Cuando un bebé nace el cuerpo de la madre se prepara para seguir aportando nutrientes y defensas al bebé, casi como si no hubiera salido de su cuerpo, a través de un tejido líquido que recibe el nombre común de leche materna. Digamos que, para explicarlo de una manera coloquial, un bebé mama porque es lo que necesita para seguir con su desarrollo y una madre amamanta a su hijo por lo mismo, para seguir haciendo de manera externa lo mismo que hacía de manera interna.
Sin embargo, como sabemos, hay mujeres que por la razón que sea no logran amamantar a sus bebés y mujeres que por propia decisión eligen no hacerlo. En Gran Bretaña, con el fin de lograr que sean más las madres que den el pecho, han decidido llevar a cabo un plan piloto para que las madres que den el pecho a su bebé reciban una ayuda de 237€ mensuales (200 libras esterlinas).
No es para toda Gran Bretaña
El plan piloto no es para todo el país, ni mucho menos. Es una prueba que quieren hacer en las zonas de South Yorkshire y Derbyshire, consideradas zonas desfavorecidas, en las que las tasas de lactancia materna son bajísimas en comparación con el resto del país, ya que la media nacional es de un 55% de madres que amamantan cuando el bebé tiene entre seis y ocho semanas, mientras que en estas zonas sólo amamanta una de cada cuatro madres.
Ahora bien, al parecer está previsto añadir una tercera zona en breve para financiar a cerca de 130 mujeres que tendrán hijos de ahora a marzo y, si la prueba funciona, si hay éxito, el plan podría desplegarse en todo el país el año que viene.
La ayuda es en forma de bonos
Los 237€ con que se compensará a las mujeres se darán mes a mes, hasta los seis meses, y se entregará en forma de bonos y vales que luego podrán utilizarse en supermercados y tiendas.
Para controlar que las madres sigan amamantando a sus hijos las matronas y profesionales de salud deberán verificar periódicamente que el bebé se alimenta exclusivamente de leche materna.
Por qué pagar a las madres
El equipo que ha ideado el proyecto ha comentado que han decidido optar por esta medida porque han observado que la lactancia materna es una de las causas de que los niños de esas zonas sufran desigualdades en términos de salud. Una investigación previa a la instauración del proyecto concluyó que los niños amamantados sufrían menos problemas estomacales, menos infecciones pulmonares y un mejor nivel de educación.
Tras conocer los resultados, pensaron que una compensación económica podría hacer que las madres de esa zona acabaran por ver que la lactancia materna es la norma, y no la leche artificial. De paso, consideraron que era también una manera de reconocer el valor que tiene la lactancia materna para madre, bebé y para la sociedad.
La motivación no puede ser económica
La medida ha recibido numerosas críticas, ya que se paga a las madres por hacer algo que, en realidad, es lo normal, lo lógico, lo que deberían elegir por el bien de sus bebés y el propio de las madres. La motivación de una mujer para dar el pecho a su bebé no debería ser económica, porque es una motivación externa que te ofrecen los demás, motivación que, además, desaparecerá a los seis meses. Al dejar de percibir el dinero (o los vales de descuento), muchas madres pueden perder el interés por seguir amamantando, ya que si lo hacían por dinero no tendrán razón para seguir haciéndolo. Además, si la medida no se mantiene en el tiempo, si un día desaparece, las siguientes madres estarán en la misma situación: "ya no dais dinero, ya no doy el pecho".
Una persona sin recursos no necesita que le arregles la vida unos días, necesita que le expliques cómo puede arreglarse la vida ella misma, si es que es posible, para que pueda hacerlo siempre. Si en los barrios desfavorecidos las mujeres apenas amamantan es porque ahí no llega la información, porque no tienen apoyo suficiente y porque aún siguen creyendo que lo mejor para los niños es el biberón (vamos, que aún no se han "reciclado").
Hace décadas se decía que dar el pecho era cosa de gente sin recursos ("de gitanas", vamos), pues se consideraba que el biberón era signo de progreso y liberación de la madre. En las zonas desfavorecidas tardaron un tiempo en hacer el cambio, hasta que, algunas con dificultades, la mayoría acabó por comprar leche para sus bebés, como las mujeres de clases más altas. Ahora las tornas han cambiado y las mujeres con mayor nivel educativo y cultura son las que más amamantan a sus bebés. El problema es que las mujeres de clase trabajadora aún no han hecho el cambio y por eso han quedado con las peores tasas de lactancia. Poco a poco, tarde o temprano, acabarán por hacer lo mismo que hacen las mujeres con mayor nivel cultural.
Esa es una de las motivaciones, hacer lo que es mejor para el bebé porque lo hace todo el mundo, pero para hacerlo primero tienen que enterarse de que es lo mejor para el bebé. Otra motivación, si tenemos que entrar en el terreno económico, es el del ahorro que supone amamantar y no comprar leche artificial. Vamos, que sin necesidad de darles nada, las familias que amamantan pueden disponer de un dinero que no tendrían si compraran leche y biberones.
Por todo esto, me sumo a la crítica del proyecto llevada a cabo por las matronas de Inglaterra, que han declarado que en vez de destinar recursos a pagar a las madres deberían destinarlos a que hubiera más profesionales de la salud para informar, ayudar y apoyar a las madres. Con la misma información que el resto de población y con el mismo apoyo (o más si es necesario) esos grupos de población, con menos recursos, seguro que conseguirían tasas de lactancia iguales o superiores a las de la media.
Vía | Pequelia, BBC Foto | Jacob Bøtter en Flickr En Bebés y más | "Dona un biberón": mejorable campaña para conseguir leche artificial para los bebés de familias necesitadas