Os cuento una escena que viví hace unos días, cuando volví a mi centro de trabajo para hacer la "presentación oficial" de mi bebé. Elijo esa situación porque la tengo más reciente, pero la reflexión no parte de ahí, ya que se trata de algo que puedo vivir con bastante frecuencia y seguro que vosotros también sabéis de madres preocupadas y madres tranquilas o, cariñosamente, "sufridas" y "tranquilotas".
Aquí van los hechos por orden temporal (pongamos, una hora). Una de mis compañeras me preguntó en un par de ocasiones que si la niña no iba a tener frío. Además, cuando vio que se chupaba el dedo la misma compañera estuvo un poquito alarmada, "preocupada", preguntándome si no tenía toallitas, insistiendo en que le limpiara las manos, que la había tocado mucha gente...
Cuando cambiamos de sala, me dijo que le pusiera la chaquetita o la cambiara de sitio, que había corriente, que la pequeña se iba a enfriar.
Fue entonces cuando le dije sonriendo: "Tú eres muy preocupada, ¿verdad?". Y ella, que es encantadora, contestó sonriendo también y con cierta resignación: "Pues sí, no lo puedo evitar". Sin embargo, yo aceptaría que ella me hubiera respondido: "Y tú eres muy tranquila, ¿no?". Pues sí, no lo puedo evitar.
¿Por qué estar tranquila?
Pero veamos por partes por qué no me preocupaba tanto lo que a ella sí.
Ante la duda de si la niña tiene frío, pues mamá le toca el pechito (caliente) y las manos (un poco más fresquitas, como todos). Estamos en una sala con calefacción y el bebé al brazo, despierta y moviéndose. No tengo razón para ponerle la chaqueta, nunca he sido de las que abrigan a sus bebés hasta en agosto. Aun así, le respondo sencillamente "No, está calentita".
Cuando la niña empieza a chuparse el dedo ante la posibilidad de tener que limpiárselo con una toallita pienso, ¿y entonces chuparía el jabón y los productos de la toallita? Tal vez podría lavarle las manos bajo el grifo un momento pero, con agua fría... brrrr....
Aunque sobre todo pienso que si desde que empezó a chuparse el dedo hubiera tenido esa preocupación, prácticamente no hubiera hecho otra cosa: la niña toca algo (sonajero, mis manos, las manos de los abuelos, la nariz de la hermanita, la funda del carrito, el chupete con el que juega, su muñequito, la base de la bañera...) lávale las manos, porque el dedo va a ir enseguida a la boca.
Así que simplemente contesto, "Pues creo que no llevo toallitas, pero no pasa nada". Y le quito el dedito de la boca para ponerle el chupete, a sabiendas de que no tardará en "escupirlo" y volver a su querido pulgar para dormirse.
Es entonces cuando cambiamos de sala, la niña ya está resguardada en su capazo, con la capota puesta y envuelta en el saco del carrito porque se está durmiendo. También es entonces cuando se supone que tengo que ponerle la chaqueta o apartarla de la puerta, puerta que no da a la calle sino a un pasillo cerrado, también con calefacción, y por la que no pasa aire porque yo soy la que está plantada frente a ella y no lo noto.
Pero bueno, yo aparto el capazo de la puerta para seguir charlando y le digo "Tú eres muy preocupada, ¿verdad?".
También hay papás tranquilos y papás preocupados
Y quien dice mamás preocupadas y tranquilas, dice papás preocupados y tranquilos, porque por supuesto también vosotros os "adscribís" a una u otra tendencia. Aunque yo diría, no sé que opinaréis vosotros, que suelen "emparejarse" o contagiarse poco a poco esa tranquilidad o preocupación el uno al otro ambos miembros de la pareja: a mamás preocupadas, papás preocupados; a mamás tranquilas, papás tranquilos.
Pero también es cierto que hay parejas dispares en este sentido, las que yo conozco cuentan con la mamá como ejemplo de "preocupación" y el papá como ejemplo de "tranquilidad", lo cual me da la impresión de que puede ser una muestra de la mayoría de casos.
Algunos amigos comentan resignados: "Ay, es que ella se preocupa por nada". A lo que suelo responder que es normal y hay que entenderlo, aunque a veces leo en sus miradas "¿y si tan normal es por ué tú no eres así?").
Yo creo que en el caso de parejas dispares, lo mejor sería que se complementaran, un poquito de preocupación por tu parte, un poquito de tranquilidad por la mía, pues tal vez consigamos un buen equilibrio.
¿Y no hay nada que me preocupe?
Aunque pueda parecerlo, no soy una "despreocupada" total. Sí hay cosas que me preocupan: cuando mi bebé llora y no sé por qué, cuando no se ríe, cuando sospecho que está enferma, cuando vamos de médicos... Para el frío o el calor, para el olvido de pañales o de ropa, siempre sé que hay solución más o menos a mano.
No me obsesiono con la limpieza del hogar (algo que veo que frecuentemente preocupa a muchas mamás) ni me preocupo si un día no baño a las bebés. No me preocupa que mis hijas se ensucien, ni aunque lleven la ropa recién estrenada. Son niños.
Respecto a otros bebés, no soy yo quien debería preocuparse, pero diré que me sorprenden cierta práctica relacionada con la situación que os he explicado. Me sorprende ver bebés abrigados en verano y súper abrigados en invierno cuando no estamos en la calle. Los bebés no tienen que ir disfrazados de muñecos de nieve, basta con que vayan un poco más protegidos que nosotros.
¿Es mejor ser tranquila o preocupada?
Yo no me atrevería a afirmar que mi postura es la mejor, aunque a mí y a mis bebés nos "ha funcionado" bien y por eso soy así, si pensara que no lo hago bien intentaría cambiar, igual que las mamás que hagan lo contrario.
No diré que a veces no me hubiera dado cabezazos al darme cuenta de que no he repuesto las toallitas del cambiador o de que no llevo una muda de repuesto para el bebé, pero tal vez más que a "tranquilidad" lo achaco al despiste y a las decenas de cosas que tenemos que preparar cada vez que salimos de casa con un bebé (casi el doble con dos).
La que sí creo que puede ser una postura inadecuada es situarse en los extremos de la preocupación o la tranquilidad. Es decir, cuando pasamos a hablar de obsesión por un lado o de dejadez por otro. Pero claro, ¿dónde está el límite exactamente?
Fotos | Ed Yourdon en Flickr En Bebés y más | En la planta de maternidad: tipos de papás y mamás, Tipos de familias