son en realidad prolongados), los médicos suelen tomar en consideración otras opciones para que el parto se produzca y no dejan pasar mucho más tiempo.
Cuando se acerca la semana 42 de gestación y el parto no se ha desencadenado de forma espontánea, el ginecólogo puede intentar la separación o desprendimiento de membranas, que consiste en separar con el dedo y mediante movimientos circulares alrededor de la pared del útero la fina membrana que conecta el saco amniótico esta pared uterina.
Esta maniobra solo se realiza si ya hay cierta dilatación y el cuello ha madurado y ha ablandado (y no existe ninguna complicación en el embarazo). Al separar esta membrana, el cuerpo libera unas hormonas denominadas prostaglandinas, que ayudan a preparar el cuello uterino para el parto y que es posible que desencadenen las primeras contracciones. No obstante, este método funciona tan solo en algunas mujeres.
En cualquier caso, cuando las semanas pasan y se acerca el término es importante revisar la condición del bebé mediante el control fetal, monitores y ultrasonido. Si estas pruebas demuestran que el bebé está activo y saludable y que el volumen de líquido amniótico es normal, el ginecólogo normalmente recomendará esperar un poco más y continuar el control fetal a intervalos programados con la esperanza de que el parto comience de manera natural.
Si el desprendimiento de membranas no funciona, o el cuello uterino no está ablandado y los monitores no indican contracciones y siguen pasando los días, el ginecólogo recomendará el ingreso en el hospital para inducir el inicio del parto. La técnica para ello depende de varios factores a valorar por el profesional.
En el hospital, los médicos pueden intentar provocar un parto favoreciendo el inicio de las contracciones, mediante la rotura de la bolsa de aguas (también denominada amniotomía): una manera de que la madre "rompa aguas" de manera artificial. El médico rompe el saco amniótico durante la exploración vaginal, utilizando un pequeño gancho de plástico para romper las membranas. Si el cuello uterino está preparado para el parto, la amniotomía lo suele desencadenar en cuestión de horas.
Esta técnica suele combinarse con la administración de manera artificial de las sustancias que el propio cuerpo produce cuando la mujer se pone de parto de manera natural. Las más utilizadas son:
Prostaglandinas: son unas sustancias que favorecen que el cuello del útero madure y en algunos casos desencadenan el parto. Se administran vía vaginal a través de un óvulo o de un gel y a veces es necesario más de una dosis en días consecutivos. También puede administrarse vía oral. A veces se usa antes de administrar la hormona oxitocina si las prostaglandinas no hacen su función.
Oxitocina: esta hormona que induce la contracción uterina se administra de forma intravenosa, primero a dosis reducidas, y luego se va incrementando la dosis hasta que el parto evoluciona sin complicaciones. Después de administrar el medicamento, se debe monitorizar atentamente el estado del feto y del útero. La oxitocina también se utiliza frecuentemente en el caso de partos lentos o estancados, para intentar su aceleración o avance.
Riesgos si el parto se retrasa
En general, no existen grandes riesgos para la madre o el bebé, ya que, como hemos apuntado, es bien probable que no haya un embarazo largo sino que la fecha probable de parto se haya calculado mal. No obstante, al final del embarazo ya habrá hecho mella en la madre la incomodidad del peso, del gran volumen de la barriga, la hinchazón de pies, los problemas para dormir...
Algunos riesgos para el feto son que si el embarazo se alarga, la placenta puede "envejecer": deja de funcionar de forma efectiva como a lo largo de todo el embarazo, por lo que el feto podría no recibir la alimentación u oxígeno necesarios. Otra posible complicación es el síndrome de aspiración de meconio, si el feto defeca en una cantidad más pequeña de líquido amniótico y luego lo inhala.
Si el bebé ha crecido más de lo normal, se puede ver dificultado el parto vaginal (aumentan los índices de cesárea) o pude causar un mayor trauma a la madre en el nacimiento (mayor índice de lesiones perineales).
Aparte de esto, los bebés post término suelen nacer sanos y sin ninguna complicación, aunque su aspecto puede ser un poco diferentes: piel arrugada, uñas y cabellos más largos...
¿Y qué puedo hacer si no me pongo de parto?
Si has llegado hasta estas líneas, es probable que sea porque tu parto se retrasa. Y lo que más deseas es que este se produzca de manera natural. Tranquila, aún puedes lograrlo si no hay contraindicaciones o riesgo para el embarazo. ¿Cómo provocar que el parto se produzca naturalmente? Con estos "trucos" de los que os hemos hablado en ocasiones:
- Camina, baila, ya que el balanceo pélvico ayuda a la dilatación del cuello del útero.
- Haz el amor, ya que el esperma contiene prostaglandinas y además el orgasmo favorece las contracciones.
- Estimula los pezones, ya que se produce oxitocina.
Finalmente, mantén la calma y la tranquilidad, que junto al buen humor permitirá que estés relajada y más reparada para afrontar el gran momento. Lo más probable es que no haya ningún riesgo si el parto se retrasa y si llegas a la semana 42 sin señales de que el bebé quiera salir, existen maneras seguras y controladas de hacer que esto suceda, ya en el hospital y bajo supervisión médica.
Fotos | iStock
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