Mochila, agenda, libros, material escolar, ropa, zapatillas nuevas, equipación para las extraescolares... Cada año preparamos con mimo su regreso a las aulas con el deseo que el nuevo curso esté repleto de aventuras y aprendizaje para nuestros pequeños. Aunque pocos caemos en la cuenta de que también debemos incluir en esta ecuación un factor primordial para que todo vaya sobre ruedas: su salud visual.
Y es que la vuelta al cole es el momento ideal para revisar la salud visual de los escolares, en especial, para detectar la miopía, una condición cada vez más común en niños y adolescentes que está directamente relacionada con el incremento del fracaso escolar.
Por eso, desde Federópticos, el grupo óptico especialista en el control de la miopía, recomiendan a padres y madres realizar una revisión visual completa a sus hijos al comienzo de cada curso para comprobar la salud de su vista y detectar posibles afecciones visuales que puedan afectar al buen discurrir del año escolar y, en general, a su desarrollo.
¿Por qué es importante revisar la vista de los niños?
La visión es fundamental para la etapa de aprendizaje de nuestros hijos y la miopía aparece cada vez a edades más tempranas y en mayor cantidad. De hecho, las previsiones apuntan a que en 2050 la mitad de la población mundial será miope. Es una afección de la vista que suele aparecer durante el crecimiento y puede aumentar exponencialmente si no ponemos medios para prevenir su progresión.
De hecho, muchas familias que no llevan a sus hijos a las revisiones periódicas recomendadas para la vista detectan este tipo de problemas cuando ya han presentado problemas en la evolución escolar del pequeño. Y es que, cuando no ven bien, el aprendizaje se ve afectado irremediablemente.
¿Qué es la miopía?
La miopía es un error refractivo del ojo que dificulta la visión nítida de objetos lejanos. Se debe esencialmente a un alargamiento del globo ocular: cuando se incrementa su longitud axial, los objetos no se enfocan adecuadamente sobre la retina. Por eso los niños miopes ven borroso de lejos, lo que les dificulta el aprendizaje cuando se hace uso de pizarras, pantallas, carteles, letreros y demás recursos colocados a cierta distancia.
Y aunque la miopía tiene un componente genético, en su desarrollo influyen también otros factores como el estilo de vida actual de niños y adolescentes y malos hábitos como el tiempo excesivo de uso de pantallas o la falta de actividades al aire libre. No es de extrañar que la Organización Mundial de la Salud considere la expansión de la miopía como una verdadera pandemia...
De ahí que los expertos en salud visual de Federópticos recalquen la importancia de prevenir el desarrollo y progresión de la miopía, pues por cada dioptría adicional se incrementa notablemente el riesgo de sufrir afecciones visuales en el futuro. De hecho, la miopía se considera una de las principales causas de discapacidad visual en adultos.
Hábitos para prevenir y ralentizar la progresión de la miopía
Para mantener a raya la miopía y cuidar de la visión de nuestros pequeños, los optometristas de Federópticos recomiendan a las familias una serie de hábitos para sus hijos escolares:
- Durante la lectura se debe mantener una distancia al papel o la pantalla de, al menos, 35 o 40cm y hacer pausas frecuentes para que sus ojos se relajen.
- Debemos asegurarnos que los niños disponen de una buena iluminación en interiores durante la lectura o estudio, así como en cualquier actividad de visión próxima.
- Es imprescindible cuidar de su alimentación, con un adecuado nivel de vitamina D y un bajo contenido en grasas saturadas y colesterol.
- Hay que procurar que los niños realicen más actividades al aire libre durante todo el año.
- Es imprescindible limitar el uso intensivo de pantallas como móviles, tabletas y televisión.
- Al menos una vez al año, es necesario revisar la visión de los niños.
Cómo detectar y controlar la miopía
El primer paso es realizar una revisión visual completa de la vista en un centro especializado como los de Federópticos, donde evaluarán las causas que provocan ese incremento en la graduación del pequeño. A partir de ese diagnóstico especializado, los expertos valorarán cuáles son los tratamientos y servicios optométricos más adecuados para estabilizar y controlar la progresión de la miopía en ese caso concreto.
Entre las medidas disponibles para tratar y controlar la miopía se encuentran la terapia visual, las lentes de contacto especiales o la ortoqueratología, también llamada Orto-k.
Cómo frenar su aumento
En el caso de que detecten miopía en la vista de nuestros hijos, es importante tomar medidas para mantenerla controlada y reducir en lo posible su progresión. De hecho, hoy en día es posible controlar el avance de la miopía e incluso también prevenir su aparición gracias a las nuevas tecnologías. Así, en Federópticos disponen de una nueva generación de lentes y tratamientos capaces de reducir la progresión de la miopía en niños y adolescentes en un porcentaje significativo de casos.
Orto-K
La ortoqueratología es una técnica reversible y 100% segura que permite corregir la miopía mientras dormimos, es decir, sin cirugía. Para ello es necesario llevar unas lentes de contacto correctoras de diseño especial, que moldean ligeramente la córnea durante el sueño y permiten disfrutar de visión nítida durante el día. Ese moldeo corneal ejerce un efecto sobre la imagen de la retina, actuando sobre una de las causas probadas de la progresión de la miopía.
Entre los beneficios de Orto-K destacan:
• Ralentiza el crecimiento de la miopía, en niños y adolescentes.
• Permite descansar de gafas y lentillas: ofrecen una adecuada visión sin otra corrección visual durante el día.
• Comodidad durante el sueño: Las lentes de ortoqueratología nocturna moldean con suavidad la córnea, sin molestias, algo esencial para que se convierta en un tratamiento viable en niños.
La nueva generación de lentes oftálmicas
Además de la ortoqueratología, existe una nueva generación de lentes oftálmicas que ayudan a ralentizar el aumento de la miopía durante la infancia y adolescencia. Se trata de lentes graduadas que no solo controlan la progresión de la miopía en niños de hasta 12 años, sino que además les aportan una visión clara y adecuada a sus necesidades.
Estas lentes oftámicas son un buen método de control no invasivo porque aportan varias ventajas:
• Mayor eficacia en corrección visual: no solo permiten una correcta visión, sino que además ralentizan la progresión de la miopía.
• Tratamiento no invasivo y totalmente seguro.
• El pequeño solo tendrá que llevar gafas, algo a lo que ya está acostumbrado, por lo que no serán necesarios periodos de adaptación.
Lentillas de desenfoque miópico
Por otra parte, las lentillas de desenfoque miópico o desenfoque periférico están especialmente indicadas para niños entre los 6 y los 12 años de edad. Están diseñadas para uso habitual como cualquier otra lente de contacto desechable, pero producen el efecto de ralentizar el crecimiento de la miopía. Están disponibles en formato diarias, mensuales y trimestrales y tienen de particular que cuentan con diferentes áreas de enfoque.
Ente sus ventajas hay que señalar:
• Mayor libertad en actividades como jugar o practicar deporte, al reducir la dependencia a las gafas. Por eso son ideales para el desarrollo de las extraescolares y los momentos de ocio al aire libre.
• Su fácil manejo permite que sea un proceso sencillo para los niños.
• Son una excelente herramienta de prevención, puesto que su uso reduce el riesgo de afecciones de salud ocular en el futuro.
Ahora que ya conocemos la importancia de revisar la vista de nuestros pequeños, solo nos queda encontrar un centro cercano especializado Federópticos para hacerlo. Todo un equipo de especialistas en salud visual velará por la mirada de los que más queremos.