Lavar los platos, responder un email, lavarse los dientes, guardar la ropa limpia, hacer ejercicio, organizar el correo... son tareas que poco tienen de emocionantes, pero son imprescindibles para una vida ordenada, saludable y funcional. Dicho de otro modo: son cosas aburridas que nos da pereza realizar pero debemos hacerlas.
Afortunadamente, existen maneras de hacer que éstas no sean tan tediosas y la Universidad de California nos ha revelado un truco no solo para motivarnos a hacerlas, sino también para que no sintamos que duramos una eternidad en ellas.
La respuesta está en la inmersión tangencial
Este término suena muy científico pero es más simple de lo que parece. De acuerdo con una investigación, algo que tienen en común esas tareas aburridas es que requieren poca atención de nuestra parte (de ahí que nos resulten monótonas y tediosas).
Al ser cosas que requieren una mínima atención de nuestra parte para ejecutarlas de forma exitosa, no nos motiva mucho hacerlas o terminarlas. Muchas de ellas incluso las hacemos en automático y sin pensar realmente en lo que estamos haciendo - probablemente solo en que desearíamos terminarlas lo antes posible.
Aquí es donde entra la solución mágica: la inmersión tangencial. Los investigadores explican que ésto consiste en introducirnos o sumergirnos en una actividad secundaria a lo que estamos haciendo, para compensar esa atención en exceso que tenemos sin atender:
"En lugar de intentar interminablemente hacer que las tareas aburridas sean menos aburridas, a veces puede ser más efectivo emparejar estas actividades con otras que requieran más atención. ¿Por qué funciona esto? Fundamentalmente, la mente busca estar ocupada", comenta Alicea Lieberman, autora principal del estudio.
"Experimentamos aburrimiento al hacer tareas que requieren menos atención de la que tenemos disponible, lo que nos lleva a abandonar esas tareas prematuramente. Pero si hay una segunda actividad en la que podemos sumergirnos simultáneamente con la tarea de baja atención, puede ocupar ese exceso de atención, reduciendo el aburrimiento y, por lo tanto, aumentando la persistencia".
Así debes aplicar la inmersión tangencial
En la investigación de la profesora Lieberman realizaron varios estudios para analizar el efecto de la inmersión tangencial al momento de lavarse los dientes y ejercitarse. En ambos estudios, los participantes que duraron más tiempo haciendo estas actividades fueron los que, a la par de dichas actividades, vieron un documental sobre la naturaleza o leyeron una historia inmersiva. Sin embargo, si se les pedían cosas más complejas o que aumentaban la dificultad de lo que estaban haciendo, esto no funcionaba.
La clave, según explica Lieberman, es que la inmersión tangencial solo funciona para aumentar la motivación y la persistencia en una tarea aburrida o tediosa si tanto esa tarea como la actividad adicional que estamos realizando ocupan la mayor parte de nuestra capacidad de atención, pero no toda. Si ambas tareas nos mantienen lo suficientemente ocupados pero sin estar saturados, podemos mantenernos comprometidos por más tiempo en la tarea aburrida.
Ejemplos sencillos de esto son: escuchar un audiolibro mientras lavas los trastes o limpias la cocina, ver una serie o un documental mientras doblas y guardas la ropa, o poner un podcast mientras te ejercitas o haces running.
La idea es que la actividad secundaria o adicional sea una que capture nuestra atención y nos mantenga entretenidos, pero sin exigirnos demasiado para que nos permita continuar y terminar la tarea aburrida o tediosa.
Foto de portada | MART Productions en Pexels