Nuestros hijos heredan nuestras virtudes y también nuestros defectos, e inevitablemente la forma en que nos vemos y hablamos de nuestros cuerpos influye en la propia percepción de sí mismos.
Dove acaba de lanzar la campaña Legacy (Legado) que como madre de tres niñas me ha parecido excelente pues nos hace ver que nuestras hijas aprenden a querer u odiar su cuerpo según lo que aprenden de nosotras, sus madres. La autoestima también se hereda: si no te gustas, tu hija tampoco se gustará. Y nos hace preguntarnos, ¿qué legado de belleza le vas dejar a tu hija?.
La forma en que percibas tu propia belleza será la misma forma en la que tu hija percibirá la suya. Dove ha hecho la prueba con cinco mujeres a quienes se les hizo escribir dos listas: una con las cosas que les gusta y otra con cosas que no les gusta de su cuerpo. Se le pidió lo mismo a sus hijas.
La sorpresa fue que las listas de las niñas eran prácticamente iguales a las de sus madres. Si a mamá no le gustaban sus ojos, a la niña tampoco, si consideraba que sus brazos eran feos, su hija también. Lo mismo con las partes de cuerpo que las madres más valoraban, sus hijas también.
Las madres a veces no tomamos conciencia que con actitudes o comentarios que hacemos sobre nuestro cuerpo estamos influyendo en la forma en que ellas mismas se perciben y construyen su autoestima.
Cuanto más positivamente nos valoremos a nosotras mismas, mejor relación tendrán nuestras hijas con su propia imagen y por ende, una mejor autoestima. Si queremos dejarles un legado de belleza positivo y que a su vez ellas lo transmitan a sus hijas el día de mañana tenemos que aprender a querernos con nuestros defectos y virtudes.
La línea de las campañas de Dove siempre me ha gustado mucho, pero esta en especial me parece fantástica y creo que todas las madres de niñas tenéis que verlo.
Vía | YouTube
En Bebés y más | La importancia de educar a las niñas en la inteligencia emocional