Es muy común que los niños se mareen durante largos viajes en carretera. De hecho, le sucede a casi la mitad de los niños de entre 2 y 12 años.
Antes de los dos años es raro que les suceda, pero a partir de esa edad aumenta notablemente su sensibilidad y son más propensos a sufrir nauseas y mareos en coches, barcos o aviones.
Al trastorno se le llama científicamente cinetosis y se produce por las continuas aceleraciones y desaceleraciones del vehículo afectando al sentido del equilibrio, que recibe señales contradictorias de diferentes centros sensoriales.
Puedes notar síntomas como palidez, sudoración, bostezos continuos y vómitos, por lo que es mejor que lleves en el coche algunas bolsitas y una muda de ropa para el niño por si acaso. Aunque es algo que no se puede evitar, hay algunas recomendaciones que puedes seguir como no darle de comer al niño antes del viaje. Y si es absolutamente necesario porque el viaje es muy largo, darle comidas livianas.
Otras cosas que debes hacer: mantener el coche ventilado. Si el niño entiende, intentar que mire un punto fijo lejano, sin mover la cabeza. Evitar que lea. Mantenerlo entretenido con algún juguete o juego, cantar, poner música. (Ver los consejos para viajar en coche con niños).
Antes de darle cualquier medicamento consulta con tu pediatra. Hay chicles y caramelos que se dan a partir de los 3 años para evitar las nauseas y los mareos o también puedes recurrir a la homeopatía.
Procura hacer paradas con frecuencia, cada dos o tres horas. Si el niño siente ganas de vomitar, frena en un lugar seguro y deja que le de mucho el aire.
Si llegase a vomitar, darle de beber pequeños sorbitos de agua o alguna bebida con azúcar.
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