Aspiradores nasales, no tan recomendables

Aspiradores nasales, no tan recomendables
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En el botiquín de invierno de casi todas las casas con niños que aún no saben sonarse la nariz se puede encontrar un aspirador nasal o sacamocos, ese artilugio que se coloca en los orificios de la nariz del bebé con cabezal, un tubo y una boquilla con filtro para aspirar las secreciones. La gran mayoría los hemos utilizado, pero los aspiradores nasales no son tan recomendables.

Según el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, el aspirador nasal da muchos problemas de otitis, ya que al utilizarlo hay muchas probabilidades de que el moco entre en la Trompa de Eustaquio, canal que hay entre el oído y la garganta, y la obstruya.

Llega la época de frío y con ella también llegan los mocos, que aunque son nuestros amigos, a veces cansan, sobre todo cuando al bebé le impide comer y respirar con cierta normalidad. Pero deberemos buscar otras soluciones para limpiar los mocos de nuestros hijos si queremos evitar riesgo de otitis.

Por su parte, hay que decir que los aspiradores nasales no suelen agradarles nada a los bebés por la sensación que les produce el aspirado. Es verlos y ponerse a llorar. Tampoco dan siempre buenos resultados, por ejemplo cuando el niño está muy congestionado y la mucosidad es baja no sirven de mucho.

Cuando hay secreción abundante, los fisioterapeutas aconsejan los lavados nasales con mono-dosis de suero fisiológico en cada orificio frente al uso del aspirador nasal. Ya hemos explicado cómo limpiar la nariz del bebé para que pueda alimentarse mejor sin fatigarse y descansar también mejor.

Se recomienda un lavado nasal diario y si el niño está enfermo, el número puede aumentar a cinco lavados diarios como mínimo.

También aconsejan la fisioterapia para ayudar a eliminar las secreciones depositadas en pulmones, garganta y nariz. La técnica más utilizada en menores de 3 años, es la denominada AFE (Aceleración del Flujo Espiratorio) que consiste en ejercer una presión no dolorosa en el pecho y la tripa del niño, siguiendo su ritmo respiratorio, para que el aire salga con mucha más fuerza de lo normal y arrastre la mucosidad que está en el pulmón.

Foto | moppet65535 Vía | Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM)

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