Deseamos que nunca tengáis que hacerlo, pero siempre es mejor estar prevenido. La forma en que actuéis puede ser clave en ese momento, por eso os contamos cómo actuar en caso de ahogamiento por inmersión de un niño.
Los meses de verano son cuando se producen la mayoría de los ahogamientos. Nos descuidamos un segundo y ¡zas!, el niño ya está en el agua. Suele producirse por una distracción involuntaria, muy breve, pero seguro que alguna vez os habréis llevado un buen susto, con vuestros peques o con otros niñas. Se nos detiene el corazón por unos segundos, empezamos a temblar pensando lo que podría haber sucedido.
Los ahogamientos son silenciosos, por tanto no le quites ojo a los niños en la piscina ni por un segundo, aunque estén con manguitos, flotador o cualquier elemento que consideréis seguro. Podrían habérselo quitado, pinchado o haberse desabrochado.
Aún así, por mil ojos que pongamos sobre ellos, los accidentes ocurren. Y cuando ocurren conviene estar preparados para actuar de la forma adecuada para atender al pequeño.
Un niño que cae al agua y no sabe nadar, respirará debajo del agua provocando que se produzca el ahogamiento, es decir una asfixia por la penetración del líquido en las vías respiratorias.
Debemos mantener la calma. Sé que es fácil decirlo, pero que en ese momento no podemos controlar los nervios. Es importante no entrar en pánico para hacer lo correcto sin demoras.
Debemos recordar la "regla de oro" en estos casos: la conducta PAS, siglas de:
- Proteger: hay que tener en cuenta la autoprotección, es decir, que nosotros estemos seguros para poder ayudar con garantía a la víctima.
- Alertar/Avisar: debemos dar aviso al 112. Además de poner en alerta a los servicios de urgencias sanitarias, los operadores del 112 nos irán indicando los pasos que debemos seguir mientras llegan los profesionales sanitarios.
- Socorrer: aunque pueda sorprender, iniciar la asistencia en sí es el último paso, con el fin de asegurar que la atención sea de la máxima seguridad y eficiencia posible.
Primeros auxilios: qué hacer en caso de ahogamiento
- Lo primero que tenemos que hacer, lógicamente, es rescatar al niño del agua inmediatamente. Depende del tiempo que haya estado debajo del agua será la gravedad de su estado. Puede costarle respirar, tener tos o vómitos, puede tener la piel azulada especialmente alrededor de la boca, estar agitado o muy adormilado.
- Una vez rescatado el niño, valorar los parámetros vitales, respiración y pulso, así como su nivel de consciencia (Alerta, responde a la Voz, al Dolor, o No responde). Tumbado boca arriba, comprueba si respira extendiendo el cuello para abrir las vías aéreas y acerca tu oreja a su nariz y mira el pecho.
- Si está consciente y respira:
Debemos tumbarlo de lado en el suelo. De esta forma, saldrá el agua que ha tragado al toser o vomitar impidiendo que las vías respiratorias puedan volver a obstruirse. Si tose y expulsa el agua es muy buen señal.
- Si está inconsciente pero respira:
Llamar al 112, indicando cómo se encuentra y cómo ha sucedido. Desnudarle, secarlo y envolverle en cualquier cosa que esté caliente y le seque, hacerle entrar en calor.
Colocar al niño en postura lateral de seguridad, el agua saldrá con mayor facilidad, y lo mantendremos así hasta la llegada de los servicios de urgencias. Si el niño tiene menos de 1 año, se le puede sostener en brazos, con la cabeza algo más baja que el tórax, para favorecer la salida del agua al exterior de las vías respiratorias.
- Si está inconsciente y no respira o su respiración es ineficaz (boqueos, escaso movimiento torácico), el pulso probablemente será muy débil o no tendrá pulso. Gritar pidiendo ayuda e iniciar maniobras de reanimación cardiopulmonar básica (RCP) sin demoras.
Iniciar con 5 insuflaciones y seguir con masaje cardíaco, ritmo 30 compresiones por cada 2 insuflaciones. Sólo las pararemos cuando el niño recupere la respiración, llegue ayuda o cuando los reanimadores estén agotados. Cuando el pulso y la respiración se hayan restablecido, quitarle las ropas mojadas, colocar al niño en la postura de seguridad y taparle mientras espera la llegada de los equipos de socorro.
Por último, llevar al niño al centro médico para valoración por los posibles daños que podrían aparecer incluso a largo plazo, aunque aparentemente en un primer momento esté bien. También debería volver a consultar siempre que aparezca dificultad respiratoria en los 2-3 días siguientes a un episodio de casi- ahogamiento.
Esperamos que nunca tengáis que ponerlo en práctica, pero los padres tenemos la obligación de tener nociones mínimas de primeros auxilios pues podemos llegar a salvar la vida de nuestros hijos en caso de accidentes.