La adolescencia está cargada de etiquetas y tópicos que hacen que a los padres nos tiemblen hasta las pestañas cuando nuestros hijos se adentran en ella. Nuestra mente rumia todo tipo de pensamientos negativos sobre lo "terrible" que será la llamada 'edad del pavo', e inconscientemente nos ponemos en modo alerta para 'sobrevivir' a esta etapa lo mejor que podamos.
Pero al igual que ocurre con la infancia, no hay momentos mejores ni peores en la crianza de los hijos, y en lo que a la adolescencia se refiere, los padres deberíamos cambiar nuestro foco y aprender a disfrutar de una etapa maravillosa y llena de oportunidades.
Adolescencia: ¿por qué tanto miedo?
Se tiene la creencia de que la pubertad y adolescencia son momentos de la vida muy complicados, en donde los cambios físicos y emocionales por los que pasan los niños les llevan a desarrollar un carácter difícil, distante y en ocasiones incluso conflictivo.
De este modo, no es raro escuchar comentarios negativos atribuidos a este grupo de edad, así como estereotipos que soltamos a menudo en nuestras conversaciones sin percatarnos del impacto que pueden tener para los chicos y chicas que nos escuchan.
La sociedad suele tener una imagen del adolescente rebelde, un tanto asocial, egoísta y con poco interés por los estudios. También es frecuente pensar en alguien perdido y sin un rumbo claro de futuro, cuyo principal objetivo es gustar a sus amigos y rebelarse contra la autoridad. La adolescencia también va ligada a palabras como drogas, alcohol, Internet y redes sociales, relaciones sexuales precoces, retos virales y peligrosos, trastornos de conducta...
Los adolescentes necesitan que sus padres los acompañen sin prejuicios
Pero, ¿nos hemos parado a pensar en el impacto negativo que tiene para los padres y los hijos, querer sobrevivir a la adolescencia, en lugar de disfrutarla?
Para empezar, el adolescente que solo escucha cosas negativas de la etapa que está viviendo se sentirá realmente frustrado, triste y humillado. También es posible que llegue a interiorizar tan profundamente los estereotipos asociados a su edad, que aumenten sus inseguridades y su confianza y autoestima se vean afectadas.
La adolescencia es una etapa fundamental en la vida que nuestros hijos deben transitar, y se merecen hacerlo con unos padres 100% entregados a ellos, sin anteojeras, miedos paralizantes o estereotipos que les nublen la mente.
Pero además, si los padres vamos predispuestos a encontrarnos con problemas en la crianza, nuestro sesgo cognitivo hará que solo veamos dificultades o adelantemos situaciones que quizá nunca lleguen a producirse.
Y mientras estamos preocupados en el devenir catastrofista que nuestra mente ha proyectado, nos olvidamos de lo realmente importante: educar en conexión y presencia, acompañando a nuestros hijos y descubriendo juntos las maravillosas que esta etapa nos tiene preparadas.
La adolescencia, una etapa llena de posibilidades
La adolescencia es una etapa del desarrollo humano única, irrepetible y con gran potencial. Una etapa en la que nuestros hijos comienzan a definir su propia identidad, cuestionando las ideas preconcebidas, buscando sus propios referentes y persiguiendo su propia motivación en la vida.
Como padres es normal sentir un cierto recelo e incertidumbre. Al fin y al cabo, nuestros hijos están dejando de ser niños y se separan poco a poco de nosotros. Pero si en su niñez les hemos criado con amor, respeto y empatía, y sabemos acompañarlos de la misma forma en la adolescencia, nos daremos cuenta de lo mucho que podemos disfrutar juntos de este camino.
Los adolescentes pueden mejorar el mundo y convertirse en grandes personas, pero necesitan de nuestro apoyo, nuestro acompañamiento libre de juicios, y sobre todo necesitan que creamos en ellos. Y querer pasar de puntillas y rápido por esta etapa de la vida no es precisamente creer en todo lo bueno que pueden aportarnos.