Una de las preocupaciones de la sociedad actual es el creciente número de personas de todas las edades que presentan obesidad. Desde la infancia, podemos procurar que nuestros hijos lleven unos hábitos de vida saludables para prevenir el exceso de peso, ya que la obesidad a edades tempranas puede arrastrarse hasta la edad adulta.
Existen ciertas situaciones que pueden favorecer comer más de lo necesario, sumando calorías poco a poco y haciendo que nuestros hijos (y la familia al completo) tengan más riesgo de desarrollar obesidad, con las complicaciones para la salud que ello podría acarrear.
Estas son algunas de estas situaciones cotidianas que deberíamos cuidar o limitar para que no se produzcan habitualmente:
Comer mientras se hace otra cosa (ver la televisión, pasear, estudiar). En estas situaciones es más fácil no darnos cuenta de que ya estamos saciados. Además, es recomendable comer en familia charlando, sin distracciones más allá de nuestra conversación, un momento para disfrutar con nuestros hijos.
Tomar por norma un postre lácteo o un pastel después de una comida normal, incluida la fruta de postre.
Intentar saciar la sed tomando solamente zumos o refrescos. Beber agua es una sencilla prevención de la obesidad.
Cuando empezamos a ir al cine en familia, habrá que evitar que “lo habitual” sea entrar al cine con un montón de palomitas, refrescos y chucherías.
Comer fuera de casa los fines de semana cediendo a la tentación de comer más de lo habitual, pidiendo más menús...
Que “lo normal” sea que todas las celebraciones infantiles incluyan una bolsa de dulces, refrescos y aperitivos salados. Aquí os dejamos algunas alternativas a las bolsas de chucherías.
Hacer varios viajes a la nevera por aburrimiento o ansiedad, picoteando chocolate, golosinas o cualquier alimento.
No hacer la una cantidad de ejercicio suficiente y, además, pasar mucho tiempo frente a la videoconsola, el ordenador o la televisión. Es conocido que el ejercicio físico es mejor que las dietas para la obesidad infantil, de modo que no hay que descuidar este aspecto. Os dejamos algunos consejos para que no estén todo el día pegados a las pantallas.
Picotear en lugar de comer cuando se tiene hambre.
Insuficiente consumo de frutas y verduras. Lo recomendable sería la inclusión de cinco piezas de fruta y verdura al día en el menú infantil.
Elegir un postre lácteo en lugar de fruta, que puede estar muy bien de vez en cuando, pero que elimina una pieza de fruta al día (o dos, si se incluye la cena...) si se hace siempre.
Tomar cereales de desayuno que aporten excesiva cantidad de azúcar o chocolate o que se les añada. Sabemos que no todos los cereales para el desayuno son tan saludables, y muchos tienen un exceso de azúcares y grasas saturadas.
Abusar del pan de molde y bollería en las meriendas o almuerzos de media mañana.
Está claro que porque de vez en cuando nos veamos en alguna de estas situaciones nuestros hijos no van a ser obesos, pero sí son situaciones que vividas de manera habitual como norma, y más si se acumulan varias de ellas, podrían favorecer el sobrepeso.
Previniendo la obesidad desde la infancia prevenimos también diversas enfermedades asociadas al exceso de peso y nuestros hijos crecerán más sanos y evitando estas situaciones que pueden favorecer la obesidad.
Vía | Perseo Fotos | jerine y colros en Flickr En Bebés y más | El 10% de los niños de 3 a 12 años son obesos, Las frutas en la alimentación infantil, Campaña europea para una dieta sana: "¡Come, bebe, muévete!"