Si el bebé sufre una parada cardiorrespiratoria, ya tenemos las nociones básicas acerca de lo que tenemos y los primeros pasos a efectuar para garantizar que los servicios de emergencia lleguen cuanto antes. Seguimos ahora con el modo de proporcionar primeros auxilios para efectuar la reanimación cardiopulmonar a un bebé, donde habremos de emplearnos a fondo para tratar de reanimarlo.
En 2010 se hizo pública la nueva GUIA de RCP de la Asociación Americana del Corazón, entidad que marca la pauta en el resto del mundo para estos primeros auxilios: "2010 American Heart Association Guidelines for Cardiopulmonary Resuscitation and Emergency Cardiovascular Care Science".
La principal diferencia respecto a protocolos anteriores es que marca la necesidad de dar prioridad absoluta a las reanimaciones con compresiones únicamente para facilitar una reanimación cardiopulmonar (RCP) rápida y eficaz, dejando las insuflaciones de aire (respiraciones boca a boca o boca a nariz-boca en el caso de los bebés) en un segundo lugar.
Se suele decir que los protocolos de actuación para RCP duran cinco años, y es que este tema va cambiando cada cierto tiempo a la luz de nuevas investigaciones científicas, por lo que seguiremos atentos a nuevos cambios en el futuro.
Preparar la reanimación cardiopulmonar del bebé
Hay que colocar al bebé en una superficie plana y dura (si puede ser no directamente en el suelo, esto es, sobre una manta o alfombra fina para mantener el calor corporal, mejor). Si sospechamos que el bebé tiene lesiones en el cuello habría que ser muy cuidadosos en los movimientos y trasladarlo inmovilizado. El lactante se ha de colocar boca arriba y con la cabeza, cuello, tronco y extremidades alineados.
Elevaremos la cabecita del bebé con la "maniobra frente-mentón": para asegurar la apertura de las vías respiratorias (la lengua se retrotrae con este movimiento, dejando libre el paso respiratorio que de otro modo podría estar taponado por la lengua "hacia atrás") apoyaremos una mano en la frente para inclinar la cabeza hacia atrás, y dos dedos de la otra mano en el mentón para elevar la barbilla.
Si sospechamos lesión cervical deberemos simplemente empujar la mandíbula hacia adelante sin mover la cabeza y el cuello, lo que se conoce como maniobra "levantamiento de la mandíbula". El reanimador coloca dos o tres dedos a ambos lados del maxilar inferior en el ángulo y levanta la mandíbula hacia arriba y afuera, sin hiperextender ni rotar el cuello. En ningún caso debemos permitir que la boca se cierre.
Masaje cardiaco a un bebé
Como hemos dicho en la introducción, los antiguos protocolos señalaban que la primera maniobra debía ser la de la respiración, pero en la actualidad (desde 2010) se da prioridad al masaje cardiaco. Por tanto, la reanimación cardiopulmonar comienza con las compresiones. Las compresiones torácicas efectivas son esenciales para producir flujo sanguíneo durante la reanimación.
El masaje cardiaco en los bebés se realiza con dos dedos sobre el esternón del bebé, aproximadamente bajo la línea imaginaria que une las dos tetillas.
Podemos calcular el lugar exacto del siguiente modo. El dedo índice de la mano del reanimador se sitúa en el esternón, justo debajo de la línea intermamaria, los dedos medio y anular se sitúan al lado del dedo índice; se levanta el dedo índice y la compresión esternal se realiza usando los dedos medio y anular. También se debe evitar la compresión de los apéndices xifoides, que es la zona más baja del esternón.
En definitiva, las compresiones torácicas en el lactante deben efectuarse sobre el tercio inferior del esternón, presionando justo en el centro y han de ser firmes, intensas, que percibamos que el esternón baja unos pocos centímetros, con cuidado de que no haya desplazamiento lateral pues podríamos romper una costilla al bebé.
La otra mano del reanimador puede usarse para mantener la posición de la cabeza del lactante (a no ser que esa mano esté debajo de la espalda). Esto permite que se dé ventilación sin necesidad de reposicionar la cabeza. De cualquier forma, hay distintas técnicas, por lo que enumeramos las recomendaciones de las guías de reanimación cardipulmonar pediátrica del año 2005.
En los lactantes y recién nacidos el masaje cardiopulmonar se puede realizar de los siguientes modos:
Abarcando el tórax con las dos manos: se colocarán los pulgares sobre el tercio inferior del esternón y se comprimirá el esternón mientras se abarca el tórax con el resto de los dedos. Comprimir el esternón con los dos pulgares. Esta técnica es más efectiva y está indicada cuando hay dos reanimadores y el reanimador puede abarcar el tórax entre sus manos.
Con dos dedos, el mecanismo indicado con anterioridad: se colocarán los dedos medio y anular en el tercio inferior del esternón. Con la punta de los dedos se deprimirá el esternón aproximadamente 1/3 de la profundidad del tórax. Esta técnica es preferible cuando hay un solo reanimador
Hay que hacer 30 compresiones cardíacas, a un ritmo rápido y sin pausa (son 100 cada minuto, esto es, las 30 compresiones en unos 18 segundos), mejor contando en voz alta, y dejar que el esternón suba entre una y otra compresión, sin quitar los dedos del cuerpo del bebé, pero sin presionar (tendríamos que estar continuamente buscando el lugar correcto para presionar).
Después de las primeras compresiones cardiacas hay que insuflarle aire al bebé como detallamos a continuación.
Respiración boca - boca nariz
La maniobra de reanimación sigue con dos insuflaciones de aire al bebé (aunque hay normas que indican que han de ser cinco insuflaciones), elevando ligeramente el mentón del bebé, y abarcando con nuestra boca su boca y nariz (en los adultos se hace boca a boca, pero esto es imposible en la cara tan pequeña del bebé).
De este modo, introduciremos aire en los pulmones del bebé por su nariz y boca mediante una insuflación profunda y larga (si lo hacemos correctamente, observaremos cierta elevación del tórax).
Cada 30 compresiones se procederá a dos insuflaciones de aire, y se debe continuar con estos procedimientos hasta que los latidos cardíacos y la respiración del bebé retornen o llegue personal médico entrenado.
Si hay más de una persona atendiendo al bebé, lo ideal es que se turnen cada dos o tres minutos, unos cinco ciclos (30 compresiones, 2 respiraciones por cinco) para reponer fuerzas y evitar la extenuación.
No sabemos si lograremos sacar al bebé de la parada, pero nuestra maniobra irá provocando que la sangre circule y oxigenado el organismo del bebé, para evitar que se deteriore rápidamente como sucedería si permanecemos inmóviles, una situación en la que probablemente, según lo que tarden los servicios de emergencia, ya no habría nada que hacer.
Esperamos que estas nociones sobre primeros auxilios y cómo realizar una reanimación cardiopulmonar a un bebé os hayan resultado interesantes. Y que en el caso nunca deseado de encontrarnos ante una situación que requiera de la reanimación de un bebé podáis seguir estos pasos fundamentales para salvarle la vida al pequeño.
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