Beneficios de dormir la siesta en los niños

Beneficios de dormir la siesta en los niños
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Para los más pequeños, el descanso durante el día es tan importante como el de la noche. El hábito de dormir la siesta tiene grandes beneficios para los niños.

Durante los primeros cuatro o cinco años de vida se recomienda que los niños descansen un rato después de la comida, pues esta rutina repercute positivamente en su desarrollo.

Les permite estar más tranquilos, menos irritables, más sociables, más atentos y le ayuda a similar mejor lo aprendido durante el día. De hecho, contribuye a reducir la hiperactividad, la ansiedad y la depresión en los niños.

Los períodos de descanso diurno se van acortando a medida que el niño va creciendo. Primero desaparece la siesta de la mañana y más tarde, más o menos a partir de los cuatro años, acabarán eliminando la de la tarde.

La siesta facilita la recuperación de la energía física y psíquica, elimina la tensión y el cansancio acumulado y mejora el humor. Como una especie de “reset” para afrontar la segunda parte del día.

Según investigaciones sobre sueño infantil, una pérdida pequeña de tiempo de sueño de manera prolongada en el inicio de la infancia se relaciona con un peor rendimiento escolar. Además, dormir poco durante los primeros cuatro años multiplica el riesgo de retraso en el lenguaje.

No dormir la siesta en la infancia está asociado a una conducta más impulsiva, a una disminución en la capacidad e interés por el aprendizaje, así como a una mayor prevalencia de terrores nocturnos.

Cómo deben dormir los niños la siesta

Hay niños que les basta con veinte minutos de siesta mientras que otros duermen dos horas, incluso hay quienes a veces acceden a dormir y otras no.

Dormir la siesta es una necesidad fisiológica, pero cada organismo es diferente y por tanto cada niño tiene sus propias necesidades de sueño, y también influye la etapa de crecimiento. Hay etapas en el que el mundo es tan estimulante que se niegan a “perder tiempo” para explorarlo.

No es cuestión de forzarles, pero sí de ofrecerles la posibilidad y preparar el ambiente para que duerman la siesta.

Es importante establecer una rutina para dormir la siesta, más o menos siempre a la misma hora, con algo de luz diurna y un ambiente tranquilo. Lo ideal es hacerlas antes de las cuatro de la tarde; lo más habitual es hacerlas a las dos, después de la comida.

Hay padres que optan por eliminar la siesta a los niños que les cuesta dormir por la noche, pero ésta no es la solución. No hay que impedir que el niño duerma si lo necesita. De hecho, puede que dormir la siesta les ayude a dormir mejor por la noche.

Es habitual que a partir de los tres años, cuando el niño ya va al colegio, se elimine la hora de la siesta, generalmente por falta de espacio, haciendo que la siesta desaparezca demasiado pronto, cuando todavía hay niños que la necesitan.

Dormir la siesta tiene importantes beneficios para el desarrollo infantil, por tanto es un hábito que se debe intentar fomentar.

Vía | El Mundo
Foto | Lars Plougmann en Flickr
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